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Intersticios



COLECCIÓN TEATRO EMERGENTE











Diego Álvarez Robledo






Intersticios


Collage escénico
en torno a un suicidio












EDICIONES EL MILAGRO




ACTORES








JAVIER
(40)


MARIANA
(26)


GAITÁN
(27)


MIRIAM
(22)


Partitura para cuatro actores que en todo momento
permanecerán en escena. Cada actor interpretará
a varios personajes, a partir de ciertas premisas
que serán reconocidas en el texto.


Esta obra no cuenta una historia lineal.
Es un collage hecho a partir de retazos de historias
que siguen su propia lógica y suceden en distintos
lugares de la ciudad de México.


En escena: los cuatro actores, sillas
(una de ruedas), un cuchillo, una mesa y
una hielera de donde sacarán distintos objetos.










Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.


BORGES










MARIANA Segundo piso del Periférico.
Me daba el sol en los ojos,
estaba empapada en medio del tráfico;
mi coche era una olla en el fuego
y yo era el pollo en un caldo,
hirviendo al sol de abril.


Mi disco se acabó;
el radio puso una canción que bailaba de niña. Lloré.
Tal vez era nostalgia, o fue por estúpida,
algo pasó con el aire, se me olvidó respirar.


Abrí la puerta, me dio el viento en los labios,
y aunque estaba seco el asfalto,
olía como si acabara de llover.


Lejos del tráfico, de la histeria y el ruido del claxon
hay unas nubes frondosas y rojas, por las montañas.


Me falta algo para estar bien, algo que perdí.
Desde niña me hipnotizó el vacío.
Para tocar esas nubes hay que arrojarse, nada más,
dar un pequeño salto y–



LOS CUATRO EN ESCENA, SENTADOS A LA MESA

Todos, menos Gaitán, beben cerveza. Miriam es ciega. Los otros colocan en sus manos lo que ella pide.

JAVIER (A Miriam.) ¡No fue así! Cuéntalo bien.

MIRIAM ¿Qué quieres? Ella era joven, estaba nerviosa.

MARIANA ¿Cuántos/años?

GAITÁN ¿De verdad tenemos que hablar de eso?

MIRIAM Sí. No sé, veintitantos, da igual.

GAITÁN No vine hasta acá para hablar de una muerta.

MIRIAM Es mi historia, qué les importa. (Bebe.) Sírveme otro trago.

Una chica joven; es depresiva, pero le gusta sonreír. Va sobre Periférico, en una de esas camionetas de señora bien. Antes de salir desayunó un licuado de piña y ocho pastillas de Rohipnol–

JAVIER Y un café.

MIRIAM ¿Quieres contarlo tú?

JAVIER No, no, perdón, ¡qué bien lo estás haciendo!

MARIANA ¿Qué día es?

MIRIAM Un día cualquiera, hay contingencia en la ciudad y descabezados por todo el país. Ella sale de su casa y–

GAITÁN A ver… todo esto… ¿pasó de verdad? (Pequeña pausa.)

MARIANA Es difícil decir si es verdad o no.

GAITÁN Nadie me dijo que se trataba de esto, que… pasó de verdad. /¿Es de verdad?

JAVIER ¿Qué le pasa al mocoso?

MIRIAM Déjalo en paz, es nuevo.

JAVIER Somos historias, niño, las contamos, si te vas a echar para atrás–

MARIANA No, no te vayas. Podemos cambiar el cuento, cambiamos las veces que sea necesario.

GAITÁN Es que mi… La verdad, yo no sabría… ¡Mi vida no es interesante y–

Javier toma a Miriam del brazo y la aleja. Mariana y Gaitán se quedan en la mesa. A veces sus miradas se cruzan. El gesto de Gaitán siempre es inexpresivo.

JAVIER (Entre dientes.) ¿De dónde sacaste a ese payaso?

MIRIAM No sé, ni le entendí, solo balbuceaba… Algo de un niño en esa torre, la de Reforma…

JAVIER Nunca contamos la historia del niño.

MIRIAM Yo qué sé.

MARIANA ¿Quieres un chicle? (Gaitán la mira fijamente sin responder.)

JAVIER ¡No seas estúpida! Es obvio que te engañó.

MIRIAM ¿Quién más iba a venir con nosotros? ¿No nos ves? Somos tres pendejos y una silla vacía. (Va a prender un cigarro, pero cuando enciende la flama Gaitán le sopla.) Ahora ve a la mesa y trata de no espantarlo; ya no podemos esperar: hoy vamos a hacer que funcione…

Se miran. Javier vuelve a la mesa con una sonrisa exagerada.

JAVIER Típica señora de comercial: casa grande, niños malcriados, un marido bien exitoso que le ha contagiado tres cepas distintas de herpes genital… y un perrito bien educado, que sabe hacerse el muerto…


MARIANA Soñé que me caía y ya no me pude dormir. (Javier la besa en la frente.) Hace catorce horas que no pasa nada nuevo en Facebook. Me siento sola como la chingada, y se me atoró la quijada. Pero no se preocupe, señor simio: ya no me voy a dejar. Voy a vengarme de todos.

JAVIER Tómate otro Rohipnol.

MARIANA Ya me tomé ocho.

JAVIER El Rohipnol reafirma la piel.

MARIANA ¿De verdad? (Sonríe.) No tengo nada más que decir, yo quiero ser bonita. (Toma la pastilla. Ríe. Súbitamente:) ¡Cállese, señor simio! Creo que ya llegó. Nadie más que yo debe verlo.


Silencio. Javier se queda cerca de ellos. Gaitán no puede verlo.


GAITÁN ¡Mi amor!

MARIANA ¡Fer! Es temprano, no deberías estar aquí, a esta hora, yo me… ¿Me despeiné?

GAITÁN ¿Dónde están los niños?

MARIANA Los… los llevé a dormir. ¿Ya comiste, mi amor?

GAITÁN No tengo hambre, ¿qué– (Pausa.) ¿Qué haces con ese cuchillo?

MARIANA Te estaba haciendo de cenar.

GAITÁN Sabes que no debes estar en la cocina.

MARIANA ¡No es mi culpa! Solo quería ser bonita para ti, pero el señor simio me engañó, dijo– (Se cubre los labios.)

GAITÁN A ver, chiquita, ven. Siéntate. (La sienta en sus piernas.) Abre la boca. (Mariana voltea a ver a Javier, él niega con la cabeza. Ella cubre su boca con las manos.) ¿Qué dijimos acerca de portarte como estúpida? ¿Qué te tomaste?

MARIANA (Casi sin abrir la boca.) Insomnio y diez cucharadas de azúcar.

GAITÁN ¿¡Qué tienes en la boca!? (Le da un revés.)

MARIANA (Ríe y luego se entristece.) Je me dujmió da dengua.


JAVIER …y hace dos semanas esta mujer, pongámosle Ana, estaba en el segundo piso de Periférico…


MARIANA El tráfico me estaba aplastando y yo no le hice nada. Mi pastillero estaba vacío y yo… (ríe) me reía de la forma más imbécil. Pero sí sentía, sentí… (Seria.) Creo que ya es hora de caer.


MIRIAM …dejó la puerta abierta, su motor encendido; esquivó coches hasta la orilla, y se quedó mirando el vacío. (Pequeña pausa.)

GAITÁN Pff… Si pudiera matarme lo hubiera hecho, y odiaría que cuatro imbéciles me discutieran en la mesa.

MARIANA Sí, pero esta mujer es plastilina, puedes hacer con ella lo que quieras. No vamos a hablar de ella, que se mató, sino de nosotros. (Pequeña pausa.) Todos nosotros, que nos estamos muriendo.

GAITÁN (Leve sonrisa.) Ustedes están pendejos.

MARIANA Y tú también, ¿o no?… Viniste por eso. (Gaitán sonríe.) Si no, no estarías aquí. (Pausa.)

GAITÁN ¿Puedo intentar? (Mariana asiente.176