Hay muchas personas que no viven su propia vida y que lo desconocen todo sobre su “verdadera naturaleza”. Estas personas hacen auténticos esfuerzos por “adaptarse”, para no llevar nunca la contraria y cumplir, exactamente, lo que las opiniones, las normas, las reglas y los convencionalismos del entorno consideran “adecuado”. Estas personas son esclavas del “qué dirán”, “lo que hacen los demás”, etcétera…

JOLANDE JACOBI citada por CHUANG TZU

El sufrimiento es temporal, la iluminación es para siempre.

DEEPAK CHOPRA

Ese día antes del amanecer, me subí a una montaña, miré al cielo y le dije a mi espíritu. ¿Cuando hayamos integrado todos esos universos, así como el placer y el conocimiento de cada cosa en ellos, nos sentiremos entonces finalmente plenos y satisfechos? Y mi espíritu respondió: No, lo que haremos será nivelar eso con el pasado y seguir adelante.

WALT WHITMAN

Ya has dormido millones y millones de años ¿por qué no despertar esta mañana?

KABIR

Aquél que se apega a la alegría destruye las alas de la vida. En cambio, aquél que la besa cuando pasa volando, vive en un eterno amanecer.

WILLIAM BLAKE

Nada de lo que pienses que es la realidad última, es real.

KEN WILBER

AGRADECIMIENTOS

El primer agradecimiento va para lo Inefable e Incognoscible, porque ante tanto Misterio, lo único que me surge es postrarme ante la vida con el corazón siempre agradecido. Agradezco la Conciencia, que me guía, desde pequeña, como la luz de un faro, y ¿quién sabe? es posible que desde antes. Agradezco a los creadores de mi carne y sus manifestaciones, en especial a mi madre porque ha sido una gran Luz.

Agradezco a mis familiares y amigos, porque sin ellos el camino sería mucho menos divertido y amable. Y también a cada uno de los seres que, directa o indirectamente, me han enseñado a vivir plenamente, sobre todo a Ken Wilber, que es uno de mis maestros más queridos, crisol y artífice de grandes transformaciones, tanto mías como de otros muchos, gracias a su pasión por integrar en un todo útil y significativo las experiencias y perspectivas humanas y a Colin Bigelow, por tanto apoyo en todos los sentidos.

No quiero dejar de agradecer a Agustín Pániker dos cosas importantes: 1) la oportunidad de que este libro vea la luz y 2) el hecho de que, él mismo, sea tan “integral” como para reconocer la importancia de publicar 22 libros de Wilber, verdadera inspiración para la Conciencia que nos ocupa.

Y, por supuesto, mi admiración y agradecimiento para cada uno de los colaboradores de este libro, por el compromiso evolutivo que, me consta, mantienen en su propia vida, por su conocimiento profundo y por su generosidad al compartirlo.

La editora

SUMARIO

Reflexiones

Agradecimientos

Prefacio, Ken Wilber

Prólogo

Introducción general

PRIMERA PARTE:
CUADRANTE SUPERIOR IZQUIERDO
(Individual Interior)


Introducción

1. Ken Wilber: Una visión personal
    David González Raga

2. Amor y sexualidad desde la subjetividad
    Rosario Sánchez Vázquez

3. Psicología, espiritualidad y estilos de personalidad
    Ana Gimeno-Bayón y Ramón Rosal

4. La motivación transpersonal. Una herramienta para ayudarnos a descubrir el movimiento motivacional propio
    Mercedes Subirana García

5. Sujeto, subjetividad, desarrollo y sombra en la meditación y la psicoterapia
    Octavio García

6. Viaje al interior de uno mismo
    Gori Garrocho Campins

SEGUNDA PARTE
CUADRANTE SUPERIOR DERECHO
(Individual Exterior)


Introducción

7. ¿Es posible realizar un estudio objetivo de la conciencia?
    Maribel Rodríguez Fernández

8. Una investigación sobre los efectos de la atención plena en la bioelectricidad cerebral y el malestar psicológico
    Fernando Rodríguez Bornaetxea, David Alvear Morón y Antonio Arrebola Gil

9. Prácticas espirituales, al lado y más allá de
    la ciencia Francisco Herrera de la Torre

10. Ensayando lo Integral: Prácticas Integrales
    à la carte Stuart McNicholls

11. Medicina vibracional
      Roberto Forcén

TERCERA PARTE
CUADRANTE INFERIOR IZQUIERDO
(Colectivo Interior)

Introducción

12. El “nosotros”, los muchos círculos a los que pertenecemos
      Alejandro Villar

13. Cuando el yo-tú se convierte en nosotros y el nosotros en Eso
      Alfonso Colodrón

14. Hacia el Ser Integral. Música, silencio y creación
      Luis Paniagua

15. El Eneagrama y el cuadrante Inferior Izquierdo, o cómo acercarse a los demás de forma inteligente y respetuosa
      Isabel Salama

16. Gestionando la gestión
      Susana Lemonche

CUARTA PARTE
CUADRANTE INFERIOR DERECHO
(Colectivo Exterior)

Introducción

17. La Conciencia Integral y el mundo académico
      Paul Marshall

18. Masculino y femenino en el postinfarto de miocardio
      José María Poveda, José Regino Peña y Aracelis Quintini

19. Ciborgs: cuerpo, tecnología y consciencia
      Alberto J. Revolware

20. La religión como cinta transportadora
      Magda Catalá

21. La movilidad, un viaje a través de la Visión Integral
      Jesús Sukunza

22. ¿Por qué viajamos? Las causas de viajar y sus consecuencias para el desarrollo de destinos turísticos
      Ralf Pochadt

QUINTA PARTE
LOS CUATRO CUADRANTES
(Una visión integrada)


Introducción

23. Capitán. Un relato corto a través de los cuadrantes
      Elena Villarroya Reig

24. Educación Integral. Un desafío para nuestro tiempo
      Ezequiel Newbery

25. El modelo de los cuadrantes aplicado al diagnóstico en salud mental
      Daniel Sidelski

26. Condiciones estructurales de un Modelo Integral
      Juan Carlos Bedoya

27. Una historia desde el gran tres: desde el yo, el ello, y nosotros
      Jacqueline Valenzuela

Notas y bibliografía

Sobre los autores

PREFACIO

La aparición de este libro conjunto en español, resultado del “Nosotros” que hemos creado, es una gran oportunidad para que la Comunidad de habla hispana reconozca las propias perspectivas que tiene acerca de la Visión Integral que pude desarrollar gracias a la generosidad de muchos otros a lo largo de la historia que, a su vez, compartieron sus propias visiones, cooperando, así, con la evolución de la Conciencia, al igual que hacen ahora estos profesionales y practicantes de Vida Integral.

Es un placer aceptar la invitación de escribir una nota de entrada para este libro, como lo es el estar presente todos los años en las Jornadas Integrales españolas, desde el 2003, pues es ésta una forma de apoyo al desarrollo de la Visión Integral en Europa. La Evolución está ahí para todos nosotros, el Kosmos, y es nuestra tarea decir la verdad desde todos los ángulos y con la mayor pasión posible.

KEN WILBER

PRÓLOGO

Raquel Torrent

En un mar galáctico flotamos en una nave redonda con rumbo desconocido. Ahora, más que nunca, percibimos que la cultura planetaria está abocada a la comprensión y aceptación de nuestra existencia común. Este libro que tienes en las manos puede ser una herramienta hacia esa comprensión, una luz impresa que puede iluminar el andar del que esté mirando. Aunque este libro trata sobre la Visión Integral, no es para todo el mundo. Sólo unos pocos estarán interesados en zambullirse en su lectura. A unos cuantos les interesará involucrarse en su profundización, y a más pocos aún, comprometerse en actividades que lo divulguen. Ésta es la realidad, por ahora, aunque “integrales” seamos todos, sin saberlo. El entendimiento de esto llegará algún día.

Aun a pesar de la naturaleza inaprensible de la existencia, y aun siendo incompleto e ilusorio el sometimiento de la llamada realidad al escrutinio científico del telescopio o microscopio, y al no-científico de la mirada y el sentir internos, nos hemos atrevido los que este libro hacemos a colocarnos las gafas integrales, para ahondar y elevar nuestro terror y admiración ante la paradoja del imponente Caos estructurado. La Nada llena. Quizás sea ésa nuestra tarea interactiva con el Creador: estructurar lo dado, para extraer la perla del sentido.

Por ello, hemos puesto nuestra mejor voluntad en que este libro caleidoscópico vea la luz, partiendo de la base de que nadie tiene la verdad absoluta, siempre. Eso si, recordemos que, expresada sin conciencia, esta afirmación metería a cualquiera de lleno en el relativismo pluralista, como nos enseña Ken Wilber (a quién descubrí en un momento importante de mi vida y para el que mantengo una agradecida admiración, que llega a ser experiencia amorosa. Me consta que no soy la única en sentirlo, pues miles de hombres y mujeres en el mundo expresan lo mismo. Gracia y Coraje, uno de los libros más íntimos de Wilber, nos dio la puntilla. Cuando conocí a Ken en persona y le expresé este sentimiento, sonrió y respondió que para eso escribía. Sabía que la profunda verdad implícita, inscrita en cada frase, tocaría el corazón, las mentes y el alma de las gentes. Y eso genera cambios y transformaciones). Existen, pues, distintos niveles de visión en estos escritos, al igual que la luz incide de manera diversa en un prisma octogonal, por eso cada lector vibrará con una frecuencia determinada.

Mi experiencia en el mundo del esoterismo comenzó con 7 años, cuando un rayo de sol entró por la ventana de la iglesia del colegio en una mañana de mayo y supe, en un instante, que no estaba sola y que la Realidad era mucho más grande que el teatro de la vida. Lobsang Rampa, Leidbeater, A. Bailey, Bross, Steiner, M. Collins. M. Rosso de Luna, Blavatsky, Ouspensky, Beltrán Anglada, Paramahansa Yogananda, Ramana, y muchos otros, fueron los autores de mi adolescencia y juventud. La carrera de Psicología cambió mi ritmo vital, como quien cambia de paso en un baile, ofreciéndome la mirada terrenal de la materia. Y de la Teosfera y la Noosfera, en la que me había movido, pasé a elaborar, conscientemente, la Biosfera y la Fisiosfera en los 9 años de mi formación académica oficial. La Psicología Humanista era mi pasión por aquel tiempo (Maslow, Murphy, Pearls, Rogers, Pierrakos, Assagllioli). En el año 1993 me fui a Escocia para visitar la Fundación Findhorn y convertirme en la primera facilitadora acreditada de una de sus herramientas más preciadas, que luego introduje, oficialmente, en España: El Juego de la Transformación. Mientras, cuidaba mis cuerpos físico, sutil y causal con el yoga, el tai-chi y la natación. Meditaba sola y acompañada, y cantaba mantras porque venían de la India y me ponían igual o más que fumar porros.

En mi deseo de unir las esferas de lo divino y lo humano, leyendo a Grof, F. Vaughan, J. Rowan, R. Walsh, P. Weil, Blay…, me introduje de lleno en el movimiento Transpersonal de la mano de J.M. Poveda, quien, curiosamente, colabora en este libro. Éramos pocos en aquel tiempo, entre otros, David González Raga, Alfonso Colodrón, Fernando Rodríguez Bornaetxea (que fue el primero en tener una asignatura optativa de Psicología Transpersonal en la Universidad Española, con una asistencia de más de 200 alumnos, concretamente en San Sebastián), todos ellos colaboradores en el presente volumen. La cabeza visible de este movimiento era Manuel Almendro, al que no puedo dejar de mencionar en este despliegue histórico, puesto que, como presidente de la Asociación Transpersonal Española, consiguió que en el Colegio de Psicólogos de Madrid hubiese bibliografía transpersonal, y que algunos representantes de los Colegios de Psicólogos estuvieran presentes en la Inauguración de las Primeras Jornadas Transpersonales en el año 1998 en Canarias. Este hecho ofreció credibilidad y dió entidad de realidad a la existencia de semejante movimiento. Terminó metiendo de rondón en el panorama académico una tesis doctoral transpersonal, que une la Teoría del Caos con la Psicoterapia, y en cuyo tribunal de tesis se encontraban Pinillos y el propio Poveda. Rodríguez Bornaetxea creó la Sociedad Transpersonal en San Sebastián y yo la Agrupación Española de lo Transpersonal (AELOTRANS) en Madrid. El caso es que cuando reconocía las miradas desde distintos ángulos me indicaban que el puzzle no estaba completo, porque aún no había descubierto nada que las integrase. En otras palabras, me faltaban tanto las piezas como la caja del puzzle, o dicho de otro modo, los nombres de algunas calles del mapa de la realidad.

Continuando con mi evolución, avancé hasta la Visión Integral de Ken Wilber, como un marco de referencia óptimo para integrar la conciencia de que siempre había sido integral en mis planteamientos, experiencias, y formas de vida. Fue la misma confirmación que buscaba de pequeña cuando lo que preguntaba al profesor ya lo sabía, sólo para saber que sabía. Buscaba un referente estructurado que validase mi mirada abarcativa, plural, integral. Todo me cuadró y fue como encontrar el mapa perfecto para ponerle nombre a los parajes transitados. Muchos de nosotros, “los transpersonales” de la época, nos volvimos “integrales” (si es que el tema de las nomenclaturas interesa lo más mínimo, y con lo poco atractivas que resultan las etiquetas, así nos llamaban a los que hicimos esta evolución). El propio Wilber, tomado como representante de lo Transpersonal durante años, abandonó el movimiento en el 86, por no encontrarse de acuerdo con ciertos postulados, tomados como verdaderos e inamovibles. Desde ahí establece, oficialmente, la distinción, llamando a su nueva propuesta “Visión Integral”. Comienza su periplo, desde su época de prolífico ocultamiento, hasta la creación del Instituto Integral, desde donde la enseñanza toma forma. Encontraremos una completa revisión histórica del desarrollo de lo Integral en el apasionante capítulo de Paul Marshall.

Comprendiendo el planteamiento básico de la teoría AQAL, que introduciré más adelante, sentí la urgencia de reunir a las personas interesadas en esta Visión, así como las diversas líneas de desarrollo que, desde lo externo, representábamos (psicólogos, psiquiatras, médicos, masajistas, amas de casa, biólogos, meditadores profesionales, ingenieros, profesores de política económica, sacerdotes, empresarios…) y, apoyándome en mi propio sentir y creer, generé las primeras Jornadas Integrales en el 2003. Se celebraron en el Salón de Actos de la Complutense de Madrid, amablemente cedido por su decana. Aun a pesar de que la Visión Integral no era muy conocida, la convocatoria tuvo un gran éxito de público (200) y de ponentes (14). Estos últimos, que asistieron, gratis et amore terminaron divirtiéndose tanto como los asistentes con una hilarante cena a escote que borbotoneaba de ideas y proyectos, como justo broche a su deferencia.

Al mismo tiempo que se sucedían las Jornadas, llamadas al principio: “Ken Wilber”, y gracias a ese deseo de integración en un todo coherente que manifestase, rellenase o encarnase todos los cuadrantes, creé un Grupo de Estudio de la obra de Wilber, en el mismo año del comienzo de las Jornadas. Más tarde y gracias al empuje, esfuerzo y dedicación de un grupo de personas de la Formación Integral que imparto, institucionalizamos la Asociación Integral Española, fundada en el año 2005.

A raíz de las VI Jornadas Integrales en Barcelona, y con motivo de mi salida como Presidenta de la Asociación Integral Española,* Agustín Pániker, como editor de Wilber y habitué de las Jornadas, me invitó a realizar, a mi criterio, una síntesis integradora de las ponencias y/o ponentes que hubieran sido más interesantes a lo largo de los seis años de su existencia. Esa razón, y el deseo de mantener viva la llama evolutiva que lo Integral propone, es el origen y gestación de este libro, que presentamos desde los cuatro cuadrantes de la realidad.

No todos los ponentes que, tan amable y gratuitamente, asistieron durante los seis años, están presentes, ni todos los capítulos, aquí volcados, han sido las ponencias de sus autores durante las Jornadas. Lo que sí es cierto, es que cada colaborador es una joya para el collar de lo Integral en habla hispana, porque lo pensado ha sido dicho y lo dicho escrito, sin traducción, sin interpretaciones, ¡y eso que contamos con una de las almas más puras y transparentes a la hora de traducir la obra de Wilber,! y es la de David González Raga, su traductor oficial más conocido, y el que más obras de Ken ha traducido. ¡Nuestro agradecimiento a todos ellos! Cada uno en su campo, son personas reconocidas y admiradas, tanto por su desarrollo y trayectoria profesional, como por su valía personal. Consideremos, de igual forma, a los hermanos de habla hispana, que están, también, presentes en nuestro magnífico collar, cuatro perlas de Chile, Argentina y México y un puente de oro entre España y América, como antaño, la canaria Elena Villarroya, que nos lleva a navegar por las miradas múltiples de su Capitán ¡Zarpemos, hermanos y hermanas, el barco está presto!

* Actualmente, presidida por Pablo Nebreda, al que apoyo “incondicional-mente” como Presidenta de Honor. www.asociacionintegral.es

INTRODUCCIÓN
GENERAL

Raquel Torrent

MOMENTUM

Inmersos en el Gran Juego de la Existencia nos encontramos todos. Por razones desconocidas, parecería que el Juego está pidiendo ser concluido, por lo menos, de la manera en que hasta ahora venimos jugándolo. La gran mayoría parece divertirse con juegos de poder, y la casi totalidad se mantiene en el repetido juego de la ignorancia y la somnolencia. Al mismo tiempo, la inquietud del impulso evolutivo urge por salir a flote para que, al fin, nos dejemos llevar por la corriente del río de la vida y regresemos a Casa (la casa de la Conciencia) todos juntos, como una familia unida. La intuición espiritual no es ya patrimonio de los círculos de la Nueva Era, sino que ha llegado a los anuncios televisivos, a las páginas de las revistas y los periódicos, al cine y a las aulas universitarias de muchos países. Se encuentra en ámbitos tan dispares como la ciencia, la empresa y ahora incluso la política, pues hasta se reza en los desayunos, públicamente. Con conciencia de lo que están haciendo o sin ella, este fenómeno social humano hierve entre las gentes del globo y es habitual observar la sorpresa ante el hecho de que tal o cual persona esté al tanto de cuestiones trascendentes, cuando jamás antes lo hubiéramos imaginado de él o de ella. Algo se está moviendo.

Aunque, como decíamos en el prólogo, pocas personas están tan especializadas en el reconocimiento de su realidad integral (alrededor de un 7% de la humanidad en este momento, según Wilber) como para que este libro fuera un best-seller, si que es cierto que algo bulle en este meme verde en el que nos encontramos: nivel de conciencia media de una cantidad significativa de la humanidad, que puede llegar a pesar tanto –cualitativamente– como para dar el salto cuántico evolutivo que todos estamos necesitando. Algo está a punto de estallar, salir a la luz; transformarse, en última instancia. Parecería que ese algo no es fortuito, sino que depende de nosotros todos, de nuestra responsabilidad y nuestras elecciones como pobladores de este Planeta Tierra. Nos encontramos en una verdadera encrucijada, desde el cambio climático a la guerra del agua, desde la crisis económica hasta el terrorismo de masas, y muchas otras situaciones caóticas en las que el ser humano se ha metido solo, sin ninguna ayuda de seres extraterrestres. Las máquinas y la tecnología no pueden ayudarnos más de lo que ya lo hacen y, puesto que no pueden cuidarnos y protegernos de nosotros mismos, nos toca hacernos responsables de lo creado y empezar a cuidar de nuestro Planeta, de nuestros hogares, de la paz y la dignidad humana. Ahora bien, las arengas militares en pro de esta lucha no sirven de nada sin la práctica auténtica y la acción consciente, que pasa, primordialmente, por el reconocimiento y potenciación de una jerarquía única de valores integrales que podamos aplicar a cada una de las situaciones, una guía espiritual que reconozcamos en todos los momentos de nuestra vida. La Visión Integral es óptima para ese reconocimiento del dónde nos encontramos, hacia dónde queremos ir y por dónde queremos empezar. Tanto a nivel individual como colectivo, el movimiento es la única respuesta posible para seguir creciendo e ir más allá del Ego. El impulso para hacerlo se encuentra en el alma individual. Se trata, pues, de confiar en el poder que allí yace, para crecer conjuntamente. Esto potenciará la emergencia de una Mente Superior colectiva o inter-subjetiva. O como dice Andrew Cohen, la emergencia de una Gran Conciencia Despierta, procedente de la unión de todas las mentes. Podríamos decir con Steven Johnson que la Visión Integral y su aplicación es, pues, un verdadero sistema emergente, donde Ken Wilber sería el agente adaptador.

Si el Sistema Operativo Integral fuese tan sólo una teoría académica de las tantas que existen, no estaría movilizando acciones como el Foro del Estado del Mundo, los encuentros interreligiosos o los salones integrales, todos ellos movimientos internacionales de interacciones emergentes, que utilizan el marco integral en su desarrollo. Esto nos muestra que se trata de una práctica completa para aplicar a cualquier disciplina, y poder así comprender, potenciar y mejorar cualquier interacción humana con uno mismo, los demás y el medio. La Práctica de Vida Integral es eso, un reconocimiento de lo que desarrollamos y, al mismo tiempo, una manera de aprender a hacerlo mejor y de una forma más equilibrada y útil, abarcativa, compleja e inclusiva.

LOS CINCO ELEMENTOS BÁSICOS DE LA VISIÓN INTEGRAL

Aunque los amables autores que han colaborado en este libro presentarán el modelo de Wilber de una manera más profunda y exhaustiva, sirva esta Introducción para que el lector vaya adentrándose en la terminología y explicación del modelo básico, AQAL, compuesto por cinco elementos de la realidad, presentes en cualquier manifestación de la existencia. Es el marco o mapa para comprender cualquier cosa que pensemos, hagamos, ocurra o planifiquemos que ocurra.

Imaginemos que Ignacio, uno de los autores de este libro, realiza una meditación de media hora como preparación consciente para escribir mejor su capítulo, ya que tiene la creencia de que le va a salir fácilmente. Antes de empezar, discute con su pareja, y se sienta al ordenador claramente alterado. Una copa de vino tras otra y sus ideas fluyen sin problemas. Se queda dormido en la mitad. Sobresaltado por el sueño de compartir su visión se despierta para llamar a los amigos, invitándoles a una fiesta sorpresa en el Ateneo. Además de contribuir a cambiar el mundo ese día, el sueño le recordó que era el cumpleaños de su mujer.

Estados: Emocionalmente alterado, estado etílico. Líneas: Cognitiva: escribir. Moral y Ética: el olvido y recuerdo del cumpleaños y la discusión con su mujer.

Niveles:

     Físico: Se sienta al ordenador, bebe y se duerme. Llama a los amigos.

     Emocional: Se altera al discutir con su mujer.

     Mental: Cree que le va a salir fácil y las ideas le fluyen.

     Espiritual: Medita durante 30 minutos.

Tipos: Trata de complacer a todos y, a veces, bebe para olvidar que va de víctima.

Cuadrantes:

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Figura 1. Los 4 Cuadrantes, según Ken Wilber

Superior Izquierdo: La creencia de que lo hará fácil, la idea de preparación consciente, la meditación, las ideas que brotan en su mente, sus sentimientos de enfado y el deseo de agradar/felicitar a su mujer, la motivación para llamar a los amigos. La sensación que le deja el sueño.

Superior Derecho: El hecho de ponerse a meditar físicamente, el sentarse frente al ordenador, el escribir y su preparación, se toma una copa de vino tras otra. El sueño como estado medible en frecuencias cerebrales.

Inferior Izquierdo: La relación con los amigos y el diálogo con cada uno de ellos, la discusión con la mujer.

Inferior Derecho: El libro y su posterior difusión, la autoría de un capítulo que va a formar parte de un libro (por lo tanto pertenencia al grupo “autores” como Institución social y entidad editorial. El mundo le espera, y por eso tiene una misión que cumplir compartiendo sus ideas. La fiesta y el cumpleaños de su mujer en el Ateneo, son actos sociales.

En este corto relato hemos elegido partir del cuadrante superior izquierdo “el Yo”, para entrar en la realidad de Ignacio, comprender qué le pasa, y poder diseñar, así, una intervención terapéutica o no. Esta entrada convierte al cuadrante superior izquierdo en el Cuadrante orientador o de orígen, para reconocer todos los datos sobre los demás cuadrantes que, lógicamente, influyen en su vida. Dentro de cada cuadrante reconoceríamos y podríamos analizar los otros cuatro elementos que Ignacio está mostrando, o bien que podríamos elegir seguir investigando.

LA POST-METAFÍSICA HACIA LA INTEGRALIDAD

En su último libro, Espiritualidad Integral, Ken Wilber nos presenta un desarrollo de AQAL, que denomina Perspectivismo Integral. Éste nos ilustra sobre las diversas perspectivas o miradas posibles para reconocer, comprender y estudiar la realidad dentro de la matriz completa de los cuatro cuadrantes: OCON, en la que presenta las diversas metodologías para su estudio, que llama, en su conjunto Pluralismo Metodológico Integral. Es la visión post-metafísica de la realidad que la incluye y trasciende, y que, además de tener en cuenta todo lo anterior (estadios o niveles –que nos dan la altitud–, tipos, líneas y estados), reconoce una mirada interna y externa dentro de cada cuadrante, puesto que la realidad la podemos observar objetiva o subjetivamente desde cualquiera de los cuadrantes, advirtiéndonos que no existe nada pre-dado, sino que toda realidad es tetra-emergente. Es decir, que cualquier realidad coemerge en los cuatro cuadrantes, pudiendo observarse u operarse desde las ocho perspectivas posibles (las cuatro de los cuadrantes más dos (interna y externa) de cada uno de ellos. La dirección de cualquier dato de la realidad en OCON (la matriz completa de los cuatro cuadrantes) nos la dará la altitud y la perspectiva. Y eso es lo más cerca que estamos, hoy en día, de poder experimentar el abrazo más integral de lo que ocurre en cualquier ámbito de la existencia. Otras visiones vendrán que, basándose en OCON (puesto que la Visión Integral, supera al propio Wilber), nos lleven a profundizar y elevarnos más y más, pues la inmensidad del misterio no tiene fin.

Si ya de por sí la Teoría Integral es un caleidoscopio de realidades para poder comprender la realidad última, este libro es igualmente, un diamante con muchas facetas, escrito desde la conciencia de los cuadrantes y las distintas líneas de desarrollo, porque cada autor escribe sobre un tema diferente, que no sólo se refiere a un cuadrante, sino específicamente, a una línea de desarrollo desde la que nos habla.

Si reconocemos que ya el hecho de que sea un libro conjunto nos ofrece una visión plural, multifacética e interpretativa de diferentes miradas sobre lo que acordamos llamar “realidad”. Así sea parcial esta realidad, nos puede servir para mostrar cómo lo Integral no es algo apriorístico, pre-dado, sino que es algo vivo que emerge a la conciencia si se tiene el marco claro; como las gafas que me regalan un mundo rosa sólo si los cristales son de ese color, si tengo en buen estado el propio aparato óptico de mi ojo y si no estoy en una habitación a oscuras. Ese zambullirse en la realidad desde la que cada autor ha deseado entrar, se convierte en su propio cuadrante orientador que nos ilustra sobre lo que desea compartir, comenzando por esa perspectiva determinada. Muy difícil es mantener sólo la mirada en un cuadrante –dada la naturaleza plural de la realidad, aunque la Ciencia del Modernismo así lo haya pretendido. Para ser benévolos diremos que su objeto de estudio se ciñe tan sólo a ese cuadrante. Por poco que profundice el verdadero científico en sus propios postulados, basados por lo general en premisas matemáticas inaprensibles o en puras hipótesis de la lógica matemática, se dará cuenta de que hasta el dinero que recibe de la Institución que lo subvenciona, el estado de ánimo de sus colaboradores y muchas otras variables más (imposibles de controlar todas) están influyendo en la mayor o menor especificidad y detalle en el resultado de su estudio.

CONSIDERACIONES FINALES

Aun a pesar de lo expresado, y con el propósito de facilitar al lector la comprensión de las diversas temáticas que en este libro se presentan, hemos preparado los capítulos de una manera dirigida, es decir cada autor ha escrito, primordialmente, sobre un cuadrante determinado. El libro está dividido en cinco partes. De esta manera cada cuadrante (superior izquierdo, superior derecho, inferior izquierdo e inferior derecho), tendrá un número determinado de capítulos que, aun tratando diversos temas, corresponderá al número de autores que lo han hecho desde la misma mirada. La quinta parte trata los cuatro cuadrantes de manera conjunta, aunque también podemos observar que cada uno elige por cuál cuadrante comenzar para realizar su análisis integral.

Unos lo habrán escrito con un vasito de vino o whisky al lado, otros con cola, café o té, otros sin nada, aparentemente, y en cambio con el estado residual de “un solo sabor”. Otros en un estado de alteración porque creen que la mujer, los niños o el jefe les han sacado de quicio y se han puesto a escribir para desconectar. Cada uno lo ha hecho desde su tipo habitual o ha adoptado un tipo diferente o mixto, es decir, ha sido capaz de compartir su femenino y su masculino a placer. Aunque la tendencia es mostrar o estar más identificado con un tipo que con otro, también podemos cambiar la manifestación del tipo si tenemos conciencia. Estamos aquí para trascender la identificación en el recuerdo de nuestra libertad esencial. Con conciencia, toda tendencia de la personalidad puede ser trabajada, de eso trata la Transformación. Sin duda, cada autor de este libro colectivo ha escrito desde un nivel de conciencia diferente porque cada uno de nosotros estamos donde estamos en nuestro desarrollo vivencial y biográfico, tanto a nivel de conciencia corporal/material como emocional, mental o espiritual.*

El libro trata sobre la Evolución Integral, y aunque es cierto que todo cambia, la única especie que ha sido consciente de sí misma y, por lo tanto, de su propia evolución a lo largo de la historia, ha sido la especie humana. Por ello, si realizamos una mirada de pájaro sobre los contenidos de este volumen, observamos que, curiosamente, todos los escritos versan sobre cuestiones del reino animal-humano, que, para poder empezar a responsabilizarse del resto (Gaia y todo lo que en ella hay –minerales, vegetales y animales–), necesita atender a lo más urgente, que es la conciencia de la Conciencia, ya que, el Momentum que vivimos es crucial para nosotros, nuestros hijos, nietos y bisnietos… si es que llegan.

Esta concienciación requiere de un liderazgo integral, tanto a nivel individual como social. Seres capaces de ver la realidad al completo, apreciando la complejidad y la interdependencia entre los diversos sistemas en los que vivimos. Ya no es el carisma el que identifica al líder, sino la Presencia efectiva en temas como los que se tratan en este libro, todos dentro del marco Integral: la Religión, como cinta transportadora de la Conciencia y potenciadora de la Transformación; Gestión de Empresas, Psicología Integral, Trabajo con la Sombra, Espiritualidad consciente, Meditación, Atención Plena y su medición, Desplazamiento Sostenible, La Enseñanza media y universitaria, Práctica de Vida Integral, el Arte trascendente en todas sus manifestaciones: canto, música, cuentos, salud física y mental y otros tantos trabajos que, sin duda, abrirán aún más el deseo de continuar avanzando en la integración consciente de todos los factores existentes en el magnífico proceso que es la vida.

Estimado lector, cuando te relaciones con estos contenidos, tu participación interactiva será la de reconocerte en cada palabra y resonar, o bien decidir en qué otro cuadrante tú te hubieras colocado. Cierro mis ojos ahora, como si de una muerte consciente se tratase, elevando una plegaria para todos los implicados en este proceso de creación, autores y lectores, y así quedarnos en silencio, por un momento, antes de adentrarnos en la lectura.

* Las opiniones de los autores vertidas en este libro son totalmente personales y no se tomarán como representación de lo Integral. (N. de la E.)

Primera Parte

CUADRANTE SUPERIOR IZQUIERDO

(Individual Interior)

INTRODUCCIÓN

Existen muchas situaciones en la vida en las que desearíamos saber qué piensa el otro, cuáles son sus verdaderos sentimientos y si sus creencias o formas de ver el mundo son compatibles con las nuestras. Todo eso, bien sea con la pareja o con el jefe, nos ocurre; tenemos la ilusión de que si sabemos lo que pasa por ahí dentro, podremos controlar, prever, analizar y conocer al otro para jugar, comprar o vender, manipular, disfrutar y/o acompañar cada día mejor.

La verdad es que la realidad interior es huidiza. Su naturaleza última inaprensible, y si no que se lo pregunten a un meditador avezado. Aunque analizásemos el cerebro mismo con un TAC (tipos de conexiones neuronales en áreas determinadas, neuropéptidos específicos para cada estilo de pensamiento y, por tanto, hormonas diferentes para cada emoción), no conseguiríamos saber la naturaleza exacta de los pensamientos o emociones que la persona tiene. Los contenidos auténticos seguirían estando lejos de nuestro escrutinio. Podemos conocer su intensidad, si son positivos o negativos, e incluso si se trata de una vieja conexión o es un encuentro novedoso entre dos neuronas. Sea lo que sea y como sea, está dentro y, en muchas ocasiones, ni siquiera la propia persona sabe lo que desea, experimenta o espera.

David González Raga, el conocido traductor de Ken Wilber en España, nos ofrece una “Visión personal” de la obra de Wilber, pues después de tantos libros y autores traducidos, mucha de la sabiduría ahí volcada, unida a su práctica personal, se encuentra ya en su interior y, a veces, no sabemos si la magia está sólo en Ken o en su interacción magnífica con las palabras y alma de este valenciano, ardientemente dedicado al trabajo, a la meditación y al disfrute de la vida.

Si hemos dicho que es difícil saber lo que yace en las profundidades de la mente, imaginemos lo difícil que puede resultar cuando esa profundidad se llena de contenido básico/trascendente: “Amor y Sexualidad desde la Subjetividad”, como el impulso creador para integrarnos con la Totalidad desde la mirada integral es lo que nos ofrece el escrito, lleno de guiños y poesía, de la psicóloga y terapeuta Charo Sánchez.

La mente es una herramienta que utilizamos para el Ser o para el Ego. No es negativa per se, ni es el Ego mismo. La mente, utilizada con conciencia puede ser extremadamente útil para la búsqueda y el encuentro con nuestra dimensión divina, esa sabiduría que yace en nuestro interior. Mente y cerebro, cerebro y mente son indivisibles y co-emergentes, y en sus diversas manifestaciones nos vamos conformando y manifestando con diferentes estilos de personalidad, que son los que conocen exquisitamente y presentan en este trabajo, “Psicología, Espiritualidad y Estilos de Personalidad”, los psicólogos catalanes Ana Bayón y Ramón Rosal, que en pocas páginas realizan un estudio psicoespiritual exhaustivo, lo cual sólo se consigue con la experiencia de años transitados por los caminos que describen, pudiendo así recomendar con voz erudita tal o cuál fonda y pensión, como si de una guía Michelin espiritual se tratase.

“La motivación transpersonal”, es el estudio cualitativo realizado con rigor y al mismo tiempo amable tratamiento, de la psicóloga y profesora Mercedes Subirana, con la que veremos la búsqueda de la Unidad en el devenir milagroso del desarrollo humano. Me consta que este trabajo sorprenderá e iluminará las mentes y el corazón de muchos, pues el alma con la que esta investigadora profundiza en la verdad es encomiable, bella y buena, llevándonos a la pregunta básica, “¿qué es lo que verdaderamente me motiva?”, porque si no es esa motivación transpersonal, mejor paramos, entramos en silencio y reformulamos qué está pasando.

Cuando la Psicología se une a la Espiritualidad integramos lo físico, emocional y mental, reconociendo lo espiritual. Esta tarea nos permite objetivizar y desidentificarnos para crecer. Esto nos lo presenta desde una perspectiva sutil y profunda el capítulo 5: “Sujeto, subjetividad, desarrollo y sombra en la meditación y la psicoterapia” de Octavio García, que nos ilustra, desde su amplia experiencia y conocimiento psicoanalítico, curiosamente unido a una realización transpersonal propia sobre la meditación para dilucidar, también con Francisco Herrera en el capítulo 9, si la terapia es, por sí sola, útil para el desarrollo personal y transpersonal o si es, en cambio, la meditación la que por sí sola sirve para esos propósitos. Igualmente, las herramientas para la desidentificación nos las presenta Gori Garrocho Campins, que, desde su visión tan personal y elaborada de la espiritualidad, basada en el modelo wilberiano, nos lleva a realizar un apasionante Viaje al interior de uno mismo.

1. KEN WILBER:
UNA VISIÓN PERSONAL

David González Raga

¿Qué podría decirse de alguien que a los 23 años escribió un libro por el que fue calificado como el “Einstein de la conciencia”? ¿Qué podría decirse de quien ha recibido el reconocimiento de pensadores y psicólogos como Huston Smith, Michael Murphy, James Fadiman, Rollo May y Daniel Goleman, entre otros? ¿Qué podría decirse, en fin, de quien a los 50 años –todavía en plena vida activa– acaba de ver publicadas sus obras completas?

La contundencia que suele provocar el impacto de su obra es tan rotunda que hay quienes recomiendan vacunarse para no contagiarse de ella. En mi opinión, sin embargo, quien esté interesado en lo transpersonal –y en una aproximación integral a la psicología– haría bien en leerlo detenidamente… y leer también, obviamente, la obra de Grof, Washburn, Welwood, etcétera.

Me daría, pues, por satisfecho si en los siguientes comentarios lograra transmitir simplemente el aroma de su pensamiento. Para ello comenzaremos echando un vistazo a alguno de sus temas fundamentales y concluiremos esbozando unas breves consideraciones críticas.

La tesis original de Wilber –expuesta ya en su primer libro– es que la conciencia –y, en consecuencia, el mundo–es pluridimensional, que está compuesta de múltiples niveles (físico, emocional, mental, existencial y espiritual) y que cada escuela importante de psicología, psicoterapia y espiritualidad se centra fundamentalmente en un nivel distinto. Desde esta perspectiva, las aparentes disparidades presentes en las diferentes escuelas no son tan contradictorias como parecen, y cada enfoque es más o menos correcto y válido siempre y cuando no pretenda salirse de su propio nivel. De este modo es posible llevar a cabo una síntesis que vaya más allá del mero sincretismo, teniendo en cuenta y ponderando adecuadamente las aportaciones de Freud, Jung, el Buda y Krishnamurti, pongamos por caso. Desde este punto de vista, la salud depende del adecuado desarrollo e integración de los niveles físico, emocional, mental, existencial y espiritual.

Este enfoque, además, nos proporciona un marco de referencia para la comprensión del desarrollo, de la patología y del tratamiento que puede contribuir muy positivamente a la integración de los diferentes abordajes psicológicos y psicoterapéuticos.

Desde esta perspectiva, pues, los primeros estadios del desarrollo son prepersonales (porque en ellos todavía no ha aparecido el ego personal, individual y separado), los estadios intermedios del desarrollo son personales o egoicos, y los estadios superiores, por último, son transpersonales o transegoicos.

Es fácil confundir a los estadios “pre” con los estadios “trans”, por su similitud superficial aparente. Es esta similitud la que lleva a equiparar, en muchas ocasiones, el estadio de fusión infantil (que es prepersonal) con la fusión mística (que es transpersonal), con lo cual no queda más remedio que elevar al estadio infantil a la categoría de unión mística o, por el contrario, relegar el misticismo a una especie de narcisismo infantil o de fusión oceánica. Pero ambas visiones, en opinión de Wilber, están parcialmente en lo cierto y parcialmente equivocadas, porque ninguna tiene en cuenta la gran diferencia existente entre lo “pre” y lo “trans”. Porque hay que decir que la espontaneidad del zen no tiene nada que ver con la impulsividad del niño, y hay que afirmar también en voz bien alta la realidad de un misticismo genuino que no tiene absolutamente nada de infantil.

Desde esta perspectiva, pues, el desarrollo requiere tener en cuenta tanto los aspectos psicológicos (que apuntan a la consolidación del yo) como los aspectos espirituales (que apuntan a la mengua del yo) del desarrollo. Y es que está muy bien avanzar en el camino espiritual, pero sería un error creer que ello nos ahorra la necesidad de llevar a cabo un trabajo de integración psicológica. Recordemos que hay que disponer de un ego mínimamente estable antes de estar en condiciones de acometer el trabajo de renunciar a él.

Hay dos grandes modos de estar en el mundo sin pensamiento, uno de ellos anterior y el otro posterior a la emergencia del pensamiento. El primero de ellos constituye un estado previo al proceso de individuación en el que el sujeto –indiferenciado, fundido y confundido todavía con el entorno– ni siquiera existe. Se trata de un estadio en el que el niño, carente todavía de los mediadores verbales que le van a permitir operar intelectualmente sobre el mundo (imágenes, palabras, símbolos, ego, etcétera), se encuentra inmerso y a merced del medio que le rodea. En la segunda modalidad, en cambio (una modalidad a la que, por cierto, sólo puede accederse mediante un trabajo consciente, como la meditación, por ejemplo), el sujeto –ya claramente diferenciado del entorno– re-descubre, maravillado, el sustrato que se halla más allá de todas sus operaciones cotidianas. Ciertamente se trata de dos estadios en los que el pensamiento está ausente (en el primero por carecer de él y en el otro, en cambio, por haberlo trascendido). Confundirlos sería tan necio como equiparar a un preescolar con un postgraduado por el hecho de que ninguno de los dos va a la escuela.

Conviene hacer un especial hincapié en este punto porque, en la actualidad, la vida se ha unidimensionalizado tanto y el ser humano se halla tan ávido de experiencias, que no duda en apuntarse a un bombardeo si con ello puede acceder a otros niveles de conciencia. Ése es el motivo que explica la proliferación de cursillos y talleres que prometen el acceso a los llamados “estados alterados de conciencia” y, lo que es peor, que equiparan genéricamente esos estados con lo trascendente.

En realidad, de poco sirve alcanzar puntualmente un estado de conciencia muy elevado si éste se halla desvinculado de nuestra vida cotidiana y sólo nos deja «unos como rescoldos de pasados resplandores». De este modo sólo conseguiremos divorciar lo “terrenal” de lo “divino”, abonando el campo para un dualismo que acabará dificultando nuestra relación con los demás, con el mundo y con nosotros mismos, y agregando más confusión a la ya existente. Y es que no se trata tanto de tener experiencias extraordinarias de manera aislada –a las que, sin embargo, debemos reconocer su elevado poder movilizador– como de integrar adecuadamente cualquier experiencia en nuestra vida cotidiana. Repitámoslo de otro modo. Ciertamente, la experiencia es el alimento del alma pero, para poder digerirla e integrarla, para poder asimilarla, en suma, no basta con engullir experiencia tras experiencia. De ese modo no se alcanza la experiencia transpersonal sino tan sólo un empacho transpersonal de experiencia. Tan absurdo es acumular datos sin conexión alguna con nuestra experiencia como perseguir experiencias sin comprenderlas. Y es que cada uno de nosotros tiene un largo camino psicológico y espiritual por delante para recorrer el corto trecho que le separa de sí mismo.

Wilber también señala la necesidad de diferenciar las religiones externas (o exotéricas) de las religiones internas (o esotéricas). Las primeras son rigurosamente concretas y literales, y ofrecen un cuerpo doctrinario dogmático que pone el énfasis en lo externo, mientras que las religiones internas –mucho más ligadas a la espiritualidad, por su parte– prescinden de todo tipo de dogmas y consideran que la verdad es una cuestión de experiencia interna, algo que el ser humano debe descubrir por sí mismo, y se dedican a diseñar y proponer un conjunto de prácticas que van colocando al sujeto en la situación adecuada para experimentar la trascendencia. Las religiones externas, en definitiva, precisan del apoyo de elementos externos (como templos o rituales, por ejemplo) para el culto, mientras que las religiones internas, por el contrario, se ocupan de transformar al experimentador para que sea capaz de convocar la presencia de lo divino y cualquier lugar pueda, de ese modo, convertirse en el centro del universo.

Se ha dicho –y con razón– que la obra de Wilber es fundamentalmente teórica. Pero una cosa es decir que la obra de Wilber sea fundamentalmente teórica y otra muy distinta concluir que sólo sea teórica. Basta con leer detenidamente Gracia y coraje –en donde relata el periplo de la enfermedad, tratamiento y muerte de su pareja, Treya, para vislumbrar una persona tan sincera y humana como lúcida.

De un modo u otro, todo lo dicho hasta ahora es algo ya conocido. Sin embargo, hay un punto que no he visto destacado en ningún lugar –el único que realmente me atrevería a calificar de original de toda mi aportación– y que me parece el más relevante de toda su obra. Me refiero concretamente a aquellos casos en los que Wilber deja de lado todo intento de demostración y explicación, envaina la espada de la discriminación y se apresta, sencillamente, a describir el paisaje que se contempla desde las dimensiones transpersonales de la existencia o esboza un ejercicio para evocar el Testigo, el Silencio o la Presencia, pongamos por caso. En tales casos, la pulcritud y transparencia de su prosa, una prosa despojada de interpretación, pone al lector atento al borde mismo del abismo en que el susurro de lo divino se torna clamor. Con ello quiero decir que, si bien Wilber es un excelente teórico, su teoría está basada en una experiencia real, porque una descripción tan nítida y transparente de esas regiones sólo es posible desde «ese saber no sabiendo toda ciencia trascendiendo» que sólo se alcanza después de un éxtasis de «harta contemplación».

Para muestra, un botón:

Piense en la persona más hermosa que usted haya visto nunca. Piense en el momento preciso en que vio sus ojos y, por un instante efímero, quedó cautivado sin poder apartar la mirada de esa imagen. Usted miró y quedó paralizado por una Belleza que le transportó fuera del tiempo. Suponga ahora que esa misma Belleza resplandece en el interior de todas las cosas del universo; suponga que cada roca, cada planta, cada animal, cada nube, cada persona, cada objeto, cada montaña y cada arroyo –incluidos, claro está, los vertederos de basuras y los sueños rotos– irradian esa misma Belleza. En tal caso, usted quedaría quedamente paralizado ante la amorosa belleza de todo cuanto le rodea. Cuando uno contempla la incesante Belleza de la Obra de Arte que es el mundo entero se libera de toda contracción, se libera del temor, se libera del tiempo y descansa finalmente en el ojo del Espíritu.

O, como concluye ese excelente regalo filmográfico de la conciencia contemplativa que es La delgada línea roja: «Mira a través de mis ojos. Contempla tus criaturas. Mira cómo brillan».

Son muchas –en realidad incontables– las ocasiones en que Wilber nos habla sin tratar de explicar nada, sin tratar de interpretar nada, sin tratar de demostrar nada. Ésos son, precisamente, en mi opinión, los “momentos cumbre” de la obra de Wilber.