Cubierta

MIGUEL SERNA · EDUARDO BOTTINELLI
Coordinadores

EL OFICIO DEL SOCIÓLOGO EN URUGUAY EN TIEMPOS DE CAMBIO

Experiencias locales y diálogos con la sociología latinoamericana

Editorial Biblos

Introducción

Miguel Serna y Eduardo Bottinelli*

El libro que se presenta tiene la finalidad de resumir y presentar algunos de los hitos más relevantes que ha tenido el IV Congreso Uruguayo de Sociología desarrollado entre el 24 y el 26 de julio de 2019 en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar) y que llevó como nombre “El oficio del sociólogo/a en tiempos de cambio”.

El libro se basa en los cuatro pilares principales que impulsaron el Congreso: 1) la práctica del oficio o profesión de la sociología desde la perspectiva de sus propios actores, mostrando las diversas herramientas teórico-metodológicas y modalidades prácticas en el ejercicio del oficio y sus tensiones internas (la docencia, la investigación social, la gestión de programas sociales, la consultoría técnica, la asesoría a organizaciones colectivas o el papel del intelectual crítico en espacios públicos); 2) indagar sobre la utilidad y pertinencia social de la sociología a través de los modos de apropiación del conocimiento sociológico en la sociedad, sus contribuciones y dificultades para recorrer los diversos espacios entre el mundo académico y profesional (las universidades, las instituciones educativas, el Estado, organizaciones sin fines de lucro, el sector privado, la opinión pública y los diversos medios de comunicación, difusión y debate de ideas); 3) la expansión de las fronteras del oficio del sociólogo en el territorio del país, descentrando lentamente la tradicional macrocefalia de la capital, y 4) el diálogo y la cooperación internacional entre las asociaciones de sociología y sociólogos de Uruguay y de América Latina, abriendo interrogantes sobre los principales desafíos y retos que enfrenta la disciplina y su práctica en contextos de crítica y cuestionamiento conservador sobre el papel de la sociología como ciencia social.

Este IV Congreso de Sociología fue organizado por el Colegio de Sociólogos del Uruguay, en conjunto con el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales (Udelar), el Departamento de Ciencias Sociales-Cenur Litoral Norte de Salto (Udelar), la Universidad Católica del Uruguay, el Departamento de Ciencias Sociales-CURE (Udelar), polos de desarrollo universitario sociales de la Casa de la Universidad de Cerro Largo (Udelar), centros universitarios de Rivera y Tacuarembó (Udelar).

El Congreso se realizó en un contexto especial, tanto a nivel nacional como a nivel regional. Contó con un total de 286 inscriptos, de los cuales 73 fueron ponentes y asistentes del exterior y 213, ponentes y asistentes de Uruguay. Los países con mayor presencia fueron Brasil (28), Argentina (20), Chile (7) y México (7).

Al comparar los asistentes al IV Congreso Uruguayo de Sociología de 2019 con el III Congreso realizado en 2015 se aprecia una baja importante de la cantidad de inscriptos: mientras en 2015 hubo un total de 337 participantes, en 2019 fueron 286, es decir, 51 participantes menos. Sin embargo, al analizar la presencia de participantes nacionales y extranjeros se aprecia que entre los nacionales no ha habido variación (211 en 2015 y 213 en 2019). Por tanto, puede inferirse que el contexto regional afectó la participación en mayor medida de participantes del exterior.

Este IV Congreso Uruguayo de Sociología estuvo signado por algunos elementos clave que se buscaron, con mayor o con menor éxito, desde la concepción misma de su organización. Entre estos aspectos se pueden resaltar fundamentalmente cuatro:

  1. El nombre del Congreso. Puede no resultar novedoso; sin embargo, se ha entendido que a partir de ciertos cambios que se han producido en los últimos años a nivel regional y a nivel nacional referidos a transformaciones en la masificación de la enseñanza universitaria, así como en la difusión y democratización del acceso a los saberes científicos en la sociedad. Pero también signados estos cambios por los que se producen en la propia sociedad, cambios sociales drásticos de expansión de la cuestión social ante las recurrentes crisis económicas y sus consecuencias sociales devastadoras, por la persistencia de las desigualdades sociales estructurales, la multiplicación de las desigualdades y la fragmentación del tejido social, la visibilización y creciente incorporación de las desigualdades en la agenda de las políticas públicas, la internacionalización de saberes sociales, entre otras. Es en este contexto en el cual el rol de la socióloga o el sociólogo se enfrenta a nuevos desafíos, una inserción más capilar en diversos ámbitos de la sociedad, una sociología más presente en las políticas públicas, en la opinión pública y en la vida cotidiana de diversos grupos sociales subalternos, que implica más y nuevos desafíos en las prácticas del oficio, en los compromisos sociales y públicos, entre otros.
  2. La integración profesional y académica. Si bien el núcleo central del Congreso ha sido y sigue siendo esencialmente académico y disciplinar, se ha realizado un hincapié específico en la integración del campo profesional con el campo académico dentro del Congreso. Esto responde sustancialmente a que en las últimas décadas la sociología como profesión se ha ido expandiendo en cantidad y calidad de egresadas y egresados, y esa expansión abarca desde el tradicional mundo académico a diversos ámbitos y roles en las sociedades en contextos de cambios sociales profundos, tanto en el campo público como en el privado. En este sentido se ha consolidado la necesidad de integrar los distintos ámbitos del ejercicio de la sociología como un ejercicio de enriquecimiento de retroalimentación de esas diversas inserciones profesionales.
  3. La integración territorial. Específicamente se ha realizado un importante esfuerzo para integrar a las distintas instituciones que desarrollan la actividad de docencia e investigación en el interior del país. Fue por esta razón que se han integrado a la organización los distintos centros y polos académicos de la Universidad de la República, así como se incorporó en un lugar de destaque la temática del territorio. Seguramente queda mucho por hacer en este aspecto, pero este IV Congreso Uruguayo de Sociología buscó específicamente acercar a la profesión que se desarrolla a lo largo del territorio nacional.
  4. El diálogo y la cooperación internacional entre la sociología uruguaya y latinoamericana en particular. El desarrollo de la sociología nacional estuvo temprana y recurrentemente entrelazada con la inserción y el intercambio con circuitos académicos internacionales, especialmente de la región de América Latina y el Caribe. El Congreso abrió un espacio específico para promover ese intercambio en una coyuntura regional particular de crítica y cuestionamiento a las ciencias sociales, y en ese sentido se reivindicó la defensa de la disciplina académica y de su praxis profesional, así como su compromiso público con la sociedad.

 

La estructura del Congreso estuvo marcada por tres grandes componentes: los grupos de trabajo, los paneles y las mesas.

En el caso de los grupos de trabajo se confeccionaron quince, dentro de cada cual se nuclearon temáticas similares y complementarias y se obtuvo, a su vez, una amplia diversidad y cobertura de los principales temas que se están investigando y estudiando desde la sociología nacional e internacional. De esta forma los grupos de trabajo quedaron conformados de la siguiente forma:

  1. Sociología del trabajo, organizaciones y recursos humanos. Coordinación: Mariela Quiñones (DS-Udelar), Alejandro Novoa (Cenur Litoral Norte-Udelar), Israel Falcón (CS).
  2. Sociología de género y diversidad. Coordinación: Natalia Genta (DS-Udelar), Lucía Pérez (DS-Udelar), Carla Sacchi (CS).
  3. A. Educación y sociedad: sociología de la educación superior. Coordinación: Tabaré Fernández (DS-Udelar), María del Luján Peppe (CFE ANEP, FDER-Udelar).
    B. Educación y sociedad: sociología de la educación inicial, básica y media. Coordinación: Santiago Cardozo (DS-Udelar), Pablo Menese (CUT-Udelar), Verónica Ardisoni (CFE ANEP, CS).
  4. Política, poder, movimientos sociales y pensamiento crítico. Coordinación: Anabel Rieiro (DS-Udelar), Mariana Fry (DS-Udelar), Marcia Barbero (CS, Udelar).
  5. Sociología urbana y desarrollo territorial. Coordinación: Mariana Porta (Casa Cerro Largo-Udelar, CS), Diego Hernández (Departamento de Ciencias Sociales y Políticas-UCU), Natalie Robaina (Cenur Litoral Norte-Udelar), Sebastián Aguiar (DS-Udelar).
  6. Cultura, comunicación y TIC. Coordinación: Rosario Radakovich (FIC-Udelar), Natalia Moreira (DS-Udelar), María Julia Morales (DS-Udelar).
  7. Generaciones y población. Coordinación: Carmen Varela (UM-Udelar), Irene Viera (CS).
  8. Sociología sobre violencia y criminalidad. Coordinación: Luis Eduardo Morás (FDER-Udelar), Nilia Viscardi (FHUCE-Udelar), Ana Vigna (DS-Udelar).
  9. Desigualdad, movilidad social y pobreza. Coordinación: Rafael Rey (DS-Udelar), Lorena Custodio (Dinem-Mides), Víctor Borrás (DS-Udelar).
  10. Metodologías e investigaciones aplicadas. Coordinación: Mauricio Tubío (Cenur Litoral Norte-Udelar), Pablo Hein (DS-Udelar), María Julia Acosta (DS-Udelar, Equipos Consultores).
  11. Migraciones y multiculturalismo. Coordinación: Felipe Arocena (DS-Udelar), Mónica Olaza (PSICO-Udelar).
  12. Sociología rural y desarrollo. Coordinación: Paola Mascheroni (DS-Udelar), Joaquín Cardeillac (DS-Udelar), Emilio Fernández (CUT-Udelar).
  13. Salud y seguridad social. Coordinación: Rodolfo Levin (FMED-Udelar), Franco González (FMED-Udelar, CS).
  14. Ocio, deporte y consumo. Coordinación: Cristian Maneiro (CS), Tomás Sartorio (CS).
  15. Drogas y sociedad. Coordinación: Gabriel Eira (CURE-Udelar), Clara Musto (DS-Udelar).

 

Complementando el trabajo y los intercambios que cada grupo de trabajo desarrolló, se habilitó la presentación de paneles temáticos. Finalmente se realizaron diez paneles con una diversidad interesante de temáticas y fundamentalmente con la participación de profesionales extranjeros, lo que enriqueció el intercambio en estos ámbitos. Los diez paneles temáticos fueron los siguientes:

  1. La sociología como profesión en un escenario de cambios: diálogos latinoamericanos. Integrado por Juan Pedro Blois (UNGS, Argentina), Amurabi Oliveira (UFSC, Brasil), Daniela Sabatovich (IPA, Uruguay), Pablo Hein (Udelar, Uruguay).
  2. Montevideo XXI: contradicciones y conflictos urbanos en las primeras dos décadas del siglo. Integrado por Víctor Borrás (Udelar, Uruguay), Sebastián Aguiar (Udelar, Uruguay), Marcelo Pérez (Udelar, Uruguay), Pablo Cruz (PMB-MVOTMA, Uruguay), Lucía Fernández (Udelar, Uruguay).
  3. Las estrategias de vinculación de educación y trabajo en Uruguay y los modelos productivos. Integrado por Silvia Morales (CETP-UTU, Uruguay), Nicolás Marrero (Udelar, Uruguay), Mario Pereira (CETP-UTU, Uruguay), Irene Viera (CETP-UTU, Uruguay).
  4. Las nuevas tecnologías en la sociedad de la información. Integrado por Federico Rodríguez Hormaechea (Udelar, Uruguay), Santiago Escuder (Udelar, Uruguay), Ana Laura Rivoir (Udelar, Uruguay), Victoria Cancela (Udelar, Uruguay), Mauricio Nihil (Udelar, Uruguay).
  5. Inclusión digital, una mirada desde la educación y la perspectiva de género. Integrado por María Julia Morales (Udelar, Uruguay), Esther Angeriz (Udelar, Uruguay), Martín Pérez Pollero (Udelar, Uruguay), Natalia Moreira (Udelar, Uruguay), Victoria Cancela (Udelar, Uruguay).
  6. A Educação Popular e a Decolonialidade nas Ciências Sociais. Integrado por Noelia Rodrigues Pereira Rego (PUC-Río de Janeiro, Brasil), Yasmin Barros Cortez (PUC-Río de Janeiro, Brasil), Elisangela Alves dos Santos (PUC-Río de Janeiro, Brasil), Raphael Ribeiro da Silva (PUC-Río, Brasil).
  7. Empresarios y política en América Latina y Uruguay. Integrado por Miguel Serna (Udelar, Uruguay), Inés Nercerian (UBA, Argentina), Florencia Luci (UBA, Argentina), Adriano Codato (UFPR, Brasil), Eduardo Bottinelli (Udelar, Uruguay).
  8. Debates contemporáneos en teoría social crítica y compromiso social: descolonizar, despatriarcalizar y desmercantilizar los saberes en América Latina. Integrado por Betty Weisz (Udelar, Uruguay), Rebeca Yanis Orobio (ICRUP, IMUP, Panamá), Marina Ábrego (UP, Panamá), Mónica Vargas (CSS, Chile), Susana Mallo (Udelar, Uruguay).
  9. Reflexiones sobre los programas de proximidad y el vínculo con los beneficiarios. Integrado por Verónica Filardo (Udelar, Uruguay), Denis Merklen (IHEAL-Universidad Sorbonne Nouvelle Paris 3, Francia), Juan Pablo Labat (Mides, Uruguay), Valentín Magnone (Udelar, Uruguay), Gustavo Medina (Udelar, Uruguay).
  10. Investigaciones cualitativas en educación y desigualdades: prácticas, hallazgos y reflexiones. Integrado por Cecilia Pereda (Udelar, Uruguay), Lucila Dallaglio (UADE, Argentina), Emilia Di Piero (UNLP, Flacso, Argentina), Juan Dukuen (UBA, Argentina), Mabela Ruiz Barbot (Udelar, Uruguay).

 

Finalmente, la tercera modalidad de presentaciones que se desarrolló durante el Congreso fue el de las mesas centrales. También en este caso se procuró diversidad de enfoques, tanto desde el punto de vista territorial como desde la búsqueda de amalgamar las distintas perspectivas disciplinares, tanto en el ámbito público como en el privado, tanto desde el punto de vista académico como del ejercicio profesional.

Se desarrollaron siete mesas con temáticas de relevancia académica y profesional, así como con un grado de actualidad importante, que permiten analizar los cambios que se están desarrollando en el oficio de socióloga o sociólogo. Las mesas fueron las siguientes:

  1. La enseñanza de la sociología. Alejandra Capocasale (IPES-CFE), Verónica Filardo (DS-Udelar), Dinorah Motta de Souza (CFE ANEP).
  2. La sociología y la profesión: resultados de la Encuesta sobre Situación Profesional y Expectativas de los Sociólogos/as en Uruguay. Miguel Serna (DS-Udelar, CS), Eduardo Bottinelli (DS-Udelar, CS, Factum), Mariana Porta (Casa Cerro Largo-Udelar, CS), Marcos Supervielle (DS-Udelar), Diego Moles (moderador, CS).
  3. Políticas sociales y derechos. Denis Merklen.
  4. Sociología y territorio. Enrique Mazzei (Casa Cerro Largo-Udelar, CS), Juan Romero (Cenur Litoral Norte, Udelar), Alfredo Falero (DS-Udelar)
  5. Diálogos de la sociología uruguaya en América Latina. Gerónimo de Sierra (profesor emérito, Udelar), Ana Rivoir (ALAS), Alberto Riella (ALASRU), Francisco Pucci (ALAST), Karina Batthyány (Clacso).
  6. Gestión y evaluación de proyectos y programas: Juan Pablo Labat (Mides), Cecilia Rossel (UCU), Fernando Filgueira (EDUUY21, CIESU), Mariana González (moderadora, Udelar).
  7. Sociología, elecciones y opinión pública. Juan Pedro Blois (UNGS, Argentina), Eduardo Bottinelli (DS-Udelar, CS, Factum), Ignacio Zuasnabar (UCU, Equipos Consultores). Miguel Serna (moderador, CS, Udelar).

El Congreso también buscó ser un ámbito que permita y fomente el intercambio y la integración de colegios y asociaciones latinoamericanas. En este sentido, se dedicó un espacio central al Encuentro de Colegios y Asociaciones Profesionales de Sociología en América Latina. En este encuentro participaron las siguientes organizaciones:

Para su funcionamiento el Congreso contó con una comisión organizadora integrada por Betty Weisz, Cecilia Pereda y Fabiana Hernández por el Colegio de Sociólogos del Uruguay; Alfredo Falero y Susana Lamschtein por el Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República; Alejandro Novoa por el Departamento de Ciencias Sociales, Cenur Litoral Norte, Universidad de la República; Enrique Mazzei y Mariana Porta por los polos de desarrollo universitario sociales de la Casa de la Universidad de Cerro Largo y los centros universitarios de Rivera y Tacuarembó, Universidad de la República; Gabriel Eira y Mariana Cabrera por el Departamento de Ciencias Sociales y Humanas, Centro Universitario Regional Este, Universidad de la República.

La comisión organizadora contó a su vez con la asistencia de la comisión de apoyo integrada por Cristian Maneiro, Javier Landinelli, Leonel Rivero, Alejandra Iervolino, Betty Weisz, Susana Lamschtein y Cecilia Pereda.

A su vez se contó con el apoyo de un consejo académico y profesional integrado por Rosario Aguirre, Rafael Bayce, Gerónimo de Sierra, Teresa Herrera, Ruben Katzman, Diego Piñeiro, María del Carmen Rico, Marcos Supervielle y Danilo Veiga.

Es a partir de este Congreso y del desarrollo de las diversas instancias que se han descripto, basado fundamentalmente en las mesas temáticas y la participación de grandes referentes de la sociología, que se ha llevado adelante la coordinación de este libro.

La estructura del libro se desarrolla en cuatro partes. La primera aborda el oficio de socióloga o sociólogo y los desafíos de la práctica en Uruguay, presentando un panorama de su inserción en el país con los resultados de una encuesta sobre situación profesional y expectativas de estos profesionales realizada por el Colegio de Sociólogos del Uruguay, a lo que se agregan dos abordajes de sociólogos sobre la profesión en general. Por un lado, Denis Merklen, sociólogo que como tantos otros compatriotas el exilio y la migración calificada lo condujeron al exterior, y que reside actualmente en Francia, y al mismo tiempo de uruguayos que mantienen su vínculo con el país, en este caso académicos, y que traen una reflexión sobre el ejercicio de la sociología frente a la cuestión social. Por otro lado, Marcos Supervielle, referente de las generaciones fundacionales de la sociología en el país, con una mirada retrospectiva de su experiencia de muchas décadas en distintos ámbitos institucionales de desarrollo de la sociología y de la sociedad uruguaya, sus avances, y también contribuciones.

La segunda parte presenta algunas miradas críticas sobre los desarrollos de la sociología en Uruguay, en particular tres asuntos que revisten particular interés. Los textos de Verónica Filardo y de Dinorah Motta de Souza abordan la problemática de la formación disciplinaria y enseñanza de la sociología en distintos niveles, específicamente en la Administración Nacional de Educación Pública de Uruguay (ANEP) y en Udelar. El desarrollo disciplinar de la sociología de género y sus itinerarios en el país, temática de suma relevancia y actualidad, es presentado por Rosario Aguirre. Otra temática que adquirió mucho destaque en los debates públicos contemporáneos de la sociología es la cuestión del territorio, problemática que es tratada desde distintos ángulos en los artículos de Alfredo Falero y Juan Romero.

La tercera parte tiene como objetivo presentar el oficio de sociólogas y sociólogos a través del relato biográfico de los propios sujetos. Esta idea surgió de una iniciativa del Colegio titulada “La sociología en primera persona” para promover la reflexión y la praxis del oficio desde los propios participantes. Así pues, se ofrecen al lector once testimonios de sociólogas y sociólogos de diferentes ámbitos académicos y profesionales, de diversas generaciones, con diferentes trayectorias e inserciones profesionales. La selección de estos profesionales no es completa ni exhaustiva, más bien intenta mostrar un caleidoscopio de la heterogeneidad de trayectorias profesionales que existen, y de la que seguramente muchas más se van a desarrollar en el futuro.

Por último, la cuarta parte aborda el campo de la sociología y la defensa de la profesión en América Latina. Se presenta primero una declaración conjunta de trabajo y cooperación entre asociaciones académicas y colegios profesionales de la región. Luego el lector va a encontrar tres tipos de abordajes sociológicos: primero, un conjunto de análisis de caso sobre la situación de asociaciones y colegios de sociología y de las sociólogas y los sociólogos de distintos países (Jacob Carlos Lima sobre Brasil, Maite Descouvieres sobre Chile, Ariel Calderón González, Carmen Camacho Rodríguez, Fernando Chavarría Lizano, Marvin Rodríguez Vargas sobre Costa Rica, Angélica Cuéllar sobre México); segundo, trabajos que analizan problemáticas y campos emergentes del ejercicio profesional, como los aportes de Juan Pedro Blois acerca de la relación de la sociología y la opinión pública en la Argentina y de Fernando Filgueira sobre la antipática pero necesaria defensa política de la tecnocracia en América Latina; tercero, análisis de los diálogos de sociólogas y sociólogos uruguayos en asociaciones latinoamericanas, con los aportes de Alberto Riella sobre el desarrollo de la sociología rural latinoamericana, de Francisco Pucci sobre los vínculos con la Asociación Latinoamericana de Estudios del Trabajo y de Karina Batthyány sobre el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) y los desafíos de las ciencias sociales en la coyuntura latinoamericana y caribeña.

Esperamos que el lector encuentre un libro que contribuya a la reflexión, el debate y la promoción de la sociología y la profesión en Uruguay, y que estas páginas inviten a las nuevas generaciones a formarse en un oficio con rigor científico y profundo sentido de compromiso con la sociedad de su tiempo.

 

 

* Miguel Serna es presidente y Eduardo Bottinelli secretario del Colegio de Sociólogos del Uruguay.

EL OFICIO DEL SOCIÓLOGO EN URUGUAY EN TIEMPOS DE CAMBIO

 

 

 

Este libro tiene la finalidad de resumir y presentar algunos de los hitos más relevantes que ha tenido el IV Congreso Uruguayo de Sociología desarrollado entre el 24 y el 26 de julio de 2019 y que llevó como nombre “El oficio del sociólogo/a en tiempos de cambio”.

Este libro se basa en los cuatro pilares principales que impulsaron el Congreso: 1) la práctica del oficio o profesión de la sociología desde la perspectiva de sus propios actores, mostrando las diversas herramientas teórico-metodológicas y modalidades prácticas en el ejercicio del oficio y sus tensiones internas (la docencia, la investigación social, la gestión de programas sociales, la consultoría técnica, la asesoría a organizaciones colectivas o el papel del intelectual crítico en espacios públicos); 2) indagar sobre la utilidad y pertinencia social de la sociología a través de los modos de apropiación del conocimiento sociológico en la sociedad, sus contribuciones y dificultades para recorrer los diversos espacios entre el mundo académico y profesional (las universidades, las instituciones educativas, el Estado, organizaciones sin fines de lucro, el sector privado, la opinión pública y los diversos medios de comunicación, difusión y debate de ideas); 3) la expansión de las fronteras del oficio del sociólogo/a en el territorio del país, descentrando lentamente la tradicional macrocefalia de la capital, y 4) el diálogo y la cooperación internacional entre las asociaciones de sociología y sociólogos de Uruguay y de América Latina, abriendo interrogantes sobre los principales desafíos y retos que enfrenta la disciplina y su práctica en contextos de crítica y cuestionamiento conservador sobre el papel de la sociología como ciencia social.

El objetivo del libro es contribuir desde diferentes miradas a la reflexión, el debate y la pertinencia de la sociología y la profesión en Uruguay en perspectiva latinoamericana, y que estas páginas inviten a las nuevas generaciones a formarse en un oficio que combina rigor científico, una dosis de imaginación y crítica sociológica con un sentido profundo de compromiso con la sociedad de su tiempo.

 

 

MIGUEL SERNA. Sociólogo (Universidad de la República, Uruguay). Presidente del Colegio de Sociólogos del Uruguay. Profesor agregado, dedicación total, Departamento de Sociología, Universidad de la República. Investigador Nivel II Sistema Nacional de Investigadores (Uruguay). Doctor en Ciencia Política UFRGS (Brasil).

EDUARDO BOTTINELLI Sociólogo y magíster en Sociología (Universidad de la República, Uruguay). Candidato a doctor en Sociología (Udelar). Secretario del Colegio de Sociólogos del Uruguay. Asistente, Departamento de Sociología, Universidad de la República. Director de Factum.

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

La enseñanza de la sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República

Verónica Filardo*

En primer lugar debemos reconocer la importancia de la realización de un cuarto congreso uruguayo de sociología. La convocatoria sostenida que ha tenido en las cuatro ediciones y la calidad y diversidad de las participaciones muestran una comunidad académica y profesional activa. Este tipo de actividades son necesarias como espacio de encuentro y de intercambios en varias dimensiones, y saludamos en consecuencia el esfuerzo de la organización conjunta de varias instituciones, además, con la fuerte impronta del Colegio de Sociólogos, en esta oportunidad.

A fines de 2018, luego de un largo proceso, los docentes del Departamento de Sociología (DS) deciden colectivamente que el órgano de dirección pasara a ser un colegiado, de cinco miembros, en el que están representados todos los escalafones de docentes efectivos. Su integración es producto de la elección (que es secreta y masiva) de los docentes del DS. El Colegiado, a partir de un diagnóstico de la situación del departamento, prioriza la enseñanza de grado en su primer año de mandato.

Debatir y pensar sobre la enseñanza de sociología es pertinente para nosotros como departamento de la Facultad de Ciencias Sociales. Es necesario, no obstante, señalar que la orientación de nuestra presentación se distancia sustancialmente de las exposiciones anteriores, dado que no se trata de la enseñanza de una asignatura, sino que está orientada a la enseñanza de una carrera universitaria. El Departamento de Sociología forma licenciadas y licenciados en sociología, magísteres y magistras, doctoras y doctores en sociología. Por lo tanto, lo disciplinar se constituye en lo profesional, y lo profesional tiene a su vez cierta complejidad puesto que, a diferencia de otras profesiones universitarias, supone un campo extremadamente diverso, de perfiles muy distintos. Abarca hoy tanto el sector público como el privado, la actividad profesional liberal y la académica, las políticas públicas, los estudios de mercado, las proyecciones electorales, etcétera.

Esta complejidad en el mercado de trabajo y en los perfiles profesionales, tan amplia, supone un desafío para la formación y por tanto para la enseñanza. Pero no es el único. Hay que señalar necesariamente que los perfiles profesionales y la formación mantienen relaciones recíprocas y varían en el tiempo. No siempre el campo profesional de la sociología tuvo estas características. De hecho, fue un proceso relativamente veloz. La formación profesional es productora pero también producto de los contextos sociohistóricos del campo profesional. Por eso es conveniente en primer lugar “situarla” en tiempo y espacio.

Nos proponemos, entonces, colocar algunos elementos de contexto histórico, vinculando la enseñanza y los desafíos que se plantean respecto del campo profesional. En una primera etapa la sociología era en la Udelar una disciplina que se dictaba como asignatura en diferentes carreras. Existían “cátedras de Sociología” en varios servicios de la Universidad, en las que se destacaron nombres que siguen siendo referencia para sociólogas y sociólogos. La producción académica en esa fase era de corte ensayístico, y no por eso menos relevante y pertinente. Las contribuciones realizadas en ese período siguen siendo de referencia, siguen vigentes.

En 1958 se crea el Instituto de Ciencias Sociales (ICS), en el seno de la Facultad de Derecho, y es de allí de donde egresan las primeras sociólogas y sociólogos de Uruguay. El Instituto de Ciencias Sociales es la consolidación de la autonomía disciplinar y de la construcción de un campo profesional en consecuencia. Sin embargo, en la década de 1960 se vive una efervescencia social en el país, y en la Universidad. Luego del golpe de Estado en 1973, el Instituto de Ciencias Sociales y la Escuela Nacional de Bellas Artes serán los únicos servicios universitarios que la dictadura cierra, cancela. La Universidad es intervenida y mantiene sus actividades con todas las restricciones que esto supone. Pero estos dos servicios son cancelados de la oferta de formación. La sociología durante la dictadura y hasta que se levanta la intervención en 1984 se desarrolla en centros privados (CIESU, Ciedur, CLAEH, GRECMU, IPRU y otros) donde se concentran intelectuales y académicos de diferentes disciplinas de las ciencias sociales, y donde también se forman sociólogas y sociólogos. No hay que aclarar que muchísimos vivieron en el exilio durante ese período. En todo caso, el desarrollo de la disciplina en ese tiempo no se corresponde con la Universidad (la Udelar, porque para ese entonces tampoco existían universidades privadas reconocidas como tales) y no formaba parte de la oferta de la formación de educación superior.

El Instituto de Ciencias Sociales retoma sus actividades a partir de 1984, momento en que se recompone la carrera y se oferta nuevamente la Licenciatura en Sociología. Estas primeras generaciones de estudiantes, de las cuales muchos de nosotros formamos parte, tienen un campo profesional lleno de incertidumbre y sobre todo de desafíos para construirlo. Es redundante aclarar que el Estado no se configura como “empleador” del saber sociológico.

Sin embargo, en la medida en que el cuerpo docente del ICS se conforma con un cuerpo de profesoras y profesores entre quienes muchos se habían formado en el exterior en diversos centros universitarios, de México, Ecuador, Europa, Estados Unidos, ese cuerpo retoma con conocimientos actualizados, particularmente en metodología de la investigación que constituye un punto fuerte de la carrera.

En 1992 se crea la Facultad de Ciencias Sociales y el ICS pasa a ser uno de los cinco departamentos que la conforman. Se dictan tres carreras en ese entonces: Sociología, Ciencia Política y Trabajo Social. La creación de la Facultad de Ciencias Sociales coincide con un nuevo plan de estudios de la Licenciatura en Sociología, que tiene como innovación central los talleres centrales bianuales, en que cada estudiante desarrolla una investigación y que se plantean como síntesis y práctica (ejercicio de las competencias adquiridas a lo largo de los cuatro años de formación), y las monografías de grado. En ese proceso de la elaboración del plan de estudios de 1992 las ideas y el trabajo de Alfredo Errandonea (h.) fue fundamental.

En ese período, que podríamos llamar de “consolidación” de la sociología, el campo profesional se ensancha, haciéndose evidente un mercado de trabajo en empresas de estudios de mercado que contrataban sociólogos, y asimismo la actividad académica que empezaba a consolidarse en diversas líneas de trabajo expandía sus redes y aumentaba los cargos. El Estado comienza paulatinamente el reconocimiento del saber disciplinar y, aunque no se contratan sociólogos, se contratan servicios y se incrementan las firmas de convenios, acuerdos, investigaciones de los profesionales de ciencias sociales. A su vez los medios de comunicación de masas también actúan como caja de resonancia y de valorización de la disciplina, y se registra un aumento de la frecuencia de entrevistas a sociólogas y sociólogos que permiten construir una imagen pública del saber profesional específico. En la segunda mitad de la década de 1990 funcionan ya diplomas de especialización en varias temáticas vinculadas con la sociología y dirigidas entre otros a sus egresados, gestionados por el DS, así como se implementa la primera edición de la Maestría en Sociología, que continua sin interrupciones hasta el día de hoy. Asimismo, el DS contribuye muy claramente en la consolidación de las ciencias sociales en la Regional Norte (Salto), mostrando desde ese entonces un fuerte compromiso institucional con los procesos de descentralización de la Udelar.

En 2009 se aprueba un nuevo plan de estudios para la carrera de Sociología, que se inserta en un proceso de reconfiguración de la facultad, implicando todas las carreras que en ella se dictan, así como la creación de una nueva: la Licenciatura en Desarrollo. En 2005 el Frente Amplio había ganado por primera vez el gobierno nacional y se había hecho evidente un cambio en el lugar que ocupaban las políticas sociales y la relación con las ciencias sociales, la academia y el Estado. El Frente Amplio en su primer mandato crea el Ministerio de Desarrollo Social, que será uno de los destinos más potentes de los egresados de la Facultad de Ciencias Sociales, consolidando un espacio (hasta ese momento inédito) en el campo profesional, orientado al diseño, la implementación y evaluación de programas y políticas públicas, pero también favorecedor de un espacio relevante para la investigación social que supone un rico intercambio entre la academia y el sector público, con tendencia incremental en el tiempo, que se mantiene hasta la actualidad. Crecientemente otros ministerios comienzan asimismo a crear cargos específicos para sociólogas y sociólogos, lo que habilita una expansión y complejización importante en el campo profesional. También se expande el mercado laboral en el sector privado, gracias a la legitimidad que van adquiriendo las empresas de medición de opinión pública, electoral y de mercado. Asimismo, la academia crece en número de investigadoras e investigadores, y en exigencias en la formación de estos. La formación de posgrado en el exterior es cada vez más frecuente entre las nuevas generaciones, las posibilidades de obtener becas se multiplican, tanto como los destinos y las áreas de especialización. Con la creación de la Asociación Profundación para las Ciencias Sociales se genera un nuevo espacio en el que sistemáticamente crecen los convenios, de diferente carácter y con diferentes contrapartes, que posibilitan también la inclusión de equipos de trabajo que eventualmente contratan recursos humanos con formación en sociología. Esto genera un desafío importante en términos de ajuste de la formación de grado, particularmente en lo que tiene que ver con el mercado profesional, pero no es el único. Otro viene dado por el desarrollo metodológico (en gran medida determinado por la potencialidad de la informática y nuevas tecnologías) que revoluciona las formas de captar, registrar y procesar información, y el teórico, en el que se amplían las temáticas, perspectivas y demandas sociales de respuestas desde las ciencias sociales a una diversidad de cuestiones. Por ello, el ajuste institucional y de la enseñanza a la velocidad de los cambios sociales supone otro desafío de gran relevancia que nos tensiona, como disciplina, pero que nos trasciende, y que es común a la Facultad y a la Udelar.

Podríamos situar una tercera etapa, o fase, que es en la que estamos actualmente, que nos enfrenta a una situación que nos preocupa como Departamento y que refiere a la tendencia a la baja en la matriculación de estudiantes en la carrera de Sociología. Es una tendencia leve pero sistemática y específica de nuestra carrera (la matriculación de la Facultad se mantiene relativamente estable, mientras la de sociología manifiesta una leve baja).

En los últimos diez años el Departamento concentró sus esfuerzos en la formación de posgrado. Actualmente tiene bajo su responsabilidad directa la gestión de tres maestrías (Sociología, Estudios de América Latina, y Sociología y Métodos Avanzados de Investigación) y comparte la gestión de la Maestría en Políticas Públicas con el Departamento de Ciencia Política. Asimismo, dentro del Doctorado de Ciencias Sociales, es el responsable de la mención en Sociología. Por otra parte, tiene a su cargo media docena de diplomas de especialización en diferentes temáticas. Sin duda, la formación de posgrado es imprescindible para el DS: en el mundo actual, responde a las exigencias y los requisitos que imperan en muchas de las instituciones que regulan la vida académica, pero no puede descuidarse la formación de grado, particularmente porque de ahí provienen los potenciales estudiantes de posgrado.

La tendencia a la baja de matrícula en Sociología ocurre también en las universidades privadas, bajo riesgo de cancelar en ellas la formación en ciencias sociales próximamente.

Esto nos sitúa en un contexto nuevo donde, a pesar de los grandes avances en la consolidación del campo laboral de la carrera y la relativa capacidad de inserción inmediata de los egresados en actividades vinculadas a su formación, se ha producido un estancamiento de los interesados a cursar la licenciatura. Esto nos ha motivado a reflexionar profundamente sobre la formación que se dicta en el grado, a revisar el encadenamiento de los contenidos de las materias, las formas pedagógicas que utilizamos, los escollos más importantes para el flujo curricular, etc. A partir de ello, del trabajo radicado en diferentes comisiones –algunas cogobernadas, como la Comisión de Carrera, por ejemplo– y de un trabajo a conciencia y de alto compromiso, se han generado cambios importantes en las secuencias de contenidos entre las asignaturas del vector teoría, se ha empezado a discutir criterios pedagógicos para los talleres centrales y a explorar otras formas de organizar el dictado de las materias, llevando algunos cursos a un formato teórico-práctico, a establecer máximo de estudiantes por subgrupo práctico, a favorecer espacios de intercambio docente, por ejemplo. La formación ofrecida no es seguramente la única explicación de esta tendencia a la baja (leve, pero que debemos atender), mas nos ha estimulado a iniciar este proceso de pensar en profundidad y sobre todo a dedicarle esfuerzo con participación de todos los órdenes, para asegurar calidad e interés en la formación de grado. Los esfuerzos que se han hecho y que continuamos haciendo a nivel de posgrado requieren no descuidar la formación de grado.

El Departamento, en este año (2019) de mandato del Colegiado, ha incorporado seis profesores asistentes en carácter efectivo y al menos diecisiete profesores ayudantes, todos con responsabilidades docentes (aunque también se estableció que a cada docente no puede asignársele más de cuatro unidades curriculares), pero también de investigación y extensión tal como establece el estatuto del personal docente en concordancia con las tres funciones de la Udelar que establece la ley orgánica. Incorpora, además, un número muy importante de docentes que se asignan a investigación con financiamiento proveniente de proyectos que, si bien se realizan en el marco del DS, no son con financiamiento del presupuesto propio del DS. Esto supone un conjunto de profesores con vínculo con el Departamento similar al número de estudiantes que recibimos por año. Los docentes del Departamento, debemos recordarlo, no solo dictan clase para la Licenciatura de Sociología sino para otras carreras de la Facultad de Ciencias Sociales, e incluso en otros servicios. Existen dos asignaturas con equipos completos del DS en la Facultad de Ciencias Económicas, por ejemplo. Asimismo, tiene un conjunto significativo de profesores del Departamento asignados en tareas docentes en el interior; en el Centro Universitario de la Región Este (CURE), en el Centro Universitario Regional Noroeste, etc. Tenemos una producción muy relevante en investigación, un conjunto de profesores en régimen de dedicación total relativamente alto, sabemos de la necesidad y pertinencia de la articulación entre producción de conocimiento y enseñanza. La extensión universitaria también tiene una presencia de peso en la vida del DS. Los docentes del DS tienen buenos resultados relativos en convocatorias concursables en la Udelar pero también en la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y a nivel internacional. Sin duda que convergen un conjunto de condiciones favorables, que nos obligan y comprometen a asegurar la mejor calidad en la formación de los estudiantes de la Licenciatura en Sociología. Estamos dedicados a ello.

* Doctora en Sociología. Profesora titular del Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar. veronica.filardo@cienciassociales.edu.uy

Sociología y territorio: un camino de encuentros desde la investigación

Alfredo Falero*

Cuando el sociólogo se encuentra con el territorio

El sociólogo puede encontrarse con el territorio en múltiples e infinitas formas. Desde los más diversos temas con que se trabaja, se puede llegar a la necesidad de plantear el problema territorial. Si bien es la geografía la que tiene allí un centro neurálgico de atención, esto ocurre en general con las distintas disciplinas de las ciencias sociales y humanidades en general. De modo que, como punto de llegada o de partida, como “soporte” o “espacio contenedor” de relaciones sociales, siempre asoma aquí y allá esta noción compleja, polisémica, siempre actual, de territorio.

En pocas palabras, se puede definir territorio como producción social de una espacialidad. Porque, en cuanto marco, delimitación, porción que lleva implícito este macroconcepto, lo que lo define esencialmente es cómo se relacionan allí diversos actores o agentes sociales y cómo entre tensiones, conflictos, luchas que son a la vez prácticas y simbólicas en función de sus intereses terminan definiendo un territorio determinado. Por lo expuesto, puede decirse que no todos los “espacios” son territorios, aunque todo territorio implica un espacio. O, lo que es lo mismo pero para hacerlo más explícito aún, un territorio es un “fragmento” del espacio.

De este modo aparece inmediatamente la idea de “apropiación” de un territorio y aquí surgen los problemas. Pues el territorio puede ser también el espacio de concreción de la destrucción ambiental originada en los procesos de apropiación económica. Tener esto en cuenta no significa necesariamente una preservación de tipo religioso con una predicación de tipo ecologista-naturista. En todo caso, se convierte siempre en centro de representaciones sociales, racionalidades y estrategias de actores diferenciadas referidas a dicha problemática, pues de fondo, como recordaba Milton Santos, allí opera la relación del ser humano que, a partir de un conjunto de medios instrumentales y sociales, transforma la naturaleza.1

Una nación o una comunidad tienen una referencia directa a un territorio y esto se encuentra en los propios orígenes de la sociología como disciplina. Como Karl Marx ha sido, de los autores considerados “clásicos”, el que más exequias ha sufrido hasta la actualidad y la sociología local ha puesto su granito de arena en ello, conviene recordar que el tema no le fue ajeno, como no lo fue para Max Weber o Émile Durkheim.

Esto no quiere decir que haya tenido siempre en cuenta sus implicancias. David Harvey seguramente es uno de los autores que más se ha ocupado de ello sin dejar de realizar un análisis crítico. Así decía que “quizá una de las principales ausencias en el Manifiesto comunista es su falta de atención a la organización territorial del mundo en general y del capitalismo en particular”.2

Dicho esto, si se toma la obra en su conjunto, para Marx la expansión territorial trascendiendo bases nacionales era una de las bases constitutivas de la explotación del mercado mundial a partir de los intereses de la clase capitalista. Pero se podría agregar que en ese marco no llegó a comprender de forma inmediata las complejidades que encerraba la expansión territorial bajo una lógica capitalista. Cuando a comienzos de 1850 examina la política británica en la India sugería una idea casi celebratoria del desarrollo capitalista a partir de lo que veía en Europa. Esto será revisado drásticamente advirtiendo otras complejidades, pero el punto destacable con el ejemplo es cómo hasta una gran capacidad intelectual para campear complejidades sociales puede caer en una perspectiva demasiado lineal en este tema de la expansión territorial capitalista y de relaciones sociales implicadas en ella.

El debate sobre la globalización que comenzó en la década de 1990 (y que acumula una vastísima bibliografía) requirió hablar de territorios profundamente transformados en función de mecanismos sociales que también la sociología ayuda a poner de manifiesto. Flaco favor se le hace a la disciplina cuando se entiende que su aporte es simplemente agobiar con un conjunto de estadísticas –por ejemplo, para describir un territorio determinado– marginando lo sustantivo: el conjunto de mecanismos, agentes e intereses que terminan configurándolo, que le terminan dando una lógica específica con relación a otro.

La perspectiva someramente expuesta hasta aquí permite mostrar alguna de las bases de lo que sigue: un recorrido personal –entre muchos itinerarios posibles, debe insistirse– en que la investigación sobre problemáticas sociales se encontró con el territorio. Encuentros que, como se verá, pueden entrar sin avisar y colocar una complejidad a resolver como una presencia inevitable demandan estar atento para visualizar mediaciones analíticas, líneas de fuga, proyecciones, siempre pensando en el trabajo del sociólogo.

Y en lo personal esto se manifestó principalmente en tres temáticas precisas que por razones de espacio serán brevemente expuestas: la presencia directa e indirecta del territorio en el pensamiento sociológico latinoamericano, la importancia que pudo advertirse al estudiar movimientos sociales en Uruguay y América Latina y, finalmente, su necesidad de abordarlo cuando se procura captar las formas en que procesos globales se instalan y modifican el Estado-nación (en particular en el caso uruguayo).3

Primer encuentro: el territorio como referencia no explícita del debate sobre modernización y dependencia en la década de 1960

Sea en el largo debate de tránsito de sociedades tradicionales a sociedades modernas como en el incomprendido pero fructífero debate sobre dependencia que recorrió toda la década de 1960, asoma el territorio. Pero más bien puede decirse –una vez examinada la literatura sociológica de aquellos años–4 que se cuela, se filtra en los debates.

En el primer caso, porque las asincronías sociales derivadas de la transición también se expresan en diferentes tipos de territorio. La “dualidad estructural” de la que se hablaba en esos años también implica lo territorial. Lo interesante es que esto ocurre dentro de un mismo país, de modo que la idea de “sociedad” mecánicamente atribuida a un Estado-nación podía ocultar diferencias sustantivas entre territorios.