Agradecimientos

Este libro le debe mucho a diferentes personas e instituciones. En primer lugar, a Marisol Vera, directora de Editorial Cuarto Propio por invitarnos a formar parte de su catálogo. A las secciones de Sexualidades y Cono Sur de LASA por organizar los paneles de los cuales germinó este cruce de lenguas y disciplinas. A Leila Gómez y Laura Demaría por la generosa inclusión de una versión preliminar de estos textos en la revista Conversaciones del Cono Sur.

A nuestras respectivas universidades y centros de investigación por su apoyo a la publicación de este conjunto de ensayos. Al College of Arts & Sciences de Stony Brook University a través de la Oficina del Decanato, al Departamento de Español y su directora Elisabeth Guerrero en Bucknell University y, al equipo UBACYT coordinado por Mario Pecheny con sede en el Instituto Gino Germani.

A María del Pilar Villanueva Martínez nuestro especial reconocimiento por su impecable corrección de estilo.

***

A la comunidad LGBTQI en el norte y en el sur porque sin sus cuerpos y palabra este libro que habla de amores y política no existiría.

Introducción

Fernando A. Blanco, Mario Pecheny y Joseph M. Pierce

Este libro no auspicia guerras. Pero sí las supone, al menos supone parcelas que no por ser arbitrarias dejan de tener una lógica reconocible. Parcelas nacionales que se reflejan en sobreentendidos, dolores comunes y universalizaciones idiosincráticas: el país trasandino, el país trasandino según la perspectiva del país trasandino, los orientales. Parcelas gran-disciplinares, disciplinares y subdisciplinares que se reflejan en jergas, estilos de escritura, deformaciones y reglas del arte. Parcelas generacionales que se reflejan en memorias y experiencias, en papeles a jugar en las cadenas de las herencias (las cadencias, en su forma abreviada). Parcelas de fidelidades e identidades: la academia del sur y del norte, el activismo del norte y del sur, con sus dedos levantados y sus colas de paja. Parcelas literarias y científicas, sociales y humanas, en castellano o in English.

Las parcelas auspician guerras y auspician libros de edición difícil. La tentación de la edición imperialista es grande, pero mejor dejar que la viajera o el viajero vea a su gusto cómo recorrer el archipiélago o el quilt o el patchwork o el guiso. A diferencia de Rayuela, aquí no se sugieren órdenes, no hemos detectado ninguna lectura masculina o femenina o del género que se transite.

El rejunte de parcelas que forma este libro surge de una coincidencia espacial y temporal en un evento académico, con un marco formal de convocatoria de nombre burocrático: la sección Cono Sur. Que en esta burocracia no incluye Brasil, y no sabemos si incluye o no a Paraguay. La sección Cono Sur de LASA (Latin American Studies Association). No nos une el amor sino la geografía. Y también nos une la sección Estudios sobre Sexualidades. De LASA. O sea sí un poco el amor también. ¿Qué queremos decir con esto? Para editar este libro nos hemos valido de los encuentros internacionales en los que investigadores e investigadoras, activistas, alumnas, alumnos, cineastas, amistades, colegas, amantes –ocasionales y permanentes– se reúnen para compartir (en algunos casos) y discutir (en otros), lo que llevamos trabajando, las inseguridades, las inquietudes. Para concebir y editar este libro nos hemos beneficiado de los privilegios que nos proveen estas reuniones –las que implican muchas de las mismas críticas que se hacen sobre accesibilidad, privilegio, apoyo institucional, políticas antimigratorias, etc.

La primera iteración de este libro, su embrión, fue una mesa académica, la segunda, un breve dossier publicado por la Sección del Cono Sur de LASA. Desde entonces, hemos seguido las conversaciones e incorporado a otrxs participantes. Es importante para nosotros destacar que ha sido un proceso de evolución –de ideas, personal, de amor, y desamor, de escritura y siempre incómodos de disidencia.

En el Cono Sur la sexualidad es política, y la política es memoria y es huella, y de todo hay algo siempre para decir y escribir. Por eso el libro se ocupa de todo eso, entrándole por diversos lados y saliendo o permaneciendo en diversos lados. Cada cual se sentirá más confortable o menos según sus gustos y costumbres. Nadie tiene la obligación de entrar o permanecer donde no le plazca. Quien lee se reserva el derecho de ser admitido y de permanecer.

Uno de los editores trabaja en salud, y se ve acuciado siempre con el tema de los consentimientos informados, que es una suerte de burocratización del lema que dice: quien avisa, no traiciona. Por eso aquí anunciamos los objetivos del libro, cuáles son las vicisitudes más o menos esperables de la lectura de los capítulos, para que quien se adentre en el mismo pueda decidir. Como dicen los textos del consentimiento informado, uno puede interrumpir en cualquier momento, abstenerse y seguir, y reclamar si así lo considera. Los otros dos podrían pensarse culturólogos, uno de ellos activista.

Yendo al punto: la arbitraria parcelación (que es división pero también es ordenamiento) procede por un criterio en boga, el de las pertenencias nacionales. Sin entrar en complejidades innecesarias en este libro hemos intentado no reeditar polémicas decimonónicas alojadas en el sueño de la Alemania finisecular (finisecular de hace más de un siglo). Como tampoco proponer como panacea el afán global multicultural que nos piensa viviendo como comunidades diversas y móviles en tráfico constantes de cuerpos e ideas. Aclaramos desde ahora que para nosotros la nación no es imprescindible para el trabajo activista/intelectual que abordamos, ni para los acercamientos históricos que hemos incluido. Es un artefacto cultural, como diría Benedict Anderson, que podemos utilizar según los factores históricos, ideológicos y culturales que le dieron origen, pero también criticar, especialmente en el contexto de lo que estamos describiendo como derechos y políticas sexuales en la era contemporánea. Valdría la pena pensar, además, de modo transhistórico y transnacional estas políticas y escrituras disidentes. Sin embargo, como muchos de los textos incluidos se remontan a políticas específicas de represión desde el marco de la nación, prácticas artísticas locales y acercamientos ambientados hacia contextos particulares de activismo, la nación es ineludible. Es así que el libro está parcelado en Chile, Uruguay y Argentina. En un orden que no es alfabético ni por sorteo, sino pendular: izquierda, derecha, centro. Áreas, localidades, comunidades. En esta época incierta, época de crecimiento de nacionalismos, de repliegue antiglobalizadora, en esta época de recortes presupuestarios y de la vuelta de los conservadurismos de mano de la derecha en América Latina, nos urge volver a pensar, precisamente, lo que significa disentir al interior de diseños democráticos planteados acorde modelos económicos.

Al interior de esas grandes parcelas tenemos algunas heterogeneidades: epocales (algunos textos se remontan a cien años para atrás, otros son casi coyunturales de hoy), posicionales (desde la academia social o literaria, desde el activismo), disciplinares, y bien enfocados o muy generales. Hay de todo como en botica, como en botica sudamericana, puesto que hay producto globalizado y también preparado ancestral. Ambos de efectos y afectos dudosos, paradojales. Es en esta convergencia de los discursos y las prácticas sobre nación, cuerpo, sexualidad, raza, clase, activismo, academia, se presentan en este libro.

1

Arranca Chile. Claudio Barrientos y Juan Carlos Garrido en “Amores clandestinos: discursos, prácticas y escenarios de la homosexualidad masculina, Chile 1990-2005” discuten al longilíneo país durante su transición democrática en relación con los sujetos queer y LGBT, y señalan paradojas de los posicionamientos de los movimientos por derechos sexuales en clave masculina. Sigue Jaime Barrientos con “Academia y activismo LGBT en América Latina: ¿una relación fluida?” en el que describe –evitando repartir culpas o responsabilidades– los vaivenes de las cooperaciones y desconfianzas entre activismo y academia LGBT en Chile, desentrañando las lógicas de cada cual y los lenguajes que son más extraños en apariencia que en sustancia. La disputa por la palabra autorizada y por los saberes circulantes es algo que tirios y troyanos pueden reconocer, y en la que pueden reconocerse, sin mucha dificultad. Cristián Opazo en “Pedagogía de un bailarín de discoteca: masculinidad y oficio en La huida, de Andrés Pérez Araya” recupera al director y actor chileno en una de sus obras más políticas: La huida junto a la exploración de un momento particular del Chile transicional en el que se conjugan el arte y la epidemia del SIDA, liberando a los discursos de la política y la identidad del sacrosantificado lenguaje neoliberal e institucional de la democracia capitalista. Un texto muy sentido, muy político que nos devela el sentido de comunidad que puede surgir desde una política de la supervivencia en esas circunstancias. Como Kafka y sus precursores, Fernando Blanco en “Memorias y desclasificación: la acción directa de la vanguardia estética y los desafíos a la democracia” nos trae un análisis sobre las dimensiones estéticas y políticas de la desclasificación de archivos, ejercicio que interpela arte y a los sujetos democráticos que lo acompañan con su disenso. El pasado nos dejó hace rato y en este texto Blanco critica la superposición de los discursos de la memoria y el reclamo por derechos sexuales sobre cuerpos y pulsiones que buscan su lugar en lo público. El ensayo recorre el problemático lugar efímero de la intervención, del happening, de la funa para la política y la legislatura contingentes.

2

Sigue el gran país que hoy tiene de todo: aborto, marihuana, matrimonio igualitario, identidad de género, trabajo sexual, dulce de leche Conaprole y a Mujica: Uruguay. En “Avatares de una revolución sensual: Roberto de las Carreras y Julio Herrera y Reissig en los debates novecentistas sobre la sexualidad” Marcos Wasem reflexiona acerca de una revolución sensual, aún pendiente y quizá por eso tan interesante, en la que dos compinches de fines del XIX y principios del XX, Roberto de las Carreras y Julio Herrera y Reissig, azuzaban debates sobre la sexualidad que resuenan hoy en las disputas legales y morales de la jurisprudencia y la cultura uruguayas. Otros debates que Diego Sempol describe y analiza en “La politización de la diversidad: interseccionalidad y movimiento de la diversidad sexual uruguayo”. La clave interpretativa es política en la lectura de los movimientos sociales para el período más reciente. ¿Por qué Uruguay, que queda tan cerquita, logró avances y sigue peleando por otros, en relación con la diversidad sexual y de género?

3

Argentina cierra el libro con una entrada variada a la agenda del libro que entrecruza Humanidades y Ciencias Sociales desde las políticas de los afectos hasta las de los derechos. Martín Boy, Maria Emilia Villalba y Tatiana Maltz en “Sexualidades (i)legítimas: continuidades y rupturas en la relación entre el Estado y las organizaciones de la diversidad sexual. Argentina, 1969-2012” rastrean unos cincuenta años de avances y frenadas, grandes marchas y caminitos, que implican procesos y espacios de represión y de libertad en relación con las sexualidades y géneros no-normativos, hasta la consolidación de las organizaciones LGBT y el reconocimiento del Estado de múltiples derechos para una población históricamente marginada y violentada. Las Marianas, Cerviño y Palumbo en “Los estudios sobre sexualidad en la transición democrática argentina” reconstruyen las mutaciones ideológicas tanto de las ciencias sociales como de los partidos y actores políticos, que en la transición de la dictadura a la democracia política cambia revolución socialista y marxismo por democracia y liberalismo. Estas no son las palabras de ellas, pero dan la idea. Y es en una relación más estrecha con el liberalismo de los derechos humanos que con la justicia y liberación social del socialismo revolucionario que los nuevos discursos y sujetos sexuales emergen y se consolidan. Mario Pecheny en “El papel del amor en el discurso político reivindicativo en sexualidad” plantea también una paradoja que refiere al avance de derechos a través de discursos conservadores. Paradoja tanto sobre el avance como sobre las perspectivas que se abren y cierran. Daniel Link nos lleva devuelta a la literatura con su lectura de Copi en “Copi: la voz (trans) del cielo (latinoamericano)”. Link plantea una lectura del sistema poético del autor destacando las posibilidades de la imaginación en la constitución de órdenes simbólicos que desafían los regímenes de dominación y regulación sociales. Cecilia Palmeiro en su texto “Sobre la correspondencia reunidad de Néstor Perlongher” propone una lectura transversal del proyecto escritural del argentino en el que poesía y política se imbrican mutuamente en el comentario sobre el acontecer de las dictaduras argentina y brasilera. El ensayo aborda el epistolario de Perlongher para pensar históricamente la temporalidad de la obra, la vida, el deseo. Mariano López Seoane en “Las narraciones de la historia: irrupciones queer en el Sur” nos invita a un recorrido sobre el archivo disidente interrogando la solvencia ética con la que relatos, narrativas y proyectos de arte representan a cabalidad las historias de vida de sujetos marginales. Propone el autor una lectura a contrapelo del grupo SUR en su papel germinal de otras iniciativas emancipatorias como las del documental “Putos Peronistas”. Cierra el volumen Joseph M. Pierce con su artículo “Amor, memoria y sentimentalismo en Ser gay no es pecado de Oscar Hermes Villordo” en que explora la autobiografía del autor como “documento de cultura” en clave comunitaria revisando las estrategias afectivas que el sujeto “gay” transita en una subcultura como la de la homosexualidad masculina en el Buenos Aires de la recién recobrada democracia (1983).

Como canta Cazuza, como escribe Ernesto Meccia, el tiempo no para. Estos textos publicados hoy ya están siendo parte de un tiempo que fue, pero que es y será. Las lecturas renuevan los textos, y el público se renueva. Por suerte. Confiamos entonces que estos capítulos van a promover inteligentes y peliagudas lecturas y, por qué no, fructíferas y pacíficas guerras. Algo muy propio de nuestras queridas latitudes.