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ELOGIOS PARA
AMIGO DE PECADORES

«Rich Wilkerson Jr. ha inspirado y profundizado mi caminar con Cristo en su nuevo libro Amigo de pecadores. Si bien es fácil para los cristianos ser etiquetados como críticos, este libro muestra cómo Jesús vivió como amigo de los marginados, y te ofrece una estrategia para vivir tu vida de la misma manera».

—Mark Batterson, pastor y autor de El hacedor
de círculos
, éxitos de venta del New York Times

«La mayoría de las personas conocen algunos hechos e información sobre Jesús: carpintero, maestro, hacedor de milagros. Sin embargo, conocerlo personalmente es lo que marca la diferencia. El nuevo libro de Rich Wilkerson Jr., Amigo de pecadores, te desafiará a dar un paso atrás, cuestionar tu enfoque y comenzar a elegir la relación en vez de la religión de rutina».

—Steven Furtick, pastor de la iglesia Elevation
y autor de éxitos de venta del New York Times

«Amigo de pecadores resalta una verdad fundamental que este mundo necesita escuchar: debemos salir del marco de nuestra normalidad y atrevernos a acercarnos a quienes no entendemos. El pastor Rich lo enfatiza de una forma maravillosa, al tiempo que nos anima a comenzar donde las personas están, no donde queremos que estén. Este libro cambiará para siempre la manera en que amas a los demás».

—Lysa TerKeurst, autora de éxitos de venta del
New York Times y directora de Proverbs 31
Ministries [Ministerio Proverbios 31]

«Rich tiene la capacidad de cautivar a las personas por completo con el mensaje de Jesús, alcanzando la iglesia y a los no creyentes también, tanto salvos como pecadores por igual. Él es un pensador, planificador y escritor generacional, además de ser un pastor extraordinario. La amistad con Dios por medio de Cristo es un fundamento sencillo, pero de suma importancia, que está en el centro de nuestra fe. Inspirador y estimulante, Amigo de pecadores muestra la amistad con Jesús de una manera refrescante y transformadora».

—Brian Houston, pastor principal y fundador
global de la iglesia Hillsong

AMIGO
DE
PECADORES

¿Por qué a Jesús le importa más
la relación que la perfección?

RICH WILKERSON, JR.

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Amigo de pecadores:
¿Por qué a Jesús le importa más la relación que la perfección?

© 2018 por Rich Wilkerson

A mi hijo primogénito, nuestro milagro en acción.
Tú eres mi pequeño valiente.
Valió la pena esperarte
.

CONTENIDO

Introducción

PRIMERA PARTE: CRISTO: EL ESCÁNDALO DEL EVANGELIO

1. El mensaje perdido

2. Más que pantalones

3. Transfiere tu peso

4. Un pase rápido

SEGUNDA PARTE: CULTURA: EL AMOR DE DIOS PARA EL MUNDO

5. Perdido y encontrado

6. Él te ve

7. Romper el techo

TERCERA PARTE: IGLESIA: LA MISIÓN DEL CREYENTE

8. Bienvenido al vecindario

9. Cómodamente incómodo

10. Cómo ser grandes

Epílogo: Amor traicionado

Sobre el autor

Notas

INTRODUCCIÓN

DE NIÑO REALMENTE NO TUVE UN APODO. Fui Richie hasta la escuela secundaria, y luego Rich desde entonces. Sin embargo, había una excepción. En el desaforado campo de batalla que era el juego al quemado en la secundaria, me gané un apodo del que todavía estoy bastante orgulloso: Richie el Violento.

No era solo un apodo. Era más un alter ego, incluso, un súper poder. Cuando comenzaba el juego, siempre estaba tranquilo, sereno, calmado. Pero cuando la competencia alcanzaba un cierto nivel, algo dentro de mí explotaba. Mis amigos siempre podían identificar el momento en que sucedía. «¡Cuidado, Richie el Violento ha vuelto!».

Mis ojos se estrechaban. Mis sentidos se intensificaban. Cualquier rastro de humor o humanidad desaparecían. Yo era una máquina, un sobreviviente, un profesional. De repente, podía atrapar cada pelota lanzada en mi dirección, y podía lanzar la pelota con asombrosa precisión y velocidad. Mis oponentes quedaban cojeando, golpeados y con moretones.

Para ser honesto, es probable que el tiempo y las ilusiones hayan exagerado la leyenda de Richie el Violento. Pero mi apodo comunicó algo de mí, sobre cómo me veían las personas. Esa es la naturaleza de los apodos. Cómo las personas te llaman expresa mucho de cómo te perciben. Y en ocasiones su percepción puede ser muy reveladora.

A Jesús lo llamaron de muchas maneras. Todo lo que hizo fue amar y ayudar a las personas; sin embargo, tuvo su parte de amenazas y críticas. Muchos de los líderes religiosos de la época estaban celosos de Su éxito y temían que trastornara la forma en que se hacían las cosas. Querían desacreditarlo a los ojos del público, por lo que afirmaron todo tipo de cosas descabelladas sobre Él. Murmuraron que era un hijo ilegítimo. Lo acusaron de estar poseído por un demonio. Lo denunciaron ante las autoridades romanas como un alborotador, una amenaza para la paz pública.

Jesús no merecía el odio, pero resulta que uno de Sus apodos era verdadero. Lo llamaron «… amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores» (Luc. 7:34, LBLA). En sus mentes, esa fue una de las acusaciones imaginables más grandes. Jesús se relacionaba con gente mala, por lo tanto, debía ser malo también. Esa era su lógica.

Por otro lado, para Jesús, el título «Amigo de pecadores» fue una señal de éxito, no una fuente de vergüenza. Puedo imaginarlo sonriendo la primera vez que escuchó la frase. «¿Amigo de pecadores? Lo tomaré como un cumplido». ¿Por qué? Porque era la definición exacta de Su misión.

No puedo dejar de pensar en lo que el apodo de Jesús significa para mí, para mis amigos y para la humanidad hoy. ¿Qué clase de Dios se nombra a sí mismo amigo de pecadores? Podría creer «Juez de pecadores»; incluso podría creer «Salvador de pecadores». Pero ¿amigo?, ¿de verdad?

El objetivo de este libro es descubrir las implicaciones de este concepto para ti y para mí. La amistad es mucho más importante para Dios de lo que a menudo creemos.

Tendemos a pensar que Él da máxima prioridad a las obras, la pureza y la perfección, y asumimos que la relación es la recompensa final por esas cosas. En otras palabras, cuanto más seamos como Jesús, más cercana será nuestra relación con Él. En realidad, funciona al revés. Cuanto más nos acercamos a Jesús, más nos pareceremos a Él. La relación es lo primero; el cambio viene después. De ahí el subtítulo de este libro: ¿Por qué a Jesús le importa más la relación que la perfección?

Desafortunadamente, muchas personas que se consideran cristianas y seguidores de Jesús intercambian el orden. A menudo tratamos de corregir a las personas antes de conectarnos con ellas. Jesús no es así. Al leer sobre Su vida y escuchar Sus enseñanzas, vemos una y otra vez a un hombre que hizo todo lo posible para hacerse amigo de personas que habían sido condenadas al ostracismo, juzgadas y rechazadas por la sociedad. Muchas de esas personas al final se convirtieron en líderes mundialmente famosos en la iglesia cristiana. Algunos de ellos fueron los escritores del Nuevo Testamento. Otros dieron sus vidas por Jesús. ¿Qué sucedió? ¿Qué los transformó? Fueron amigos de Jesús, y como resultado, sus vidas fueron cambiadas de manera inevitable e irrevocable.

Este libro está dividido en tres partes. Primera parte: Cristo. Describe a Jesús y Su mensaje de gracia. Esto es el fundamento de todo, porque hasta que comprendamos cuán grande es Su gracia y cuánto la necesitamos todos, no comprenderemos por qué Él puede ser amigo de los pecadores. Segunda parte: Cultura. Describe el corazón de Dios lleno de amor para el mundo. Dios está obsesionado con los perdidos, y esa pasión impulsa Su iniciativa de encontrar y ayudar a los que están perdidos. Tercera parte: Iglesia. Trata sobre la misión de todos los que se han hecho amigos de Jesús para compartir Su amor con un mundo necesitado. Este es el resultado lógico de entender el mensaje de gracia de Jesús y el corazón de Dios para con los perdidos. Cuando nos damos cuenta de lo mucho que Dios ha hecho por nosotros y de cuánto ama al mundo, descubriremos que estamos abriendo nuestros corazones y vidas a las personas que sufren.

Oscar Wilde, el famoso dramaturgo del siglo xix, en una ocasión escribió: «Todos los santos tienen un pasado y cada pecador tiene un futuro».1 En otras palabras, incluso la mejor persona necesita humildad, y la peor tiene esperanza. Dios se preocupa por todos, sin importar dónde se encuentren en su viaje: espiritualmente maduros o en la búsqueda, devotos o en duda, religiosos o solo curiosos. Todos lo necesitamos y todos podemos encontrarlo. Ya sea que nos consideremos santos o pecadores, Jesús quiere ser nuestro amigo. Analicemos lo que eso significa.

PRIMERA PARTE

CRISTO: EL ESCÁNDALO DEL EVANGELIO

HE SIDO PASTOR Y PREDICADOR POR VARIOS años ya, pero de alguna manera siento que estoy empezando a comprender el mensaje de Jesús. No es que sea demasiado complejo, no lo es. Es que es tan contracultural, tan contradictorio, que puede ser difícil de creer.

En esta sección, exploraremos el mensaje de Jesús. A menudo usamos la palabra evangelio, que simplemente significa «buenas nuevas», para referirnos a este mensaje. ¿Qué es el evangelio? ¿Qué enseñó Jesús? ¿Y qué significa eso para nosotros? Es posible que ya tengas algunas respuestas para esas preguntas. Lo más probable es que esas respuestas tengan mucho que ver con la moralidad y el comportamiento, lo bueno y lo malo, el pecado y la santidad, lo correcto y lo incorrecto.

Eso es parte de Su mensaje, pero no lo es todo. Y no es la parte más importante. Me gustaría invitarte a abrir tu mente y corazón mientras lees este libro. Creo que descubrirás un Jesús diferente en estas páginas, un Jesús que cambiará de forma radical la manera en que ves a Dios, a ti mismo y a los demás.

Es posible que no estés seguro de lo que crees sobre Jesús. Eso está bien igualmente. No tienes que creer en una determinada cosa o comportarte de cierta manera para ser recibido por Jesús. Ven como eres, porque Él te acepta así. Esa es la belleza del evangelio. Al leer sobre el mensaje de gracia, amor y amistad de Jesús, creo que descubrirás más de Él de lo que nunca hubieras imaginado.

Jesús nos llama amigos, no por lo que somos o lo que hemos hecho, sino por lo que Él es. Él es el amigo de todos, y nos invita a la amistad con Él.

CAPÍTULO 1

EL MENSAJE PERDIDO

HACE UNOS POCOS AÑOS, MI ESPOSA, DawnCheré, me sorprendió con un regalo especial por mi cumpleaños veintisiete. Ahora, déjame presentarte esta historia mencionando que DawnCheré ama las sorpresas. Le gusta que la sorprendan, pero también le encanta planificar sorpresas para los demás.

Yo, por mi parte, odio ser sorprendido. En lo profundo, tengo un deseo compulsivo de tener el control. Me gusta tener un plan claro. Así que, las sorpresas no son lo mío.

De todos modos, DawnCheré llegó a casa después del trabajo y me dio una caja.

—Cariño, ¡te conseguí el mejor regalo! —estaba claramente emocionada.

Le respondí:

—¿Qué, te envolviste tú misma como regalo?

Ella me ignoró, lo cual es uno de sus dones espirituales.

—Abre la caja. ¡Te va a encantar!

Desenvolví la caja y la abrí. Dentro había un pedazo de papel que ella había diseñado e impreso. Decía: «En dos semanas te llevaré al concierto de Kings of Leon en el Bank Atlantic Center». Me emocionó. Esa es una de nuestras bandas favoritas, y yo no podía esperar para verla en vivo. Finalmente, ¡una sorpresa por la que podía emocionarme!

Durante las próximas dos semanas, hicimos lo que hacen las personas cuando esperan algo. Hablamos de eso todos los días. «¡Quedan once días para ver a los Kings!». Les contamos a nuestros amigos sobre eso, e insistimos en que pretendieran estar emocionados por nosotros. Cantamos sus canciones: Sabes que yo podría usar a alguien...

Al fin, llegó el día. DawnCheré había elaborado y preparado con detalle la noche. Ella me llevó a nuestro restaurante mexicano favorito para una cita previa al concierto. Habíamos decidido omitir el acto de apertura, y ella tenía todo perfectamente sincronizado para que pudiéramos ir directo de nuestra cena romántica al concierto, justo a tiempo para el comienzo.

La cena fue mágica. Nos reímos y disfrutamos de la compañía mutua con tacos, salsa y papas fritas. A las 8:00 p. m., sabíamos que teníamos que irnos para llegar a tiempo. En el camino hacia el lugar, pusimos canciones de Kings of Leon en el estéreo y cantamos cada letra a todo pulmón. Coqueteamos el uno con el otro. Había tanto amor en el aire. Esta iba a ser la noche más increíble. Nuestras expectativas habían alcanzado alturas épicas cuando salimos de la autopista y nos acercamos al estacionamiento en el Bank Atlantic Center.

Para nuestra sorpresa, el estacionamiento estaba desierto. Mi primer pensamiento fue: ¡Guau, pensé que esta banda tenía más seguidores!

DawnCheré respondió:

—Creo que algo anda mal.

—¡No, esto va a ser genial! No soy de los que se dan por vencido fácilmente. Vamos a estacionar el auto y entrar.

Salimos del auto y caminamos hasta las puertas del Bank Atlantic Center, y nuestros temores se confirmaron. No había nadie allí. El vestíbulo estaba abandonado, las puertas estaban cerradas y las luces apagadas.

Entonces dije:

—Nena, déjame ver esos boletos.

DawnCheré mostraba una actitud de firmeza.

—Sé lo que dicen. Concierto a las 7:30 p. m. en el Bank Atlantic Center.

—Está bien, solo déjame mirar las entradas.

Ella me dio los boletos, y los leí. Y luego casi grité:

—Esto no dice Bank Atlantic Center. ¡Dice Bank United Center! Estamos en Fort Lauderdale, y el concierto es en Coral Gables. ¡Eso es a una hora de distancia! Nunca llegaremos a tiempo.

DawnCheré comenzó a llorar.

—Esta es la peor sorpresa del mundo —susurró—. Lo arruiné todo.

Yo respondí:

—¡Deja de llorar! No puedes llorar en mi cumpleaños. Esta es mi fiesta.

En realidad, no dije eso. No soy tan insensible. Le dije cuánto apreciaba sus esfuerzos, y creo que mentí sobre amar sus sorpresas. Obviamente nos perdimos el concierto esa noche. Todavía no hemos visto la banda en vivo. Pero al menos fue una noche memorable, solo que por las razones equivocadas. Terminamos riéndonos y sacando un recuerdo de eso. Hasta el día de hoy, es una de nuestras historias favoritas para contarle a otras parejas.

¿Alguna vez te perdiste alguna parte del mensaje? ¿Alguna vez has pasado por alto el punto principal? Bank Atlantic Center… Bank United Center. Suenan muy similares, pero son muy diferentes. Para DawnCheré y para mí, perder el mensaje solo trajo como resultado perder un concierto. Pero cuando se trata de seguir a Jesús, las consecuencias son mucho más significativas.

Jesús vino a la tierra con un mensaje específico. Sus enseñanzas, Sus milagros, Sus reacciones ante las personas, y Su muerte y resurrección, todo comunica un punto principal. Sin embargo, es demasiado fácil pasarlo por alto. Esto puede sucederle a los mejores, y probablemente haya sido así. Incluso las personas bien intencionadas, de buen corazón y con una mente espiritual pueden pasarlo por alto. Es posible que tengamos una parte del mensaje; podríamos tener una versión del mensaje; pero perdernos el tema principal.

El problema es que, si perdemos Su mensaje por mucho tiempo, terminaremos en un lugar en el que Dios nunca tuvo la intención de que estuviéramos, y no nos gustará el resultado. He descubierto que muchas personas están espiritualmente confundidas y desgastadas, no porque el cristianismo sea difícil o porque Dios sea un tirano, sino porque se han perdido lo que Jesús vino a enseñar.

Algunas personas piensan que Jesús vino a predicar sobre buenas obras. Creen que el objetivo de Su vida era lograr que hablemos mejor, actuemos mejor, seamos mejores.

Por lo tanto, seguir a Jesús, se trata de un cambio conductual. Se trata de arreglarte a ti y a los que te rodean, no necesariamente en ese orden.

Otros piensan que Jesús vino a establecer la religión de club de campo más sagrada. Su objetivo era que un grupo de personas anormalmente autodisciplinadas (y de igual modo arrogantes) se juntaran, se convocaran a la iglesia y pasaran el día dispensando juicio contra un mundo pecaminoso.

Sin embargo, otros piensan que Jesús era solo un filósofo; un buen hombre, un maestro inspirador. Él no se merecía lo que le sucedió. Expresan con tristeza: «Lástima lo que le pasó. Siempre sucede. Solo los buenos mueren jóvenes».

Algunos piensan que la vida de Jesús fue una protesta contra el mal. Su martirio fue Su mensaje. Su vida y Su muerte fueron un legado y una inspiración, pero nada más. La lista de opiniones continúa. Algunas personas afirman que fue un rebelde, un fanático que quería derrocar el Imperio romano y fracasó. Algunos declaran que fue un profeta apocalíptico que creía y predicaba que el fin del mundo era inminente. Otros afirman que estaba loco, o que era un estafador, o un mentiroso.

Cuanto más leo las historias de Jesús y escucho Sus palabras, más me convenzo de que esos puntos de vista y otros similares se quedan cortos. Jesús no vino simplemente para modificar la conducta de las personas. Él no vino a crear un club religioso o una camarilla. No vino meramente como un filósofo, un mártir o un consejero para la vida. El mensaje de Jesús es mucho más sencillo, y a la vez mucho más poderoso que todos esos conceptos.

La cuestión principal de este libro es descubrir quién es Jesús y por qué vino. No quiero perderme lo que Jesús vino a enseñar, y estoy seguro de que tú tampoco. Si Él es quien dijo ser, y afirmó ser Dios, entonces es lógico que nos aseguremos de entender bien Su mensaje. ¿Qué intentaba expresarnos cuando pasó tres años y medio transitando por un pequeño país en el Medio Oriente? ¿Por qué sanó a la gente? ¿Por qué perdonó a las personas? ¿Por qué las llamó a que lo siguieran? ¿Por qué murió y resucitó? Y con base en todo eso, ¿cómo debemos vivir nuestra vida hoy, 2000 años después?

Tal vez no estás muy seguro sobre la declaración de Jesús de ser Dios. En tu opinión, el jurado todavía está deliberando sobre si Sus palabras y enseñanzas deberían tener peso en tu vida. Está bien. Eso no me molesta en absoluto. Todos estamos en el viaje de conocer a Dios, la vida y a nosotros mismos. Ninguno de nosotros tiene todas las respuestas, y menos aún yo. No obstante, incluso si no estás seguro de cuál es tu posición sobre Jesús o la Biblia, la mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en que, por alguna razón, Jesús vivió una vida única e impactante.

Por alguna razón, Su nacimiento dividió la cronología de la historia humana a la mitad.

Por alguna razón, Sus enseñanzas y Su historia resuenan en el corazón de las personas.

Por alguna razón, millones de personas, de todas las naciones, en cada siglo, le atribuyen cambios positivos en sus vidas.

Por alguna razón, las personas oran en Su nombre, y una y otra vez, testifican de las respuestas a sus oraciones.

Por alguna razón, Sus enseñanzas y principios están tan integrados en nuestro pensamiento que a menudo lo citamos y ni siquiera lo conocemos.

Entonces, ¿cuál fue Su mensaje? ¿Y para quién es? La respuesta puede sorprenderte. Y puede afectar tu vida para siempre.

Jesús y el gánster

Para responder la cuestión, quiero ver una pequeña historia en el Evangelio de Mateo. Los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, están llenos de historias destinadas a expresar una imagen de Jesús. Presentan en detalle general y convincente a un hombre consumido por un mensaje.

Una de las historias más reveladoras es cómo Mateo, un hombre conocido antes como Leví, se encontró con Jesús. Esta breve historia revela mucho sobre el mensaje y la misión de Jesús.

Antes de entrar en la historia, te preguntarás por qué este hombre tenía dos nombres. Una de mis películas favoritas cuando era niño se llamaba Tres Ninjas. La trama giraba en torno a tres niños cuyo abuelo era ninja. Él los entrenó y les dio nombres ninja. Samuel, Jeffrey y Michael se convirtieron en Rocky, Colt y Tum Tum. No estoy seguro de por qué el último recibió un nombre tan malo, pero esos niños eran increíbles. Podían golpear a los adultos. Siempre quise un nombre ninja.

Mateo claramente no era un ninja, pero su ocupación requería un nombre que no fuera hebreo. Él había nacido como Leví, un judío. Sin embargo, en algún momento, se dio a conocer con un nombre griego, Mateo. Su nombre y su identidad, al igual que los tres ninjas, estaban inextricablemente entrelazados. Había una razón importante para eso, a la que llegaré en un momento.

Con el paso de los años, Mateo resultó ser alguien increíble. Fue uno de los doce discípulos de Jesús y uno de los autores del Nuevo Testamento. Escribió el Evangelio que lleva su nombre, y es por eso que la mayoría de nosotros lo recordamos.

No obstante, mucho antes de conocer a Jesús, él no era una buena persona. En realidad, eso es un eufemismo. Mateo era el tipo malo por excelencia. Él no era solo un hombre malo común y corriente, era un criminal categórico. Era malo de forma abierta, intencional y conocida. Era el tipo de persona que los padres advertían a sus hijos que cruzaran la calle para evitarla.

Antes de conocer a Jesús, Mateo era recaudador de impuestos. Ahora, es probable que no te hayas quedado boquiabierto o sonrojado al leer eso, pero cualquiera que hubiera vivido en aquella época y cultura lo hubiera hecho. En aquel entonces, un recaudador de impuestos no era el equivalente a un empleado del Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés). Era más como un jefe de la mafia, un gánster. Mateo, el recaudador de impuestos, no era un hombre con quien jugar. Él era como el padre de todos los gánsteres; como las tres películas de El Padrino en una sola persona.

En aquel momento Roma era la superpotencia mundial suprema, e Israel era una de las tierras que había conquistado. El ejército romano era notoriamente brutal y bárbaro. Numerosos relatos históricos registran las ciudades de saqueo de Roma. A menudo mataban a muchos de los hombres, violaban a las mujeres y esclavizaban a los niños. La historia relata casos en que el ejército llenaba las calles con personas muriendo crucificadas para que todo el que entrara conociera la fuerza y el poder del Imperio romano.

Después de conquistar un nuevo territorio, el gobierno romano decretaba impuestos a los súbditos locales. Ahí es donde entra Mateo. Su trabajo era recaudar impuestos de su propio pueblo para dárselos a Roma. En otras palabras, traicionó a su pueblo por un cheque de pago. Y aquí está lo peor: los recaudadores de impuestos debían entregar cierta cantidad de dinero a Roma, pero podían quedarse con todo lo que recolectaran por encima de eso. Se les permitió, incluso se esperaba, que extorsionaran a su propia gente para llenarse los bolsillos. Eran traidores, ladrones y matones. No es de extrañar que su propio pueblo los odiara tan ferozmente.

Esta fue la razón por la cual Mateo utilizaba su nombre griego. El griego era el idioma del momento, Leví no habría sido el nombre más aceptable culturalmente para los romanos. Mateo había nacido en la nación de Israel, el pueblo escogido por Dios, pero a él no le importaba eso. Se preocupaba por el dinero, el poder y la notoriedad. Entonces, en lugar de ser Leví el judío, adquirió una nueva identidad: Mateo, el recaudador de impuestos. Mateo, el traidor. Mateo, el extorsionador. Al trabajar para Roma, Mateo le había dado la espalda a su herencia judía.

Para poner esto en contexto, imagina que un poder extranjero ataca tu país. Primero, matan, violan, encarcelan o esclavizan a tu familia y amigos. Luego, comienzan a gobernar tu vida con un puño de hierro. Para colmo, imponen un impuesto sofocante; y para cobrar el impuesto, contratan a tu vecino. De repente, la persona con la que solías asar carne en tu patio ahora es tu enemigo. Ahora usa todo lo que sabe de ti en tu contra. Con el pleno respaldo de la nación conquistadora, toma lo que quiere de ti y de tus seres queridos. Al final, apenas puedes alimentar a tus hijos, y él tiene un Ferrari estacionado en su entrada.

¿Qué crees? ¿Es esa una buena persona? ¿Es alguien con quien quieres andar? ¿Es alguien con quien te entusiasma ir a la iglesia? ¿Es alguien a quien le confiarías algo que valoras?

Yo tampoco. Por eso es tan sorprendente que Jesús se hizo amigo de personas como Mateo. Él no solo habló con ellos; los amó, los llamó, los cambió y los hizo parte de Su historia. Es increíble.

Así es como el propio Mateo describió su encuentro con Jesús. Como un verdadero «padrino», se refiere a sí mismo en tercera persona:

Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado en su cabina de cobrador de impuestos. «Sígueme y sé mi discípulo», le dijo Jesús. Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

Más tarde, Mateo invitó a Jesús y a Sus discípulos a una cena en su casa, junto con muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama. Pero cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: «¿Por qué su maestro come con semejante escoria?».

Cuando Jesús los oyó, les dijo: «La gente sana no necesita médico, los enfermos sí». Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de esta Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificio”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores».

(MATEO 9:9-13, NTV)

Ten en cuenta que Jesús no le dio a Mateo una solicitud para llenar. Él no lo puso a prueba durante tres meses. No lo hizo prometer que nunca más extorsionaría por dinero. Ni siquiera lo guio en la oración del pecador. Jesús simplemente dijo: «Sígueme y sé mi discípulo» (v. 9, NTV).

¿De verdad, Jesús?, deben haber pensado las personas. ¿Qué califica a este gánster para ser tu discípulo? En sus mentes, ser judío era la única oportunidad de salvación. Mateo, el aspirante romano, era un pecador ejemplar, el epítome del mal, un excelente ejemplo de personas a las que un día el Mesías vendría a juzgar.

Sin embargo, Jesús lo llamó. Y Mateo lo siguió. Solo eso. Lo leemos tan rápido y a veces por casualidad, pero cuando te detienes a considerar quién era este hombre, las implicaciones son asombrosas. Solo mira las reacciones de las personas en ese momento. «¿Por qué su maestro come con semejante escoria?», preguntaron (v. 11, NTV). Esa es probablemente la versión desinfectada, lo mínimo, de lo que realmente dijeron.

Hoy, si una celebridad o una persona prominente habla sobre Jesús, a menudo hay retrocesos instantáneos por parte de las personas religiosas. «¿Qué podría él saber sobre Jesús? ¿Has visto sus videos musicales? Además, ¡está en su tercer matrimonio! Y todos saben que consume drogas. No es posible que conozca a Dios». A menudo incluso citan versículos de la Biblia que parecen respaldar su postura de juicio: versículos sobre dar fruto, sobre la santidad y generalmente sobre el infierno.

Ciertamente, no estoy contradiciendo esos versículos. Y entiendo la necesidad de santidad. Mi trabajo a tiempo completo es ayudar a las personas a entender cómo aplicar la Biblia a sus vidas, después de todo, la existencia del pecado es seguridad laboral. Estoy bromeando, pero mi punto es serio. Si en verdad queremos seguir a Jesús, entonces tenemos que entender Su mensaje y Su corazón.

Jesús buscó y se hizo amigo de un conocido criminal. Luego lo nombró miembro de Su grupo más cercano de seguidores. Si eso no encaja en nuestro paradigma, entonces necesitamos un nuevo paradigma.

El mensaje

Seamos honestos. A veces hacemos que sea muy difícil para las personas seguir a Jesús. Olvidamos que la fe es un viaje, y en ese viaje todos estamos en diferentes lugares. No podemos esperar que una persona que recién comienza a seguir a Jesús tenga la fe, las acciones o el vocabulario de alguien que ha estado en relación con Jesús durante años. Es evidente que Dios no lo hace.

Hace un tiempo, alguien se me acercó en la iglesia después que terminé de predicar. Recién había comenzado a asistir, y estaba claramente entusiasmado con lo que había escuchado esa noche. Haciendo uso de un vocabulario bastante soez, exclamó en voz alta: «¡Eso fue […] increíble, hombre! ¡Me […] encanta tu predicación!». Por supuesto, no se censuró a sí mismo.

Fue el mejor cumplido que alguna vez haya recibido. Me encantó. Mi parte favorita fue que no se dio cuenta de lo que estaba haciendo. ¿Por qué debería? Él había estado usando una mala palabra en su exclamación y no sabía que normalmente no se usa esas palabras en la iglesia. Lo único que sabía era que Dios era real y que estaba cambiando su mundo.

La religión tiende a buscar signos externos de que estamos calificados para seguir a Dios, pero Jesús rompe ese paradigma una y otra vez. Él no espera a que nos limpiemos nosotros mismos o que renunciemos a nuestro estilo de vida. Él nos encuentra donde estamos y nos llama a seguirlo. No se necesitan solicitudes o calificaciones. Es por eso que creo que la historia de Mateo es una ilustración tan perfecta del mensaje de Jesús.

Él no espera a que nos limpiemos nosotros mismos o que renunciemos a nuestro estilo de vida. Él nos encuentra donde estamos y nos llama a seguirlo.

Entonces, ¿cuál fue el mensaje de Jesús? No fue que los buenos van al cielo. No fue que los malos serán juzgados. Esas son imitaciones baratas de Su mensaje.

El mensaje de Jesús fue gracia. Fue la salvación para todos los que creen en Él. Fue misericordia, compasión y perdón para todos los que ponen su fe en Él. E iré aún más lejos. Jesús fue la personificación y la encarnación de la gracia. En otras palabras, Jesús mismo es el mensaje. Él es el propósito y el punto. El mensaje no es un mero dogma o doctrina. No es un cambio de comportamiento. El mensaje es que no importa quién eres o qué tan mal te hayas comportado, la gracia y el perdón están disponibles en Jesús.

Por eso Jesús vino a la tierra en forma física, tangible y humana. Vino no solo a hablarnos de la gracia, sino a ser literalmente la gracia por alrededor de treinta y tres años. Su vida fue Su mensaje, y Su mensaje da vida. Cuanto más seguimos a Jesús, más encontramos nuestras vidas definidas y transformadas por el amor y la gracia de Dios.

La vida de Jesús es el mensaje de la gracia. Es un mensaje de aceptación incondicional e interminable por parte de Dios, basado en Su gracia y recibido a través de la fe en Jesús. Descubrí que una cosa es estar de acuerdo con la gracia o incluso recitar versículos sobre ella, pero otra cosa es comprenderla realmente y vivirla. Con honestidad, creo que es ahí donde tendemos a perdernos el mensaje. Escuchamos la gracia el domingo y luego vivimos de lunes a sábado con culpa, ley y condenación.

Quién es Jesús y por qué vino a la tierra es la mejor noticia que el mundo ha escuchado. No son noticias duras, malas, complicadas ni aterradoras. Son buenas noticias. El mensaje de Jesús es de esperanza, alegría, paz y libertad.

Cuando Jesús es nuestro mensaje, nos damos cuenta de que todos son candidatos para ser llamados por Dios. En lugar de estar atascados sobre el comportamiento actual de las personas, reconocemos que todos estamos igualmente calificados, o, mejor dicho, igualmente descalificados, para ser seguidores y discípulos.

Mateo entendió esto sobre Jesús. Cuando organizó una fiesta para el Señor, la lista de invitados consistía de «… muchos cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama» (Mateo 9:10, NTV). Este no era el escuadrón típico de un maestro judío. Me puedo imaginar a Mateo llamando a todos sus amigos: «Deben conocer a este hombre, Jesús. Él me aceptó. Él creyó en mí. Me amó. Me libertó. Me cambió». Quería que todos conocieran a Jesús.

Los cristianos a menudo me preguntan cómo puedo ser amigo de ciertas personas que no se apegan a su definición de un estilo de vida cristiano. Por lo general, respondo:

—Es sencillo; porque Jesús lo hizo.

Algunos lo entienden, pero otros lo contrarrestan, un poco a la defensiva.

—Claro, Jesús anduvo con ese tipo de personas, pero solo para salvarlas. Ellos se arrepintieron y lo siguieron.

—No es cierto —contesto—, muchos lo hicieron, pero muchos no lo hicieron. Cuando se trata de la fe, todos están en su propio viaje. Pero, aun así, necesitan amigos en el camino.

En la narración de Mateo no leemos que los invitados tenían que quedarse hasta el final de un sermón para encontrarse con Jesús. Lo único que vemos es que cenaron y bebieron juntos. No sabemos lo que Él dijo, pero sí sabemos que los buscó, pasó tiempo con ellos y desarrolló una relación con ellos.

Tendemos a medir nuestro amor en función de lo que recibiremos. Pasaremos tiempo con las personas y las amaremos mientras haya esperanza de que cambien. Jesús no hizo eso. Él no descartó a nadie. No consideró una pérdida de tiempo invertir en personas que quizás nunca responderían. La amistad no era el medio para un fin, sino un fin en sí mismo.

¿Alguna vez se te ha ocurrido que, dado que Jesús es Dios, Él sabía quién lo rechazaría o lo recibiría al final? Él sanó manos que lastimarían a personas. Restauró pies que volverían al pecado. Dio vista a ojos que se llenarían de lujuria. ¿Por qué? Porque Jesús ama a todos. Él ama de manera profunda e incondicional. Jesús se mantiene consistente aun cuando somos inconsistentes. Él ama incluso cuando odiamos. Él es fiel, aunque seamos infieles.