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PRÓLOGO
Una transdisciplina vinculante

¿Qué es lo que hace especial al ser humano, aquello que lo diferencia de las estatuas inanimadas, o de las plantas y los animales? El mito y la poesía han dado una respuesta antes que los sistemas filosóficos de pensadores como Platón y

Aristóteles; una suerte de vivificación impulsada por un Dios se constituye en una suerte de arquetipo primigenio en muchas de las religiones del mundo: «Al hombre se le dio aliento», se lee en una tablilla de arcilla proveniente del Tercer Milenio antes de Cristo.

Hasta la fecha, el pensamiento filosófico occidental, la biología, la psicología, las neurociencias, las ciencias cognitivas, la informática, la mecánica cuántica, el budismo, entre otros productos culturales, han tratado de ofrecer una determinada orientación para lidiar con aquella cuestión que ha animado siempre a los mitos sobre la creación y sobre el origen del hombre, a saber: ¿qué es el hombre? ¿Qué vivifica su carne? ¿Qué es lo que lo anima y mueve? A lo largo de la Historia Universal se han visto confrontaciones entre los detractores de una forma mitológico-poética y los defensores de una forma lógico-racional depurada, alrededor del tema de la explicación y la comprensión del mundo; en sus formas más agudas y beligerantes, la oposición entre mythos y logos, como en los primeros Ludwig Wittgenstein, Rudolf Carnap y Martin Heidegger, lleva a considerar a la dimensión fenomenal (la experiencia vivida, la forma cultural viva, etc.) o a la dimensión experimental (la ciencia dura, la explicación científica, etc.) como la única manera válida de acceso a lo esencial de la realidad o del hombre, o a aquello que es materia de comunicación intersubjetiva de manera plenamente significativa.

Delannoy invita a «un diálogo abierto entre filosofía, psicología, medicina, arte y ciencia empírica» (Neuroartes, un laboratorio de ideas), de manera que ningún discurso sobre lo humano y la conciencia, en su dimensión «sana», «normal» o «patológica», está de facto excluido para contribuir a una comprensión global y transcultural sobre el ser humano. Por ejemplo, una cosmovisión budista (o indígena), algún sincretismo o saber cultural no-científico podría ofrecer alguna orientación para la vida cotidiana, invitando a ser más autocríticos, contemplativos y caritativos, o a considerarse como parte de un Todo. Por su lado, disciplinas como las neurociencias pueden abrir campos de acción en temas fisiológicos concretos, como extirpar un tumor o recuperar funciones operativas en enfermedades degenerativas como el Parkinson.

En el siglo XIX, Hegel había adelantado una manera filosófica (la dialéctica) para engarzar diversos saberes empíricos, metafísicos, religiosos, etc., dando como resultado una compleja arquitectónica de conceptos filosóficos con amplio contenido natural e histórico1. Neuroartes en el siglo XXI se articula como una propuesta multidisciplinaria que busca confrontar tanto a las complejas condiciones sociales, económicas y ambientales contemporáneas, como a la diversidad de nuevos saberes científicos (p.ej. la mecánica cuántica y la más reciente neurobiología), buscando aterrizar al pensamiento reflexivo siempre en prácticas individuales y sociales que resulten en humanos plenos, sanos y articulados con su entorno natural y político. Una propuesta programática es que los individuos, a través de diversos procesos educativos, lleguen a entender el carácter complejo y articulado de los ecosistemas, como también a considerar necesaria una pauta igualitarista para la inspiración de una política pública. La crisis humanitaria y ambiental actual evidencia la necesidad de paradigmas alternativos para la definición del hombre y de la cultura. La vinculación de distintos saberes realizada en Una cuestión de conciencia de Luc Delannoy, director del Instituto de Neuroartes, trata de una atractiva amalgama de conceptos filosóficos clásicos, conceptos tomados de la mecánica cuántica, nociones del pensamiento budista y desarrollos de las neurociencias. Aquélla permite atisbar un horizonte de desarrollo personal en que un saberse-como-parte-del-todo sea pieza fundamental de la vida cotidiana. El arte como ejercicio contemplativo, creativo, autoexplorador y autoconstitutivo recibe en Neuroartes un acento especial, en tanto que es una propuesta práctica para el mundo contemporáneo.

«Todos estamos inmersos en una consciencia global o mejor dicho un inconsciente cósmico». (Una cuestión de conciencia) es un leitmotiv alternativo a la fragmentación del saber y de lo social por la hegemonía de modos de pensamiento cosificantes e instrumentales. La contrapropuesta de Neuroartes es una apuesta alternativa que vincula al ser humano con el cosmos y con otros seres humanos, a partir del pensamiento budista, metafísico y científico, y a partir de la experiencia del arte.

Delannoy propone así un andamiaje reflexivo donde hermenéutica y ciencias empíricas pueden encontrar cabida para dialogar entre sí y responder de manera integral a las preguntas y crisis del humano. Conceptos como apertura-de-la-experiencia y mapas-representacionales-del-mundo pueden ser retomados para rendir un cuadro global y enriquecedor sobre el humano. Una nueva generación de filósofos críticos (Jacques Rancière y David Chalmers, entre otros), en seguimiento de pioneros y defensores de la libertad de pensamiento (Michel Foucault y Paul Feyerabend), abre el terreno para una inédita relación interdisciplinaria entre el saber y la sociedad, entre el hombre y el mundo. Delannoy contribuye a esta renovación del saber al insertar a la mecánica cuántica y a la filosofía budista en este nuevo paradigma integrador.


Dr. Fernando Huesca Ramón
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México
Facultad de Filosofía y Letras




1 Actualmente se discute si el sistema «acabado» de Hegel puede servir todavía de orientación teórico-práctica en la realidad postmoderna/postfordista. No obstante, en lo general, existe un acuerdo en que el método especulativo de Hegel (una apuesta por una lógica dinámica y por una historización de toda categoría) rinde un esquema de reflexión lo suficientemente abierto y orientado éticamente como para inspirar discusiones contemporáneas sobre temas filosóficos, científicos, sociales, políticos, etc.