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TEORÍA GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN

CARLOS TORRES HURTADO

Colegio de Estudios Superiores de Administración

CESA

ISBN Digital: 978-958-8722-10-8

© Carlos Torres Hurtado, 2011

© Colegio de Estudios superiores de Administración, 2011

 Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra

Primera edición: julio de 2011

Corrección de estilo: José Ignacio Curcio Penen

Diseño portada y composición: Proyectos Editoriales Curcio Penen

E-pub x Publidisa

Prohibida la reproducción impresa o electrónica total o parcial de esta obra. sin autorización por escrito

Para Claudia, Mónica, Federico y Catalina

INTRODUCCIÓN

Más de 35 años al frente o como asesor de organizaciones de diferente tipo y tamaño, desde financieras hasta medios de comunicación, pasando por industrias, constructoras, petroleras y otras, aunado a un tiempo similar enseñando temas administrativos, me han llevado a una conclusión: la Administración es una ciencia.

Al hablar de ciencia hablo de método científico, de planteamiento de teorías, de experimentos y trabajo arduo de investigación, de observación profunda de fenómenos y de búsqueda incesante de las leyes que rigen los fenómenos.

Mi profesión original de Ingeniero, me impide buscar la clave del éxito en un recetario de prácticas que han dado resultados puntuales. Las ciencias no creen en ello. Busco las bases teóricas de la ciencia y trato de relacionarlas con la ciencia aplicada que genera tecnologías. Lo que busco es la delimitación del ámbito de la ciencia de la Administración. Identificar las áreas y la temática que le son propias, y organizar el conocimiento de esa ciencia de una manera clara y distinta. Buscar así las relaciones causa-efecto.

Lo he escrito pensando en mi actividad como cabeza de varias empresas y en todos aquellos que se enfrentan a esa tremenda responsabilidad de dirigir organizaciones sin herramientas claras, distintas y probadas.

Igualmente, y sin que sea contradictorio, lo he escrito pensando en mis alumnos de decenas de años de profesor, que estudiaron muchas materias para ser gerentes, sin que se les entregara con claridad lo que constituye esencialmente la gerencia de empresas.

Trato de identificar los autores que han permitido el desarrollo de esa ciencia y los destaco sobre otros autores en ocasiones más populares, pero de menor valor científico en mi concepto.

¿Por qué la ciencia de la Administración es tan joven si los problemas administrativos han existido desde la aparición del ser humano sobre la tierra? ¿Por qué el trabajo administrativo ha sido históricamente, y aún hoy es ocupado por otros profesionales como militares, abogados, economistas, ingenieros, médicos? Con mis alumnos durante varios años investigamos dentro de las 500 compañías más grandes de Colombia, la profesión original del CEO. Nos resultaban entre 25 y 30 profesiones diferentes. Más del 40% de las empresas eran manejadas por ejecutivos formados en algunas de las ramas de la ingeniería. Menos del 30% eran Administradores de empresas de formación. ¿Qué conclusiones se pueden obtener de estos datos? ¿Hay realmente un contenido científico propio de la Administración? O, como acostumbran a responder incluso en facultades de Administración, es un arte o una práctica a la cual se puede dedicar cualquier persona de cualquier profesión si tiene unas competencias mínimas.

Este libro busca responder las anteriores inquietudes y concluye con certeza que la Administración es una ciencia social. El esfuerzo de demostrarlo es lo que el lector va a encontrar y espero que al final comparta conmigo la conclusión reflejada en la definición de Administración planteamos al final.

Busqué la comodidad de la lectura y por ello reduzco las referencias a las que consideré estrictamente necesarias para dar solidez a las argumentaciones. En la bibliografía doy tributo a los autores que han soportado y han sido fuente de inspiración de las ideas que expongo. La mayoría de los ejemplos y casos con los cuales ilustro los temas han sido propias experiencias en las que he participado directamente como directivo o como asesor. Cuando lo considero prudente, omito la identificación de las empresas. Otros son casos del dominio público.

Bogotá, septiembre de 2010.

PARTE I

LA ADMINISTRACIÓN COMO CIENCIA

CAPÍTULO 1

ALGO DE HISTORIA

1.1. Pensadores hasta el siglo XIX

Administrar es una actividad rutinaria del ser humano. Toda persona administra su tiempo, sus recursos económicos, su hogar. La actividad de administrar, por tanto, no tiene ningún misterio ni sofisticación alguna: la ejercen todos los seres humanos desde el comienzo de su presencia en el planeta.

Tampoco la terminología referente al campo de la Administración es compleja. El 100% de la humanidad entiende los conceptos detrás de las palabras dirigir, organizar, controlar, planear, procedimientos, cliente, líderes, gerentes y máximo puede utilizar unas u otras para reflejar el mismo fenómeno. “Vamos a organizar un paseo” significa coloquialmente lo mismo que “vamos a planear un paseo”.

Por ello, no existen pensadores propios del campo de la Administración anteriores al siglo XX. Si queremos forzar algunos aportantes de las hoy llamadas teorías administrativas, debemos tomarlas de otras actividades y disciplinas.

Claramente Platón nos da lecciones de organización administrativa en sus Diálogos. Cómo organizar la sociedad, como dirigirla, quién lo debe hacer, qué cualidades debe cultivar quien dirige. Su discípulo Aristóteles nos dejó clasificaciones de manejo de la autoridad y del poder que han sobrevivido a los siglos. La Democracia, la autocracia, la plutocracia, son diferentes formas de dirigir organizaciones, que aún hoy se detallan en los libros de textos administrativos.

Los grandes generales de la historia como Ciro, Alejandro, Julio César, Carlomagno y, más recientemente, Napoleón o Eisenhower nos enseñan, estrategia, logística, planeación, etc.

Al lado de los señores de la guerra podemos colocar las diferentes religiones. Occidente estructuró sus sistemas administrativos inspirado en la Iglesia Católica la cual es, a su vez, un ejemplo de manejo jerárquico y organización centralizada

Los políticos a través de la historia han aportado al pensamiento administrativo, entre otros, sistemas organizacionales, manejo de poder, liderazgo y motivación de subalternos. Cicerón en muchos de sus discursos puede considerarse un autor de Administración. Lo mismo Carlos V, Luis XIV o Maquiavelo.

Hasta en la literatura encontramos lo que hoy llamaríamos clases de Administración. Desde los clásicos griegos hasta los románticos del siglo XIX pasando por Cervantes han recurrido a ella para hilvanar sus ideas y aportar conocimientos.

La conclusión es que hasta finales del siglo XIX no existen autores propios de lo que hoy llamamos la Administración de Empresas.

1.2. Los administradores anteriores al siglo XX

No existieron pensadores de la Administración. Pero, ¿existieron administradores? La respuesta obvia es sí. ¿Quienes eran? Aquellos a quienes las comunidades u organizaciones les atribuían las funciones de dirigir y organizar a los diferentes grupos.

Los administradores eran por tanto los políticos, los generales, los cardenales, los nobles. Todo aquél que tuviera mando de cualquier orden tenía entre sus funciones la de administrar.

Piénsese en la logística necesaria para que Alejandro Magno recorriera con sus ejércitos desde Grecia hasta la India. Los grandes imperios de la historia como el de los persas, o los romanos, o el de Carlos V, ¿cómo podían mantenerse integrados, cómo se comunicaban, cómo recaudaban los tributos?

Durante más de seis siglos el imperio romano extendió su cultura, su orden, su idioma y su sistema político, a lo largo y ancho de Europa, Asia Menor y el norte de África con recursos tecnológicos mínimos, pero logrando una alta eficiencia para sus objetivos. Definitivamente eran grandes administradores.

Los flujos de comercio requerían sistemas de producción, política de precios, sistemas de almacenamiento, de recaudo de cartera. Los venecianos tuvieron que inventar la contabilidad para controlar el comercio con oriente.

La gran Compañía de las Indias Occidentales, durante siglos organizó, desarrolló y controló unos de los flujos de comercio más grandes que han existido a través de los tiempos. El comercio entre España y sus colonias, superó las distancias que aún hoy son barreras importantes, y la inseguridad generada por los piratas ingleses y holandeses, a la vez que desarrolló un sistema administrativo, de acopio y recolección complejo.

Inglaterra sucedió a España como gran imperio universal lo que la llevó a los confines de Asia, África y América. Su control y su organización muestran hoy vestigios importantes.

Sin duda hubo grandes administradores que manejaron y formaron esas organizaciones sociales, pero no pasaron a la historia como tales.

Si la tarea existió, si fue grandiosa, ¿por qué no se desarrolló una disciplina administrativa como sí se desarrollaron muchas otras disciplinas a medida que la humanidad avanzó y lo requirió? Entenderlo y explicarlo es parte de la tarea de este libro.

1.3. De Hammurabi a Weber

Siglos antes de Cristo existía ya un documento que puede clasificarse como el primer libro de Administración. El Rey Hammurabi, de la primera dinastía de Babilonia, promulgó hacia 1760 a.C. un código que contiene las prácticas para organizar los sistemas de producción y distribución del reino. 282 leyes grabadas en piedra y esparcidas por el Reino para público conocimiento, contienen normas claras sobre precios, salarios, honorarios, responsabilidades, sistema judicial, derechos, castigos y, en general, un ordenamiento básico de Administración pública de los recursos.

Tenemos que dar un salto de siglos hasta el XIX para que aparezca otro autor que con sus escritos, permita dar cuerpo a una teoría consistente de Administración. Max Weber (1864-1920) se convirtió en el padre de la sociología. Analizó los grupos, sus dinámicas y comportamientos. Aunque tuvo intervención en economía, política y otras ciencias sociales, pasó a la historia por sus investigaciones el campo de la sociología, pero, marginalmente, analizó las organizaciones productivas y propuso un sistema de estructuras basado en el principio de especialización y en una clara estructura jerárquica de las organizaciones. Este principio afirma que es más eficiente una tarea si quien la realiza se especializa en ella, y que una empresa es un conjunto de tareas especializadas y relacionadas que se ejecutarán mejor en la medida en que la realicen quienes estén adecuadamente distribuidos en una estructura conocida y se especialicen en ellas. A esas personas especializadas las llamó burócratas, no en el sentido peyorativo que el término ha tomado posteriormente, sino como personas especializadas en una tarea específica. De allí surgió la teoría de organizar las empresas con una burocracia eficiente y especializada.

Este primer esfuerzo por aislar los temas administrativos y profundizar teórica y prácticamente en ellos coincidió con la aparición de otros autores que dieron inicio a una explosión de pensamiento en estos temas como nunca antes se había visto en la historia. Surgió por fin la disciplina de la Administración de Organizaciones como una disciplina particular; y así como extraña su ausencia en toda la historia anterior al siglo XX, sorprende la abundancia de autores, teorías, libros y presencia en la vida de las sociedades modernas. Se cumplen 100 años desde su irrupción en el mundo del conocimiento y desde entonces ha tratado de acelerar su presencia como compensación de la demora en su aparición.

Entender, organizar, clasificar y calificar esta explosión de ideas es el objeto de este libro.

CAPÍTULO 2

CIENCIA O ARTE

2.1. Administración o gerencia

Uno de los problemas a los cuales se enfrenta un estudioso de la Administración es la falta de un vocabulario claro, distinto y propio de la disciplina. La Administración es un campo donde abundan de las palabras equívocas, análogas o similares, que cambian de significado según el contexto donde se emplean o según los autores que las utilizan, si se usan como adjetivo o como sustantivo, si se adoptan académica o comercialmente, si se usan técnica o coloquialmente. Todavía está pendiente el esfuerzo académico para obtener un lenguaje uniforme en la disciplina administrativa. A lo largo del libro identificaremos varias de estas situaciones y propondremos soluciones.

Comenzando por su mismo título, la disciplina que queremos estudiar plantea interrogantes: ¿es este un libro de Administración o un libro de Gerencia? Los más importantes autores usan los dos términos de manera confusa. Las escuelas, se presentan como escuelas de Administración y a los estudiantes se les invita a estudiar Administración, pero también ofrecen cursos de Alta Gerencia y el principal autor del siglo XX, Peter Drucker, tituló su libro fundamental: La gerencia de empresas. En él se encuentra el mejor compendio de los temas de Administración hasta la fecha. Las universidades del planeta ofrecen el MBA, el Máster en Administración de Negocios, como el mejor vehículo para preparar a aquellos que desean llegar a ser gerentes; se habla de teorías administrativas, pero también de teorías gerenciales

La primera respuesta que se podría proponer es que los dos términos son sinónimos, significan lo mismo y con esto, saldríamos del problema. Así, sería indiferente que los autores usaran un término u otro.

Otra alternativa es proponer que el término “Administración” signifique la disciplina teórica que comprende todo el desarrollo intelectual alrededor del tema. La “Gerencia”, entonces, sería la aplicación práctica de las teorías administrativas, el ejercicio de la profesión que surge del desarrollo de las teorías administrativas.

No vemos conveniente la primera solución ya que identificamos realmente diferencias importantes en los dos términos no sólo en su uso real actual sino en la potencialidad futura.

Nuestra inclinación es hacia la segunda solución, no porque tenga unas bases muy sólidas en los autores (todo lo contrario), sino porque la consideramos de mucha utilidad para avanzar en la organización del conocimiento, en su enseñanza y su uso. Trataremos en este libro de ser consistentes con esta orientación en el uso de las palabras Administración como conjunto de las teorías y Gerencia como su desarrollo tecnológico y su aplicación a la vida de las organizaciones.

2.2. Ciencia vs. arte

Una vez la disciplina de la Administración se instaló como disciplina autónoma, se inició una discusión que aún hoy no ha terminado. ¿Es la Administración una ciencia o un arte? Los autores más profundos del tema no se han puesto de acuerdo.

Hermida; Serra y Kastika hacen una buena síntesis de las ideas de los autores tradicionales sobre el carácter de la Administración1.

img2.png Taylor la considera una ciencia.

img2.png Fayol la define como doctrina administrativa.

img2.png Koontz y O’Donnel la consideran un sistema de principios.

img2.png Para Simon es una teoría.

img2.png Para Drucker es la Gerencia.

img2.png Tims la considera una mezcla de arte y ciencia.

 

Adicionalmente los mismos autores la definen como ciencia y técnica.

Se puede agregar que McGregor afirma que es una ciencia aunque luego se corrige según veremos más adelante.

En este libro tomaremos partido y desde el título defenderemos la Administración como ciencia social. Esperamos aportar claridad sobre este tema y por ello profundizaremos en esta discusión.

2.3. características de la ciencia y el arte

Para definir el punto es necesario que repasemos lo que es una ciencia y lo que es un arte con el fin de disponer de una base intelectual común para clasificar la Administración en alguna de las dos categorías.

Hay que partir del principio de que a lo largo del desarrollo humano se han identificado claramente estos dos tipos de expresiones del hombre. Las ciencias y las artes son clasificaciones universales aceptadas como actividades humanas distintas. Nadie discute que la física es una ciencia y que la música es un arte.

Hay palabras que igualmente se relacionan con las anteriores disciplinas como “técnica”, “tecnología”, “artesanía”, pero que no tienen el nivel suficiente para competir la gran clasificación de ciencia y arte.

La artesanía es una forma práctica de expresar el talento artístico a un cierto nivel y con cierto método, pero sigue estando dentro de la categoría de arte.

La tecnología es un desarrollo de principios científicos aplicados para solucionar un problema o permitir eficientemente ejecutar un proceso. Sin duda pertenece al mundo de la ciencia.

La técnica es una forma standard de hacer algo. Se puede aplicar a las artes o a la ciencia. Hay técnica vocal para un cantante y hay técnica para construir una carretera. Hay por lo tanto técnicas para las artes y técnicas para las ciencias. Como muchos otros, como veremos más adelante, el concepto “técnica” es común para las ciencias o las artes.

2.3.1. el arte en su esencia

El arte es la expresión de los sentimientos humanos comunicados a través de un medio con la finalidad de despertar igualmente sentimientos.

Durante mucho tiempo se calificaron los términos de la anterior definición de una forma que la sociedad consideró positiva. Por tanto se consideraba que el arte era la expresión “sublime” de los sentimientos humanos a través de un medio “noble” con la finalidad de despertar “placer estético”.

La evolución y la realidad de la forma como los diferentes medios usados por los artistas para expresarla ante el público obliga a eliminar de la definición los términos “positivos”, ya que hay expresiones artísticas que producen horror, miedo o repulsión, pero siguen siendo expresiones de sentimientos que generan sentimientos. Igualmente, los artistas han buscado múltiples medios de expresarse y por tanto no puede ya hablarse de medios nobles, sino simplemente de medios. Se hace música con un serrucho o se hace escultura con basuras. Así pues, el tipo de sentimientos y medios se ha ampliado, pero la definición básica no cambia.

Lo esencial del arte es la expresión de sentimientos y la forma de comunicar esa expresión para, a su vez, generar sentimientos en el receptor.

El resultado del arte es la obra de arte, la expresión artística lograda en la pintura, la escultura, la música, la arquitectura, la poesía, el drama, la novela y cualquiera otra manifestación artística del ser humano.

El objetivo de la obra artística es la contemplación, dirigida a los sentidos, que genera sentimientos de placer estético o admiración o, como ya se dijo, de cualquier otro tipo de sentimientos humanos.

El método artístico se basa en la “inspiración” que es el momento en el cual en el artista surge la capacidad de expresión de sus sentimientos y le permite utilizar el medio que le es propio para generar una obra de arte.

La máxima expresión artística es la “obra maestra”, que se logra cuando la humanidad reconoce universalmente que el artista y su obra merecen pasar a la inmortalidad trascendiendo los tiempos y la geografía. La obra maestra por definición es única e irrepetible. Cualquier copia o reproducción no tiene el valor artístico original.

El arte cumple así su esencia de ser una expresión humana realizada para la contemplación de los seres humanos.

2.3.2. La ciencia en su esencia

La ciencia es la búsqueda de la verdad, busca explicar el mundo, encontrar las leyes que lo rigen y usarlas para transformarlo.

La ciencia busca la verdad a través del llamado “método científico” que parte de la observación de la naturaleza, del mundo, de la sociedad o de cualquier otro fenómeno. Para explicarse los fenómenos el científico plantea hipótesis, pone a prueba esas hipótesis y si logra probarlas, plantea teorías; cuando las teorías se muestran aplicables universalmente, ha descubierto las leyes que rigen los fenómenos y a partir de esas leyes, utilizando la lógica, deduce nuevas explicaciones a otros fenómenos y repite el proceso inductiva y deductivamente con lo cual va constituyendo una ciencia.

El momento culminante en la labor del científico es por tanto cuando encuentra la “ley” que rige un fenómeno o un conjunto de fenómenos en determinadas circunstancias.

La ley es universal y se aplica sin importar tiempo o lugar; conocida le ley el ser humano a partir de ella, puede predecir hechos y comportamientos.

Descubierta la ley, el científico la aplica y, a partir de ella, ya no solo pretende explicar el mundo sino transformarlo y crear nuevos objetos, que serán todos iguales, o predecir sucesos, en la medida que se apliquen correctamente las leyes que los rigen y las circunstancias estén dentro del campo de las leyes que gobiernan los fenómenos.

El campo de estudio de las ciencias puede incluir tanto los fenómenos naturales como los fenómenos sociales. En el campo de los fenómenos materiales las ciencias que los estudian se consideran ciencias “exactas”, lo cual significa que las leyes que los rigen pueden formularse matemáticamente; aquí la ciencia puede evolucionar en su explicación del mundo y en su transformación con la ayuda de fórmulas matemáticas.

Naturalmente esta visión es muy simple ya que la evolución más actual de las llamadas ciencias exactas incluye elementos probabilísticos en donde la exactitud depende ya no de una cuantificación discreta sino de estudios estadísticos.

Las leyes en las ciencias sociales pueden formularse también de manera universal. Por ejemplo en sicología se puede afirmar como ley universal que todo ser humano desarrolla una personalidad. En sociología se puede afirmar que todo grupo humano tiene una cultura. Sin embargo, si se quieren utilizar formulaciones matemáticas, la herramienta fundamental es la estadística, puesto que muchas de las leyes sociales son válidas estadísticamente a nivel de grandes números pero inciertas a nivel individual.

Tanto en las ciencias exactas como en las ciencias sociales debe distinguirse entre la ciencia pura o ciencia teórica que a partir de un método científico encuentra las leyes que explican y rigen los fenómenos, y las ciencias aplicadas que permiten transformar la realidad y hacer útil para la humanidad el conocimiento teórico. Una cosa es descubrir la ley de la gravedad y otra totalmente diferente es desarrollar la tecnología para construir aviones que, sin embargo nunca hubieran podido existir de no conocerse la ley de la gravedad entre otras.

Una característica importante de las ciencias es el hecho que permiten predecir los fenómenos. En contraste con el arte cuya obra final es impredecible, la actividad científica permite conocer por anticipado el resultado. Si se aplican correctamente las leyes físicas, es seguro que el puente construido para soportar un determinado número de toneladas, las resistirá durante el tiempo estimado.

La predictibilidad en las ciencias exactas es menos clara en las ciencias sociales. Los tratamientos psiquiátricos basados en la teoría y aplicados científicamente producirán los resultados esperados en una comunidad y muy probablemente en cada individuo. El hecho de no producir un resultado esperado en un caso específico no proviene de no tener carácter científico, sino en el hecho de no dominar todas las variables necesarias o de tratar con seres humanos que introducen el factor del libre albedrío, éste sí, totalmente independiente en cada individuo.

2.4. Características comunes a la ciencia y al arte

Una de las razones por las cuales se identifica a la Administración como un arte es porque en ella se destacan características que son comunes a la ciencia y al arte, pero que se le atribuyen al arte o a la ciencia solamente.

Tanto el artista como el científico deben tener vocación para dedicarse a su actividad. Y la pueden ejercer con pasión.

La creatividad es una cualidad humana común a las ciencias y a las artes. Se requiere tanta creatividad para componer la Novena Sinfonía como para diseñar un satélite.

El trabajo serio y sistemático no es característico únicamente de las ciencias. Escritores como Gabriel García Márquez trabajan con un horario y un sistema metódico y minucioso, y también existen científicos estrafalarios que trabajan sin método específico, y artistas cuya labor es caótica.

Se puede ser brillante y tener éxito como artista o como científico, como se puede fracasar en ambos campos. Se pueden lograr grandes obras en el campo artístico, como grandes descubrimientos o productos en el campo científico. Hay genios en el arte y los hay en la ciencia.

Las dos actividades humanas son susceptibles de desarrollar técnicas para su ejercicio. Las dos necesitan herramientas de diferente tipo.

Uno de los aspectos más comentados es el carácter individual de cada caso. Lo cual lleva a muchos a concluir que cuando la respuesta a una situación es específica y diferente a otra similar, estamos tratando de arte y no de ciencia. Esta afirmación es falsa: incluso en las ciencias exactas, cada caso es diferente. La medicina es definitivamente una de las ciencias más desarrolladas y estudiadas, pero cada paciente es diferente y los médicos aplican precisamente todo su conocimiento científico para diagnosticar el estado de cada persona. Las leyes físicas se aplican en cada caso específico. El agua hierve a 100 grados centígrados, en la tierra, al nivel del mar y será diferente a 2.640 msnm y en la luna. La ciencia nos dará la respuesta para esas condiciones y no será la misma para todos los casos.

Una clara desviación del entendimiento de la diferencia entre la ciencia y el arte es la idea ampliamente extendida, en el caso de algunos estudiosos de la Administración, que considera que esta disciplina es un arte porque no se han encontrado formas universales manejo de las empresas. Como no hay una forma común de manejar las empresas se piensa que depende de la “inspiración” o la genialidad, del administrador. Por tanto, concluyen que es un arte, cuando realmente lo que podemos observar es un alto nivel de ignorancia sobre las variables que rigen el manejo administrativo actual.

Algunos presentan el tema como si el arte estuviera en una dimensión inferior a la de la ciencia, e incluso llegan a afirmar que por ahora la Administración es arte hasta que un día logre llegar a ser una ciencia. En el mismo camino están quienes dicen que “todavía” la Administración es una mezcla de ciencia y arte para explicar la incapacidad actual de esclarecer muchos fenómenos administrativos.

Eso sería afirmar que Dante, Horacio, Virgilio, Victor Hugo, García Márquez, etc., fueron artistas porque no lograron ser científicos.

2.5. El método científico en ciencias sociales

Las ciencias sociales por su carácter de ciencias permiten utilizar, para descubrir las leyes que las rigen, tanto el método deductivo como el inductivo.

En el método inductivo se parte de los fenómenos individuales y, a través de la observación y el análisis, se plantean las hipótesis que el científico propone como explicación. Luego, esa propuesta se contrasta con muchos más fenómenos iguales o similares, tratando de aislar las variables que, se supone, hacen parte de la hipótesis. En el campo de las ciencias exactas es mucho más fácil aislar dichas variables puesto que se cuenta con laboratorios para tal fin, aunque la historia ha demostrado más de una vez que en los fenómenos están presentes variables “ocultas”, que sólo se descubren luego de muchos experimentos y análisis. Casos famosos son el descubrimiento de la radioactividad por parte de Madame Curie, o el descubrimiento del efecto no esperado del Viagra, cuando se estaba probando como droga para trastornos cardíacos.

En las ciencias sociales el aislamiento de las variables es más difícil, pero se usan métodos como los de colocar grupos de control no sujetos al fenómeno estudiado.

Si efectivamente se lograron aislar las variables y la hipótesis se comprueba, el científico plantea una “teoría”.

Las teorías se someten a la comunidad científica mundial para que se confronten con los fenómenos estudiados en otros sitios y en otras circunstancias. Si la realidad mantiene incólume la teoría, puede afirmarse que se ha descubierto una ley. Un ejemplo puede ser la ley de la oferta y la demanda en economía.

De las leyes descubiertas se pueden inducir las explicaciones a otros fenómenos, en este caso se está usando el método deductivo. La hipótesis planteada como consecuencia lógica de una ley conocida debe igualmente someterse a la experiencia, ya sea en laboratorio o en la realidad fenomenológica, y continuará el mismo método ya descrito. Un ejemplo sería el estudio de la elasticidad de la demanda en economía, que se deduce de la ley de la oferta y la demanda.

Muchas de las leyes de las ciencias sociales no tienen formulación matemática, sino que se expresan como principios o teorías universales. Algunas han podido llevarse al campo de la matemática, especialmente con el uso de la estadística y la probabilidad. Un ejemplo claro es la investigación de mercados que permite conocer, incluso predecir, el comportamiento de un grupo social, aunque sea imposible predecir el comportamiento de uno de los individuos del grupo.

2.6. Conclusión

Como se ha demostrado, El arte y la ciencia son dos de las expresiones más grandiosas del ser humano. Valiosas ambas y claramente diferentes entre sí. Cumplen distintos papeles en la humanidad y no compiten entre sí ni se subordinan una a la otra. Comparten muchos otros aspectos del ser humano, los cuales per se no hacen parte de lo que distingue el arte de la ciencia.

Una vez aclarados los componentes fundamentales que constituyen una ciencia o un arte, y separados de los elementos que le son comunes a ambas actividades humanas, podemos concluir que la Administración de empresas, no puede, de ninguna forma, considerarse un arte basado en la inspiración como expresión de sentimientos, y menos en busca de la obra maestra irrepetible y ofrecida para la contemplación de la humanidad.

Cumple, en cambio, con claridad, las características de las ciencias sociales en cuanto a través del método científico, busca identificar las variables presentes en los fenómenos administrativos, sus relaciones y por tanto los principios, teorías o leyes que los rigen para hacer que las organizaciones se desarrollen y de manera reiterada logren sus objetivos, no como un acto de genialidad artística, sino como resultado de un proceso diseñado y controlado científicamente. Otra cosa es, como veremos más adelante, que aún no se conozcan todas las variables que están presentes en los fenómenos administrativos y menos sus interrelaciones; o sea que aún exista un alto grado de ignorancia de la ciencia administrativa y de sus leyes.

1 Jorge Hermida, Roberto Serra y Eduardo Kastika. Administración y estrategia, 4.ª ed., Ediciones Macchi. p. 6.

CAPÍTULO 3

EVOLUCIÓN DE LAS CIENCIAS

Para identificar el puesto que ocupa la Administración en el concierto de las ciencias sociales, explicar su origen y el momento en que surge, es importante entender que hay un proceso evolutivo del pensamiento humano que va dando origen a las ciencias.

Tesis fundamental: La humanidad ha evolucionado, y a lo largo de los siglos ha venido descubriendo y estructurando el conocimiento sobre sí misma y el mundo, generando ciencias que surgen de un tronco principal y luego se diversifican.

El ser humano se muestra insaciable en su afán de conocer y transformar el mundo. Como describía Pascal, cada puerta que se abre, cada interrogante que se responde, sirve para plantear nuevas y más amplias incógnitas para el ser humano que se enfrenta a los dos infinitos: el infinito de lo inmensamente grande del universo y el infinito de lo inmensamente pequeño del átomo y, agregaríamos el infinito de su inmensa complejidad individual y social de ser humano. Para ello necesita herramientas y la primera de ellas es organizar el conocimiento, luego ampliarlo y utilizarlo para entender, dominar y transformar su mundo.

3.1. Clasificación de las ciencias

3.1.1. Ciencias exactas y ciencias sociales

Es la división más tradicional. Las ciencias exactas se suponen regidas por leyes universales cuantificables para cada caso individual y se aplican a los fenómenos físicos de la materia y el universo. Las ciencias sociales, por su parte, se aplican a las actividades del ser humano y sus leyes se aplican en muchos casos estadísticamente pero hay incertidumbre en los casos individuales.

Las ciencias exactas permiten predecir hechos con total exactitud: por ejemplo, el punto de encuentro de una nave lanzada desde la tierra con una nave madre que viaja por el espacio. Las ciencias sociales ayudan a entender el mundo del comportamiento humano; entre otras, la sicología ha permitido clasificar las características y tipos de enfermedades mentales y generar aplicaciones que puedan definir, por ejemplo, perfiles de personalidad más adecuados para determinada clase de tareas.

3.1.2. Ciencias especializadas y ciencias integradoras

En su evolución las ciencias se derivan unas de otras. Sin embargo, algunas se dirigen a especializarse en una rama más detallada del conocimiento cubierto por una ciencia más amplia. Son ciencias especializadas. Ejemplo de ello es la medicina que genera ciencias especializadas como la cardiología, la pediatría, la oncología, etc. Otras integran conocimientos de ciencias ya desarrolladas y, por lo tanto, generan una ciencia más amplia. Ejemplo de ello es la misma medicina que integra conocimientos de anatomía, fisiología, electrónica, etc.

3.1.3. Ciencias teóricas y ciencias aplicadas

Las primeras desarrollan y estudian los principios, las leyes que rigen los fenómenos del objeto de la ciencia específica. Su finalidad principal es entender el mundo que estudia. Ejemplo claro de ello son la física o la química. La ciencia aplicada parte de la ciencia teórica y desarrolla tecnologías y técnicas que permiten transformar el mundo circundante. Para el caso, la ciencia aplicada es la ingeniería.

3.2. Desarrollo histórico de las ciencias

Sin pretender ser exhaustivo, el siguiente podría ser un esquema básico de cómo han evolucionado las ciencias en la humanidad:

Ciencia madre: la filosofía; objeto: la sabiduría. Conocer y entender el mundo. Descubrir la VERDAD

3.2.1. Ciencias especializadas a partir de la filosofía

img2.png Ontología: el estudio del ser.

img2.png Antropología filosófica: el estudio del hombre.

img2.png Cosmología: el estudio del universo.

img2.png Teodicea: el estudio del Ser Superior.

img2.png Lógica: el estudio de la forma de búsqueda de la verdad.

img2.png Epistemología: estudio del conocimiento humano.

 

3.2.2. ciencias especializadas a partir de las ciencias filosóficas

img2.png De la antropología surgen la anatomía, la fisiología.

img2.png De la cosmología surge la astronomía, la física, de ellas surge más tarde la química.

img2.png De la lógica y la epistemología surge la matemática.

img2.png De la epistemología, la teodicea y la lógica surge la ética que es el estudio de lo correcto.

 

3.2.3. Ciencias aplicadas integradoras

Ciencias como la ética, la antropología filosófica, la lógica, dan origen al derecho y la política.

Por el camino de la física, la química y la matemática aparece la ingeniería.

De la antropología, la anatomía, la fisiología, surge la medicina.

La medicina y la antropología dan origen mucho más tarde a la sicología.

La antropología, la ética, la sicología dan origen a la sociología.

La matemática, el derecho, la antropología, la política dan origen a la Economía.

3.2.4. Ciencias especializadas

El Derecho da origen a sus múltiples ramas aún hoy en evolución constante: derecho penal, civil, procesal, internacional, etc.

La matemática, da origen a la estadística.

La medicina se ramifica en múltiples ramas ampliamente conocidas.

La ingeniería se sigue ramificando en ciencias de las estructuras, suelos, el espacio, geología, de alimentos, etc.

Cada una de las ciencias tiene su base de ciencia teórica y busca aplicaciones tecnológicas; cada ciencia tiene un objeto que la delimita y separa de las otras ciencias; cuando ese objeto se hace más específico y puntual y al mismo tiempo el conocimiento sobre ello se amplia, nace una nueva ciencia especializada; cuando el objeto es estudiado por varias ciencias y se puede aislar su conocimiento específico al cual además hacen más aportes otras ciencias, nace una nueva ciencia integradora.

Y este proceso evolutivo continúa. El conocimiento humano se expande y se organiza en antiguas y nuevas ciencias. En las últimas décadas hemos visto aparecer y desarrollarse entre otras, las ciencias espaciales, las ciencias de la información y la comunicación y muchas especializaciones. Tanto las ciencias teóricas como las ciencias aplicadas siguen investigando tras nuevos conocimientos y nuevas aplicaciones lo cual permite en la organización del conocimiento que surjan otras ciencias exactas y sociales.

3.3. ¿Y la administración?

Dentro de este panorama de evolución de las ciencias nos preguntamos: ¿cuándo nace la Administración como ciencia? Ya vimos que hasta terminar el siglo XIX aún no existían autores propios de la Administración. Menos, teorías. ¿Por qué no se generó un cuerpo de conocimiento científico delimitado, en un mundo de ciencias exactas y sociales, algunas de las cuales tenían clara relación con lo que hoy llamamos Administración? ¿Por qué si existían problemas administrativos, administradores de hecho, y la actividad era algo natural de la vida de los seres humanos como personas y como sociedad, no se desarrolló antes que otras ciencias, menos o igualmente presentes en la actividad humana? A continuación planteamos nuestra hipótesis para responder estas preguntas y explicar la aparición de la ciencia administrativa.

CAPÍTULO 4

LA ADMINISTRACIÓN NATURAL

4.1. Nuestra hipótesis es que existe una administración natural

Creemos que como los temas administrativos están presentes en la vida ordinaria de todos los seres humanos y sus organizaciones, existen personas con capacidades y cualidades innatas que han podido en el pasado, y pueden aún hoy, hacerse cargo del mundo de la Administración.

Algunas profesiones eran en el pasado y son en la actualidad más propensas a dar oportunidad para que surja esa Administración natural: los militares fueron en una época los administradores naturales de la sociedad; por su parte, los abogados y los políticos históricamente han administrado las organizaciones.

Al surgir la revolución industrial los ingenieros devinieron naturalmente sus administradores.

La Revista Fortune analiza periódicamente el origen de los CEO (Chief Executive Officer) que es el nombre que le dan a las cabezas de las grandes empresas. Esos análisis nos muestran que en un tiempo los CEO fueron los contadores, en otro los químicos, luego los expertos en finanzas, ahora también los expertos en mercadeo.

En el Colegio de estudios Superiores de Administración, CESA, en Colombia, los alumnos de Administración investigaron, durante los años 19952002 la profesión original de los CEO de las 500 empresas más grandes de Colombia. La investigación arrojó un resultado de 30 profesiones diferentes entre ingenieros, economistas, administradores, químicos, contadores, médicos, publicistas, zootecnistas, agrónomos, etc. Una tendencia muy clara mostró que el Gerente General de una empresa era un profesional relacionado con el objeto social de la empresa: las clínicas las administraban los médicos; las constructoras, los ingenieros; las empresas del campo los agrónomos; las de publicidad, los publicistas. Mientras que hoy el 100% de las cirugías las realizan los médicos, y los balances los elaboran y firman los contadores y los planos los diseñan y firman los ingenieros, en esas investigaciones se encontró que sólo el 35% de las empresas eran dirigidas por administradores de profesión. Mientras que las leyes exigen que sólo quienes se han preparado en una actividad, la ejerzan, no es el caso en el campo de la Administración.

Los anteriores fenómenos nos llevan a corroborar nuestra hipótesis. En cualquier empresa quien demuestra capacidades de organización, de liderazgo, o sea, quien posee una “Administración Natural”, aunada a una buena preparación en cualquier campo de las ciencias, más experiencia, más los contactos internos políticos adecuados, puede llegar a ejercer el más alto cargo de la empresa. La Administración natural es esa mezcla de cualidades sumadas a elementos ofrecidos por las ciencias afines y concretados en personas capaces de tomar el mando de los grupos u organizaciones sociales.

Si nuestra hipótesis es correcta se explicaría por qué no hubo ciencia administrativa durante gran parte de la historia humana. La Administración natural cumplió ese papel y satisfizo por siglos los requerimientos de la humanidad en ese campo. Aún hoy sigue siendo ampliamente utilizada.

Como suele suceder en la ciencia, una respuesta adecuada que explique los fenómenos usualmente abre otras inquietudes. Así avanza la ciencia. Si la Administración natural existe y fue capaz de responder las necesidades de la humanidad desde sus albores, ¿por qué en los últimos 100 años todo cambió, y se generó una explosión de pensamiento, autores, escuelas, prácticas, propuestas y explicaciones alrededor del tema administrativo? Más adelante esperamos responder esta inquietud.

4.2. En busca de la piedra filosofal

La clave del éxito. Uno de los negocios más prósperos que permite contar historias positivas, es escribir libros de Administración narrando experiencias que lograron magníficos resultados. En la literatura administrativa de los últimos 100 años son innumerables los libros escritos y editados para transmitir al lector la “clave del éxito en los negocios”.

Esta literatura tiene dos vertientes: la de quienes narran una vida llena de éxitos para ser imitada, como, Mi vida en la General Motors, Mi vida en la IBM, la Guerra de las colas, la Historia de la Occidental, el libro de Sengel, el libro de Bill Gates, etc.

La otra vertiente es la de los eruditos que investigan los éxitos y creen encontrar la “fórmula” que convierte todo en oro. El más exitoso de estos libros fue En busca de la excelencia1 de Peters y Waterman que se convirtió en un best seller más allá del reducido mundo académico y se extendió a terrenos por fuera de las empresas mismas. Tras él vinieron muchos más como Empresas que perduran de Collins, o El ejecutivo al minuto de Blanchard, hasta llegar a Administración para tontos o Las cien formas de ganar dinero fácil.

Todos ellos tienen el mismo objetivo: encontrar la piedra filosofal del mundo empresarial; la fórmula de la riqueza rápida y fácil; el método que lo convierte todo en oro. Basta seguir los consejos de estos genios y la prosperidad vendrá sin lugar a dudas. En este campo se encuentran todo tipo de calidades y presentaciones, desde el charlatán ligero que da consejos elementales hasta el respetado profesor de la mejor universidad que con su libro bajo el brazo dicta seminarios costosos con una agenda congestionada; las empresas ávidas del éxito invierten millones ensayando la fórmula de moda.

Simultáneamente proliferaron las escuelas de Administración, los centros de investigación en las universidades y surgieron autores de honda profundidad que hicieron aportes significativos sobre los cuales estamos basando el presente libro.

Como un tercer pilar en esta evolución histórica surgieron las grandes corporaciones que se extendieron por el mundo y llevaron a algunos a afirmar que la segunda potencia mundial después de los Estados Unidos, en los años 70, la constituían las multinacionales americanas esparcidas por el mundo. Ejemplo estelar de los resultados de la Gerencia de empresas.

Todo esto constituye lo que podríamos llamar La alquimia administrativa. La combinación de ideas, teorías, fórmulas y resultados admirados nos ha traído al momento actual de la disciplina y que podemos llamar, “la era de la alquimia administrativa”, como una referencia la época de la alquimia donde se mezclaban verdades científicas, supercherías, fenómenos religiosos y personajes representativos de cada uno de esos campos. Cuando Mendeleyev planteó la tabla periódica de los elementos y se estructuró la química como ciencia exacta, se acabaron los esfuerzos por buscar la piedra filosofal que permitiría convertir todo en oro. A cambio, nació una ciencia que aclaró las verdades de la materia y permitió al hombre aplicar los conocimientos sobre los elementos de la naturaleza con mejores resultados; así se descubrió la carboquímica, la petroquímica, la energía nuclear, etc., que han sido la base de la gran revolución industrial de los últimos doscientos años.

Este libro es una invitación a abandonar esa tendencia de alquimistas y tomar el camino del rigor científico que nos permite sentar las bases para entender los fenómenos que se suceden en las organizaciones, su complejidad, sus leyes y a partir de ese conocimiento sólido, desarrollar tecnologías que verdaderamente permitan conducir a las empresas públicas o privadas, con o sin ánimo de lucro, hacia la creación de valor y utilidad para la humanidad.

Aceptemos que no existe la clave del éxito en el manejo de las empresas: lo que existe es una ciencia compleja que permite a sus estudiosos identificar las variables y sus relaciones a través de las cuales se puede ir construyendo tecnologías que bien aplicadas permitirá un manejo eficiente para lograr los objetivos de las organizaciones. Esa es la tarea que acometemos a continuación. La exitosa Administración natural que ha predominado hasta ahora, más las buenas prácticas de muchos y las propuestas de los estudiosos junto con el acopio de datos fenomenológicos nos servirán de bases para esclarecer el mundo científico de la Administración y la gerencia.

1 Thomas Peters y Robert Waterman Jr. En busca de la excelencia, 5.ª ed., Ediciones Folio, 1986. Tuvo múltiples ediciones en muchos idiomas.

CAPÍTULO 5

EL OBJETO DE LA ADMINISTRACIÓN

5.1. Las organizaciones

Cada ciencia delimita el objeto de su estudio, o sea la parte del conocimiento humano que le es propio y sobre el cual versará su actividad científica teórica y aplicada, considerada como se ha explicado anteriormente.

Dentro del campo de las ciencias sociales, que abarca todas las actividades humanas, el objeto de la ciencia de la Administración son las organizaciones,o sea, las estructuras sociales creadas por los seres humanos para lograr objetivos públicos o privados. La ciencia de la Administración busca responder una serie de interrogantes como por ejemplo, ¿qué es una organización?, ¿cómo se conforma?, ¿como trabaja?, ¿cuáles son sus componentes?, ¿cómo se maneja?, ¿cómo logra sus objetivos?, ¿cómo se desarrolla?, ¿qué problemas surgen?, ¿de qué herramientas se dispone?, ¿que tendencias naturales se descubren?, ¿cómo usarlas o modificarlas?, ¿existen leyes que las rigen?, ¿cuáles son?, ¿cómo aplicarlas a casos individuales?

5.2. Campo de aplicación para los diferentes tipos de organizaciones

Se puede decir que todo grupo humano que se conforma con un objetivo específico es una organización. Algunos autores limitan el campo de la Administración a aquellas organizaciones de tipo productivo. Sin embargo el producto puede ser igualmente un concepto amplio o restringido. Sin duda una estructura social creada en el marco de la ley para producir y vender automóviles es una organización objeto de la ciencia de la Administración. ¿también lo es un hospital público creado para atender las clases menos favorecidas?, ¿una fundación sin ánimo de lucro para atender huérfanos?, y ¿una ciudad?, ¿un equipo de futbol?, ¿una Iglesia?, ¿una familia? Nuestra respuesta es sí a todas las preguntas anteriores como lo demostraremos en este libro. Una discusión interesante sobre el tema puede encontrarse en el libro citado de Hermida-Serra-Kastyika1.

Muchas organizaciones tienen objetivos diferentes al lucro, algunas tienen objetivos solo morales, otras, objetivos de poder, pero cualquiera que sea el objetivo final de cada organización, la ciencia de la Administración permite aplicar aspectos tales como: eficiencia, creación de valor, eficacia, unidad, normas, procesos, etc. Incluso algunas ciencias pueden ser más necesarias para cierto tipo de organizaciones, como la ciencia militar para un ejército, la sociología para una etnia, la política para un partido. En esos casos la Administración actuará tan solo como una ciencia subordinada, pero igualmente útil y necesaria para lograr los objetivos de la organización. Es interesante anotar al respecto que muchos aportes a la Administración científica han venido de organizaciones no precisamente con ánimo de lucro o dedicadas a la producción de bienes y servicios. Un ejemplo claro es la guerra y sus sistemas de planeación y estrategia.

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