SUMARIO

PRÓLOGO

ADVERTENCIA AL LECTOR

INTRODUCCIÓN


PRIMERA PARTE: EL-ESPÍRITU-EN-ACCIÓN

1. LA PAUTA QUE CONECTA

   Los veinte principios: La pauta que conecta

   Individualidad y Comunión

   Trascendencia y disolución

   Individualidad y Comunión

   Los cuatro impulsos de todos los holones

   La emergencia creativa

   La holoarquía

   El camino que todo lo engloba

2. EL IMPULSO SECRETO

   Lo superior y lo inferior

   Profundidad y amplitude

   La conciencia kósmica

   El espectro de la conciencia

3. DEMASIADO HUMANO

   Recolectores

   Hortícola

   Agraria

   Industrial

4. LA GRAN REVOLUCIÓN POSTMODERNA

   La frontera postmoderna

   Dos caminos en la postmodernidad

   Al filo del mañana

   Trascendencia y represión

5. LAS CUATRO ESQUINAS DEL KOSMOS

   Los cuatro cuadrantes

   Lo intencional y lo conductual

   Lo cultural y lo social

   A modo de ejemplo

   La forma de las cosas por venir

6. LAS DOS MANOS DE DIOS

   La mente y el cerebro

   El camino de la Mano Izquierda y el camino de la Mano Derecha

   La mirada monológuica: La clave del camino de la Mano Derecha

   La interpretación: La clave del camino de la Mano Izquierda

   ¿Qué significa este sueño?

   La ciencia social versus la comprensión cultural

   La hermenéutica

   Toda interpretación depende del contexto

   La interpretación no humana

   La interpretación spiritual

7. EN SINTONÍA CON EL KOSMOS

   La verdad proposicional

   Veracidad

   Rectitud

   Ajuste functional

   Conclusión: Los cuatro rostros del Espíritu

8. LA BONDAD, LA VERDAD Y LA BELLEZA

   El Gran Tres

   Las buenas noticias. La diferenciación del Gran Tres

   Las malas noticias: La disociación del Gran Tres

   La misión de la postmodernidad: La integración del Gran Tres

   El Gran Tres spiritual


SEGUNDA PARTE: LOS LOGROS SUPERIORES DEL ESPÍRITU-EN-ACCIÓN

9. LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA

   Los estadios superiores del desarrollo

   La escalera, el escalador y la vision

   Las estructuras básicas: La escalera

   El yo: El escalador

   Los fulcros

   La emergencia de un nuevo mundo: Diferentes visiones del mundo

   La patología

   Los estadios del desarrollo spiritual

   La religión chata

   Freud y el Buda

10. EN EL CAMINO A LO GLOBAL: PRIMERA PARTE

   La matriz primordial

   El trauma del nacimiento

   El falso yo

   Fulcro 1: La incubación del yo físico

   Fulcro 2: El nacimiento del yo emocional

   Fulcro 3: El nacimiento del yo conceptual

   Toda neurosis es una crisis ecológica

   Las primeras visiones del mundo: Arcaica, mágica y mítica

   El fulcro 4: El nacimiento del yo rol

   Cambios de paradigma

   Los abusos satánicos y los ovnis

11. EN EL CAMINO ALO GLOBAL: SEGUNDA PARTE

   Evolución versus egocentrismo

   El fulcro 4 (Continuación): Los guiones de la vida social

   El fulcro 5: El ego mundicéntrico o maduro

   Diversidad y multiculturalismo

   El fulcro 6: La integración corpomental del centauro

   La locura aperspectivista

   La antesala de lo transpersonal

12. LOS DOMINIOS SUPRACONSCIENTES: PRIMERA PARTE

   Donde la mente queda atrás

   Los estadios transpersonales

   El fulcro 7: El nivel psíquico

   La ecología profunda y el ecofeminismo

   El eneagrama y el esqueleto básico

   Fulcro 8: El nivel sutil

   Jung y los arquetipos

13. LOS DOMINIOS SUPRACONSCIENTES: SEGUNDA PARTE

   El fulcro 9: Lo causal

   Lo no dual

   La inmediatez de la presencia pura

   La iluminación


TERCERA PARTE: EL MUNDO CHATO

14. LOS ASCENDENTES Y LOS DESCENDENTES

   Un breve resumen

   La Gran Holoarquía

   Lo intramundano versus lo ultramundano

   La sabiduría y la compassion

   Dios y la Divinidad

   Dos dioses diferentes

   El marco de referencia descendente

15. EL COLAPSO DEL KOSMOS

   El esplendor de la modernidad

   La miseria de la modernidad

   La racionalidad instrumental: Un mundo de «ellos»

   El paradigma fundamental de la Ilustración

   Ni Espíritu ni mente, sino sólo naturaleza

   La ironía: El talante de la modernidad

   La voz del marco de referencia industrial

16. EL EGO Y EL ECO

   Ego versus eco

   Los dos hijos gemelos de la visión chata del mundo

   La verdad del ego

   El problema del ego

   El ego y la repression

   El reencantamiento del mundo

   El regreso a la naturaleza

   El eco y la regression

   El paraíso perdido

   La maquinaria de la regression

   La gran batalla de la modernidad: Fichte versus Spinoza

17. EL DOMINIO DE LOS DESCENDENTES

   La evolución: El despliegue en el tiempo de la Gran Holoarquía

   La evolución: El Espíritu-en-acción

   Vislumbres de lo no dual

   Desde siempre

   El desvanecimiento de la vision

   El dominio de los descendentes

   Internet

   La religión de Gaia

18. EL DESVELAMIENTO DE DIOS

   La escritura en la pared

   El Yo superman

   El maravilloso yo de la Gran Red de Gaia

   Más allá de la mente postmoderna

   La transformación del mundo y el abismo cultural

   La ética medioambiental

   La intuición moral básica

   Adiós a la visión chata del mundo

PRÓLOGO

Hace seis años, en 1989, emprendí un viaje por todo el país en busca de la sabiduría. En el curso de ese viaje me entrevisté y trabajé con más de doscientos psicólogos, filósofos, médicos, científicos y místicos que declaraban conocer las respuestas a las preguntas que yo me estaba haciendo. En la época en que escribí What Really Matters: Searching for Wisdom in America, me quedó claro que, entre todos ellos, Ken Wilber constituía una categoría en sí mismo. En mi opinión, él es, y con mucho, la voz más profunda y convincente de la recién nacida sabiduría americana.

Han transcurrido ya veinte años desde que Ken Wilber publicara El espectro de la conciencia, un libro, escrito a los veintitrés años de edad, que le convirtió, casi de la noche a la mañana, en el filósofo más completo de nuestro tiempo. El espectro de la conciencia, escrito por Wilber en tres meses después de abandonar sus estudios de graduación en bioquímica, plantea que el desarrollo humano atraviesa una serie de estadios que van mucho más allá de lo que suele admitir la psicología occidental. Sólo atravesando con éxito esta secuencia evolutiva, afirma Wilber, es posible desarrollar primero una sensación de individualidad sana y experimentar luego una identidad más amplia que trascienda —pero también incluya— al yo personal. De ese modo Wilber unificó a Freud con el Buda, hasta entonces separados por diferencias aparentemente irreconciliables. Y ésa no fue más que la primera de sus muchas y originales contribuciones.

El título del libro que hoy nos ocupa es engañosamente frívolo porque ofrece exactamente lo que promete. Abarcando un amplio sustrato histórico —desde el mismísimo Big Bang hasta el baldío del presente postmoderno—, Breve historia de todas las cosas parece dar sentido a los caminos aparentemente contradictorios por los que ha discurrido y todavía sigue discurriendo la evolución —física, emocional, intelectual, moral y espiritual— del ser humano.

Se trata de un libro sobrio y contundente en el que Wilber desarrolla las ideas bosquejadas en sus otros once libros utilizando un estilo sencillo y asequible, el diálogo. El resto de la obra de Wilber requiere, cuanto menos, un cierto conocimiento de las principales tradiciones contemplativas orientales y de la psicología evolutiva occidental, pero Breve historia de todas las cosas, por el contrario, está escrito para un auditorio mucho más amplio, cualquier ser humano que tratando de encontrar la sabiduría en la vida cotidiana quede desconcertado ante la gran diversidad de caminos —a menudo contradictorios— que, asegurando conducir a la verdad, yerran en lo fundamental. A quienes terminen de leer este libro con ganas de seguir profundizando en la obra de Wilber recomiendo encarecidamente la lectura de su reciente Sexo, Ecología, Espiritualidad, un libro en el que explora con mayor detalle y rigor muchas de las ideas apenas esbozadas aquí.

No conozco a nadie que haya descrito de manera más sistemática y comprehensiva que Wilber el camino del desarrollo del ser humano, el camino de la evolución de la conciencia. Y ciertamente que a lo largo de mi viaje conocí a muchas personas que pretendían estar en posesión de una versión particular de la verdad, pero casi siempre terminé descubriendo que sus conclusiones eran parciales y que, si bien daban cuenta de un determinado conjunto de capacidades y de valores, dejaban, sin embargo, completamente de lado a otras.

Como pronto advertirán, Wilber ha adoptado, en este libro, un enfoque comprehensivo y global. En las páginas siguientes descubrirán una visión coherente que integra las verdades procedentes de una amplia y dispar diversidad de campos —como la física, la biología, las ciencias sociales, las ciencias sistémicas, el arte, la estética, la psicología evolutiva y el misticismo contemplativo, por ejemplo— y que también incorpora movimientos filosóficos tan opuestos como el neoplatonismo, el modernismo, el idealismo y el postmodernismo.

Lo que Wilber afirma es que una determinada formulación de la verdad puede ser válida sin ser completa, puede ser cierta pero sólo en la medida en que funciona y que debe ser considerada como una parte de otras verdades igualmente importantes. Tal vez la herramienta más novedosa y potente que Wilber nos presenta en Breve historia de todas las cosas sea la noción de los cuatro «cuadrantes» del desarrollo. El estudio de los centenares de mapas del desarrollo que han bosquejado los diversos pensadores a lo largo de los años —mapas del desarrollo biológico, del desarrollo psicológico, del desarrollo cognitivo y del desarrollo espiritual, por nombrar sólo a unos pocos— llevó a Wilber al reconocimiento de que, muy a menudo, estos mapas estaban describiendo diferentes versiones de la «verdad». Las formas exteriores del desarrollo, por ejemplo, pueden ser valoradas de manera objetiva y empírica pero, como afirma explícitamente Wilber, este tipo de verdad no lleva muy lejos. En su opinión, todo desarrollo comprehensivo también posee una dimensión interna, una dimensión subjetiva e interpretativa que está ligada a la conciencia y la introspección. Pero además, el desarrollo interno y el desarrollo externo, según Wilber, no tienen lugar aisladamente y de manera individual sino que acontecen en el seno de un contexto social y cultural. Éstos son los cuatro cuadrantes de los que hablábamos.

Ninguna de estas formas de la verdad —sostiene Wilber recurriendo, para ello, a una serie de vívidos ejemplos— puede ser reducida a las demás. Un conductista, por poner un solo ejemplo, jamás podrá llegar a comprender la experiencia interna de otra persona mediante la mera observación de su conducta externa (ni tampoco, por cierto, de sus correlatos fisiológicos). Es cierto que la verdad nos hace libres pero sólo si reconocemos la existencia de más de un tipo de verdad.

Breve historia de todas las cosas es un libro que opera a varios niveles. Se trata, en mi opinión, del mapa más exacto del mundo en que vivimos y del lugar que en él ocupan los hombres y las mujeres. Según señala Wilber, la misma dialéctica del proceso evolutivo implica que cada nuevo estadio evolutivo trascienda los límites de sus predecesores pero imponga, al mismo tiempo, sus propios nuevos límites. Ésta es una visión que honra cualquier búsqueda auténtica de una vida más consciente y plena. «No existe ninguna época definitivamente privilegiada —dice Wilber— y todos nosotros seremos alimento del mañana. El proceso evolutivo prosigue su camino y el Espíritu se encuentra en el proceso mismo, no en un lugar concreto y privilegiado del espacio y del tiempo.»

En otro nivel, Wilber nos ofrece, en Breve historia de todas las cosas, una penetrante crítica que nos ayuda a desmitificar y desenmascarar a todos aquellos maestros, técnicas, ideas y sistemas que, prometiendo un camino de acceso a la verdad completa, suelen terminar revelándose parciales, falsos, distorsionados y engañosos. Y también queda claro que, con harta frecuencia, nosotros mismos somos cómplices del engaño. Temerosos de cualquier cambio y con una extraordinaria capacidad para mentirnos a nosotros mismos, somos demasiado proclives a buscar respuestas simples y aferrarnos a ellas como a un clavo ardiendo, lo cual termina estrechando nuestra perspectiva y frustrando nuestro posible desarrollo.

El mensaje de Wilber constituye un acontecimiento infrecuente al que el autor aporta un corazón sincero y un profundo compromiso con la verdad. Su visión se extiende para permitirnos acceder a una imagen lo más amplia posible, pero se niega, sin embargo, a considerar que todos los elementos compositivos son iguales. Wilber, por el contrario, es un especialista en establecer diferencias cualitativas y valoraciones muy sutiles. Y aunque no tema crearse enemigos, es respetuoso con aquellas opiniones que discrepan de la suya. Como resultado de todo ello, Breve historia de todas las cosas irradia una luz muy peculiar que no sólo ilumina las cuestiones fundamentales de nuestra vida sino que también echa luz sobre decenas de temas confusos y de preguntas sin respuesta de nuestro tiempo (como los roles cambiantes de los hombres y de las mujeres, la continua destrucción del medio ambiente, la diversidad, el multiculturalismo, los recuerdos reprimidos, el abuso sexual de la infancia y el papel que desempeña Internet en la era informática, por nombrar sólo unos pocos).

No concibo una forma mejor de introducir a alguien en la obra de Ken Wilber que la lectura de este libro, un libro que eleva el debate sobre la evolución, la conciencia y la posible transformación del ser humano a una dimensión completamente nueva. Y, en un nivel mucho más práctico, este libro evitará muchos pasos equivocados y muchas desviaciones en cualquier camino de sabiduría que decidamos emprender.

TONY SCHWARTZ

ADVERTENCIA AL LECTOR

En Hitchhiker’s Guide to the Galaxy, de Douglas Adams, se diseña un superordenador que debe encontrar la última respuesta, la respuesta absoluta, la respuesta que explicaría por completo a «Dios, la vida, el universo y la totalidad de las cosas». Pero el ordenador tarda siete millones y medio de años en llevar a cabo su tarea, y cuando finalmente responde «42» nadie recuerda ya cuál era la pregunta original.

¡Realmente sorprendente! ¡Por fin se ha descubierto la respuesta última! Y ésa respuesta es tan extraordinaria que inmediatamente se lleva a cabo una encuesta para ver si alguien termina por descubrir cuál era la pregunta original. Muchas son las profundas preguntas que se proponen, pero la finalmente ganadora —aquella cuya respuesta última es: «42»— es ¿Cuántos caminos debe un hombre andar?*

Este libro trata precisamente de «Dios, de la vida, del universo y de la totalidad de las cosas», aunque la respuesta, obviamente, es algo más compleja que «42». Este libro reflexiona sobre la materia, la vida, la mente, el Espíritu y el proceso evolutivo que parece unificar a todos esos elementos dispersos en una misma pauta conectiva.

He escrito este libro en forma de diálogo, en forma de preguntas y de respuestas, muchas de las cuales han tenido lugar realmente mientras que otras han sido específicamente elaboradas para esta ocasión. Las preguntas son absolutamente reales, son las preguntas que la gente ha solido hacerme sobre mis libros, en general, y sobre mi último libro, Sexo Ecología, Espiritualidad, en particular. Pero el lector no tiene la menor necesidad de haber leído ése ni tampoco ninguno de mis otros libros porque, en mi opinión, los tópicos desarrollados aquí son interesantes en sí mismos y no requieren ningún conocimiento previo especializado en estos dominios. (En todo caso, aquellos eruditos que estén interesados en referencias, bibliografía, notas y argumentos más detallados siempre pueden consultar Sexo Ecología, Espiritualidad.)

Los primeros capítulos tienen que ver con el cosmos material y con la aparición de la vida. ¿Qué fue lo que impuso orden en el caos? ¿De qué forma la materia dio lugar a la vida? ¿Qué fuerzas son las que están urdiendo el milagroso tejido de la evolución? ¿Existe acaso un «Espíritu» de la ecología? ¿Fue ese Espíritu el que creó la materia?

Los capítulos intermedios investigan la emergencia de la mente, o conciencia, y en ellos rastrearemos la evolución de la conciencia a lo largo de los cinco o seis estadios principales del desarrollo humano (el estadio de los cazadores-recolectores, el estadio hortícola, el agrario, el industrial y el informático). ¿Cuál era el estatus de los hombres y de las mujeres en cada uno de esos estadios? ¿Por qué algunos de ellos subrayaron la importancia del género masculino y otros hicieron lo propio con el femenino? ¿Arroja esto alguna luz sobre la guerra de géneros de nuestros días? ¿Acaso las fuerzas que operan en la evolución del ser humano son las mismas que lo hacen en la evolución del cosmos? ¿Qué relación existe entre el pasado desarrollo del ser humano y los problemas que aquejan a la humanidad actual? ¿Es cierto que si no recordamos nuestro pasado estamos condenados a repetirlo?

Luego prestaremos atención al dominio de lo divino y a la forma en que puede estar relacionado con las fuerzas creativas de la materia, de la vida y de la mente. ¿Cómo, y por qué, la religión ha dado lugar históricamente a la psicología? En la antigüedad, si usted se hallaba confuso o buscaba la respuesta a sus problemas internos acudía a un sacerdote, mientras que hoy en día, sin embargo, busca la ayuda de un psiquiatra. Y lo cierto es que los sacerdotes y los psiquiatras rara vez están de acuerdo. ¿Por qué? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Es que acaso ambos tienen cosas importantes que decirnos? ¿Tal vez no sean rivales sino primos hermanos?

¿A quién nos dirigimos cuando buscamos la respuesta a nuestras preguntas? ¿Le preguntamos al superordenador de Adams o tal vez buscamos la respuesta en la religión, la política, la ciencia, la psicología… o quizás nos dirigimos a un gurú o a un amigo vidente? ¿A quién confiamos, en última instancia, las cuestiones que realmente nos importan? ¿En dónde depositamos nuestra confianza? ¿Existe algún tipo de relación entre las verdades procedentes de todas estas fuentes o acaso cada una de ellas tiene su propia verdad? ¿Existe acaso alguna respuesta equilibrada y armónica en un mundo tan fragmentado como el nuestro?

Los últimos capítulos del libro tratan del colapso de un kosmos ricamente texturado que ha terminado convirtiéndose en un mundo chato [flatland], un mundo unidimensional plano y desvaído, el mundo desolado y monocromo de la modernidad y de la postmodernidad. Pero no es nuestra intención la de mirar con ojo acusatorio al mundo moderno —un mundo aparentemente olvidado de la mano de Dios— sino, por el contrario, tratar de descubrir en él la impronta del resplandeciente Espíritu. ¿Dónde está Dios y donde está la Divinidad en las aguas cenagosas en las que nos movemos?

¿Cuántos caminos nos quedan todavía por recorrer? Después de todo, debe haber una respuesta a esta pregunta porque la perplejidad sigue anidando en nosotros y la alegría sale a la superficie en el reconocimiento y la liberación del despertar. Y todos nosotros sabemos de ese asombro que nos habla en el lenguaje del Dios interior y que, de un modo inexplicable, nos señala el camino de regreso al hogar.

KEN WILBER
Boulder, Colorado
Primavera, 1995

* Primera estrofa de la conocida canción Blowin’ in the Wind, de Bob Dylan (N. del T.).