Decididos

Decididos

10 experiencias de vida fuera de un entorno competitivo

Ana Basanta

 

 

 

Primera edición: octubre de 2016

© Ana Basanta

 

© de esta edición:

Editorial Diéresis, S.L.

Travessera de Les Corts, 171, 5º-1ª

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Foto de la autora: Jordi Basanta

 

eISBN: 978-84-943627-9-8

IBIC: VSZ

 

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No debemos tener miedo a equivocarnos, hasta los planetas chocan, y del caos nacen las estrellas

Charles Chaplin

Índice

  1. Decididos
  2. XUAN-LAN TRINH, el triunfo del yoga
  3. ESTER FERRANDO y JAUME CATALÁN, el valor de lo rural
  4. OSCAR VEGA, adiós a la banca
  5. SANTIAGO GONZÁLEZ, timón en mano
  6. MARÍA CARPIO, entre masáis
  7. LUIS MONTALBO, pasión por el motor
  8. PATRICIA PÓLVORA, el sabor de un té
  9. ESTHER GONZÁLEZ, regreso a los orígenes
  10. CAL CASES, una historia colectiva
  11. COVADONGA CHAVERRI, convicción por los derechos humanos

Decididos

Decididos reúne diez historias de personas que, por motivos diversos, han dado un giro a su vida, se han reinventado y se han desmarcado de la opinión mayoritaria. Los protagonistas son gente corriente que bien podrían pasar por nuestros vecinos, amigos o por nosotros mismos y que, en un momento determinado y tras analizar pros y contras, han tomado decisiones atendiendo a lo que ellos querían, fuera de un entorno competitivo.

El porqué, el cuándo y el cómo dependen de cada caso. Cada uno ofrece sus particularidades, un pasado que les ha influido y un contexto que les ha empujado, pero tienen en común que se han escuchado a ellos mismos, que han sido fieles a lo que deseaban y que no ha sido fácil. Han reconducido sus vidas con la intención de mejorarlas, sin esperar el visto bueno de todos y sin justificarse ante el mundo.

No importa tanto si han dado la vuelta al mundo, si se han dedicado a la cooperación, si han dejado un buen trabajo en época de crisis o si han ido a vivir al campo cuando lo habitual es buscar oportunidades en la ciudad. Dicen que su mayor logro es estar en paz con ellos mismos, sin autoengaños. Una sugerencia sencilla más fácil de entender que de practicar.

Más que dar recetas sobre qué hay que hacer, Luis, Esther, Oscar, Patricia, Xuan-Lan, Jaume, Ester, Cova, María, Santi y el colectivo de Cal Cases, lo que hacen es explicarnos con generosidad sus experiencias y retos. Aceptan que el camino elegido no es perfecto y no tienen la seguridad de que vaya a salir bien, pero quedarse como antes no les satisfacía.

Sonríen cuando recuerdan qué les empujó al gran cambio y pierden la mirada cuando se les pregunta cómo les fue. Hubo obstáculos, pero compensan los momentos de encuentro consigo mismos y la conexión con el entorno. Son historias cercanas de gente con la que resulta misión imposible no identificarse, no tanto por su oficio o lugar de residencia, sino por las veces que hemos pensado en dar el salto, y dejar atrás la inercia de la rueda que gira y no para.

Conocerles es contagiarse casi sin pretenderlo de la toma de decisiones. No dan lecciones de vida, al contrario, reconocen sin reparos las contradicciones que les rodean. Por ejemplo, la mayoría de los habitantes de la masía de Cal Cases, que viven en la montaña, proceden de Barcelona, donde solían ir en bici y en transporte público. Ahora necesitan el coche para todos los desplazamientos, lo que contrasta con sus iniciativas de ahorro energético en la casa.

Xuan-Lan, Oscar Vega o Patricia Pólvora, que dejaron empleos seguros y bien pagados, no dijeron adiós a todo, sino que supieron aprovechar su experiencia en el mundo de la empresa para establecerse por su cuenta. Se arriesgaron a no tener nada, pero insisten en que ellos solos no lo hubieran conseguido. Y es que las opciones pueden ser individuales o en pareja, como Ester Ferrando y Jaume Catalán, que durante un año buscaron a conciencia cómo escapar de la ciudad para oxigenarse y reconectar con la naturaleza.

La familia es un factor poderoso, como demuestran Luis Montalbo o Esther González, que en los dos casos decidieron, por motivos desiguales, volver a sus orígenes. Él se marchó de Madrid para establecerse en el Nordeste de Segovia y ella dejó Alcorcón para regresar a Bohonal de Ibor (Cáceres).

Santiago González encarna la aventura por excelencia: construyó un velero para viajar con su mujer y sus dos hijos. Y navegaron diecisiete años. Desde Hondarribia, recuerda algunos episodios más que otros, pero la sensación de libertad en el horizonte se le ha quedado impregnada. Conoció la riqueza y el choque culturales, igual que Covadonga Chaverri en Colombia y María Carpio en Tanzania, adonde viajaron por temas de cooperación y donde encontraron a sus maridos.

La superación, la calma, la decisión y la incertidumbre están presentes en todos los capítulos. La forma como afrontan las épocas de crisis, saber escucharse a uno mismo y elegir a conciencia son aspectos clave para que seguir adelante tenga sentido.

XUAN-LAN TRINH
El triunfo del yoga

Dice sentirse orgullosa de dos decisiones en su vida: la primera es haber seguido a su novio a la otra punta del mundo: de Nueva York a Barcelona, sin conocer el idioma y con tan sólo tres meses de relación. La segunda, años después, es haber tenido el coraje para cambiar de vida profesional: dejó un cargo de responsabilidad en La Caixa para dedicarse al yoga, movida por el deseo de vivir más plenamente. Hoy en día es una profesora reconocida.

 

Xuan-Lan significa Orquídea de Primavera en vietnamita. Nació en 1974 en Roanne, una ciudad cerca de Lyon, y a los tres años su familia se mudó a París, donde creció. Forma parte de la primera generación de inmigrantes nacida en Francia después de la Guerra de Vietnam (1955-1975). Influida desde niña por la cultura confuciana debido al país de origen de sus padres, creció impregnada de la cultura del esfuerzo y de la necesaria educación escolar. Décadas después, recuerda que «el objetivo familiar era encontrar un buen trabajo que ayudara a su vez a una buena integración social en Francia».

Un buen trabajo estable incluía ser médico, ingeniero o economista, y ascender como ejecutivo en una gran empresa. No había otras opciones, o por lo menos no se conocían. Periodista, escritor, artista o empresario no estaban en la lista.

Siguiendo este modelo, Xuan-Lan fue una buena alumna y estudió en una de las universidades más reconocidas de París, la Universidad Paris IX Dauphine, donde cursó un Máster en Ciencias de Gestión, especializándose en Mercados financieros. A mediados de los 90, consciente de que empezaba la revolución digital, hizo el postgrado Diploma de Estudios Superiores Especializados (DESS) de gestión de empresas multimedia. Las expectativas familiares se iban cumpliendo con creces.

Con ganas de descubrir el mundo de Internet en profundidad, en 1998 se trasladó a Nueva York para buscar trabajo en este sector en auge. Los inicios fueron discretos, pero constantes, y dos años después consiguió un puesto como directora de publicidad on line en iTurf, una de las mayores cadenas de páginas web y redes sociales para jóvenes después de MTV.com: «Era una de aquellas start-ups con oficinas increíbles en una torre del distrito financiero de Wall Street, con gente joven con bambas, pizza gratis los lunes y un plan de Initial Public Offering (IPO) para salir en bolsa en menos de dos años y ganar mucho dinero con una empresa sobrevalorada. Estaba en plena famosa burbuja de Internet», explica. El éxito parecía proyectarse sobre iTurf, pero en menos de un año despidieron al 50 por ciento de la plantilla, en tan sólo una mañana, y Xuan-Lan se fue con una caja y sus pertenencias, al igual que el resto de compañeros afectados.

Al poco tiempo comenzó a trabajar en otra start-up, una empresa emergente del ámbito tecnológico, con oficinas más humildes y perspectivas más realistas. Xuan-Lan era la típica neoyorquina veinteañera: empezó a practicar yoga con los amigos, iba al gimnasio, salía a fiestas en lofts enormes de barrios emergentes como Tribeca… Habían pasado dos años desde que llegó a Nueva York cuando por casualidad conoció a Fabien Mollet-Viéville, el hermano de una amiga del colegio. Parisino de nacimiento, nunca habían coincidido en su ciudad natal, pero en Nueva York se hicieron inseparables.

La crisis americana del sector de Internet de los años 2000 continuaba acechando. La empresa de su novio Fabien, otra start-up, cerró. Él decidió que quería regresar a Europa y dejar a un lado el ritmo frenético de la Nueva York en crisis.

Ella le siguió a ciegas, ya que tan sólo llevaban tres meses saliendo. Querían probar la aventura. Tenían diplomas, experiencia americana, motivación, inocencia y algunos ahorros, y así fue cómo Xuan-Lan y Fabien llegaron a Barcelona, con muchas expectativas. No obstante, se encontraron con un mercado laboral poco abierto a los extranjeros sin contrato y una sociedad catalana un tanto cerrada.

La vida cotidiana de Xuan-Lan se centró en asistir a clases de español, ir al mercado, pasear, enviar currículums e intentar conseguir entrevistas. A los tres meses comenzó a trabajar en Iniciativas Virtuales, una consultoría de marketing on line y, en concreto, en la web consupermiso.com. Hacía años que dominaba las redes, e Internet no era un descubrimiento, pero entrar en este nuevo mercado fue como sumergirse en otro mundo. No sabía qué eran Repsol o Movistar, y aprendió, profesionalmente y a nivel cultural. Pronto se acostumbró a desayunar en el bar de abajo el café con leche y a apreciar la gastronomía local.

Xuan-Lan volvía a adaptarse al entorno, pero la crisis americana en las empresas de Internet se hizo internacional y llegó a Europa. Los beneficios de las compañías empezaron a reducirse y los despidos comenzaron a aumentar. De nuevo Xuan-Lan se vio buscando empleo, pero esta vez con un CV más adaptado al perfil demandado en el mercado local.

La contrataron en e-laCaixa, de La Caixa. Comenzó a trabajar en el registro de nombres de dominios, fue responsable de contenidos web y consultora interna web para filiales del grupo, como Servihabitat, CaixaRenting, Finconsum y Banca Privada. Finalmente, pasó a ser la responsable del portal lacaixa.es, con sus sucesivos proyectos corporativos y de rediseño.

Casi doce años después de llegar a Barcelona, Xuan-Lan tenía una vida estable, con un novio al que adoraba y un buen empleo. Era una gran empresa llena de gente joven, cualificada y trabajadora en el sector de la banca y la tecnología. Todo encajaba y cumplía con el modelo profesional perfecto que deseaban sus padres para ella.

La vida social catalana se desarrollaba tanto dentro como fuera de la empresa, creando amistades que todavía perduran. Iba a yoga una vez a la semana en el gimnasio. Después fueron dos veces por semana. Más adelante tres, en un estudio de yoga. Sin analizar conscientemente los beneficios que le aportaba esa disciplina, poco a poco iba reconociendo que era algo más que hacer gimnasia.

Fabien también empezó a aficionarse al yoga. Iban juntos a talleres, cursos y vacaciones de yoga, hasta que decidieron hacer una formación de profesores para profundizar en la parte filosófica y teórica que no recibían en las clases habituales. Durante ese periodo de formación, tenían que enseñar gratuitamente a amigos y familiares y Xuan-Lan comenzó a dar clases a los compañeros de e-laCaixa, combinando así el trabajo intenso diario de ejecutiva de Internet banquera con algunas horas de profesora de yoga por la tarde.

Estaba descubriendo el placer y la satisfacción de dar bienestar a otros con el yoga, cuando le encargaron un nuevo proyecto, la creación del portal CaixaBank.com, en el momento de salida a bolsa del banco. Era una tarea muy prometedora, pero no le motivaba y fue el elemento de activación para el gran cambio profesional, y la segunda gran decisión de su vida. Presentó el proyecto y la dimisión, sin ningún plan laboral de futuro, con la única idea clara de que quería hacer algo bueno y enriquecedor con su vida. Estaba convencida de que no le convenía estar diez horas al día en un despacho delante del ordenador.

Fue así como, después de diez años en el mundo de la banca y el marketing se dedicó a la enseñanza del yoga y, en concreto, del vinyasa yoga, que ella misma define como un yoga dinámico para gente urbana y activa que necesita desconectar de la rutina para conectarse consigo misma.

Los primeros meses como profesora de yoga, ni que fueran unas horas, no resultaron fáciles, pero sí interesantes a nivel personal: «Cuando la situación es crítica y difícil, te descubres nuevas aptitudes, te superas y aprendes a conocerte mejor». En este proceso conoció a Mercedes y Mónica, que tenían un centro de yoga en Barcelona y le propusieron colaborar en un nuevo proyecto de eventos de yoga, un concepto que precisamente Xuan-Lan estaba explorando por su cuenta y en el que coincidieron en el lugar y el momento adecuados.

Los eventos multitudinarios de yoga en entornos urbanos surgieron hace años en Times Square, en el corazón más caótico de la ciudad que no duerme; una idea que a una «yoguini» urbanita como Xuan-Lan le encantó desde el principio, pero le faltaba el apoyo para emprender el proyecto, hasta que conoció a las que serían sus socias. Así nació Free Yoga, una empresa productora de eventos de yoga que organiza clases multitudinarias en ciudades como Madrid, Barcelona y Milán y reúne a más de 3.000 personas en espacios públicos y emblemáticos, al aire libre, como el Arco de Triunfo en Barcelona o la Plaza Mayor en Madrid. Además de la práctica del yoga, Xuan-Lan aprovecha la experiencia del mundo corporativo que tan bien conoce para encargarse de la parte de marketing, web y patrocinios.

En 2014 y 2015 Xuan-Lan tuvo la oportunidad de guiar estas masterclasses ante miles de personas y darse a conocer como profesora y experta en yoga. Desde entonces, da clases cada día y también organiza cursos, retiros y yoga para empresas. Experta en el mundo on line, difunde información en las redes sociales y se ha convertido en una influencer del estilo de vida saludable desde su blog Yogalan, en colaboración con la revista Women’s Health, en el que comparte consejos, opiniones y trucos de yoga. También tiene su canal de YouTube, y aprovecha la repercusión de Facebook e Instagram. Ofrece consejos alimenticios, cómo empezar la meditación, posturas recomendadas o atención a la respiración, entre una gran variedad de propuestas.

Desde Yogalan, Xuan-Lan explica en sus artículos cuestiones cotidianas sencillas como que el yoga no adelgaza, pero puede ayudarte a ser consciente de qué tienes: «¿Qué quieres perder, peso, volumen, tonificar el cuerpo o estilizar la figura?», pregunta. «¿Eres consciente de lo que ya tienes? Quizás un escote bonito, una cintura fina que dibuja una silueta femenina, un cuello largo estilo Isabel Preysler, unas nalgas altas a lo Jennifer López, unos ojos bonitos de gato, unos hombros y espalda hechos para palabra de honor o unas piernas largas de sueca».

Xuan-Lan ofrece ejemplos personales sobre cómo transformar un acontecimiento negativo en energía positiva, como cuando tuvo una contractura en el hombro, lo que le ocasionó cierta frustración por tener que cambiar de hábitos, pero practicó más aperturas de caderas y flexiones, volviendo a las bases del hatha yoga y del yin yoga, una serie de posturas para relajar la musculatura y aportar firmeza y elasticidad. En esa época empezó a salir a correr, primero tres o cuatro kilómetros, y después cinco o seis. Una amiga le sugirió correr en la Carrera de la Mujer, de ocho kilómetros, para apoyar a la Asociación Española Contra el Cáncer en la lucha contra el cáncer de pecho. Y así lo hizo, consiguiendo acabar la carrera sin excesivo esfuerzo, a pesar de la lesión en el hombro, y transformando pensamientos negativos en energía positiva.

Xuan-Lan también habla de sus viajes en el blog y el resto de posibilidades que ofrece Internet, haciendo especial hincapié en los retiros de yoga que conoce en sus salidas, conocedora del aumento del turismo que, además de visitar los lugares más representativos de cada país, busca centros de yoga como guinda del pastel.

Su objetivo es la difusión del yoga y la promoción de la vida saludable como profesora, emprendedora y experta on line. Aprovecha su experiencia profesional en web y marketing, la pasión por el yoga y las ganas de evolucionar en esta disciplina para ofrecer contenido en diversos canales.

Asegura que el yoga es ya un setenta por ciento de su vida. A nivel personal, lo practica y se exige formación continua, además de incorporarlo en las vacaciones y la alimentación y de practicarlo con algunos amigos. En el terreno laboral, da clases, organiza eventos, tiene su blog y las redes sociales… El yoga es sobre todo su estilo de vida, una manera de pensar y actuar que aplica en la vida personal y profesional, y ya no lo puede disociar.

¿Qué le aporta el yoga a Xuan-Lan? Le permite ver más claro qué quiere en la vida; le ayuda a detectar qué le hace feliz, qué le conviene y qué no. «Estoy más conectada con mis emociones y menos acelerada, aunque pueda tener estrés, como todos, y me permite ver si voy en la buena dirección. No es una bola de cristal, pero vivo el presente y defino objetivos a corto y medio plazo».

Se siente afortunada por hacer lo que le gusta y le llena. «No es una coincidencia, es una elección de vida. Me arriesgué renunciando a un trabajo y a un sueldo para llevar una vida más incierta, ya que el yoga no se paga bien en España, pero he trabajado para construir una nueva vida profesional, buscar alumnos, crear nuevos eventos y nuevos conceptos. Más que cortar en seco con el pasado financiero, me muevo fácilmente en ese entorno para buscar patrocinadores. No rechazo el mundo de las grandes empresas, sino que aprovecho la experiencia ejecutiva para conseguir otros objetivos, y no tengo jefes».

Exdeportistas famosos, como futbolistas de primer nivel y sus parejas, forman parte también de sus alumnos. La enseñanza no es distinta porque sean conocidos, y Xuan-Lan ve interesante cómo personas que practican mucho deporte y que tienen lesiones, ya que suelen tener varias en su vida profesional, hacen las posturas y tienen consciencia de su cuerpo. Otro aspecto es la competición, la llevan en la sangre, y les cuesta dejarla de lado y practicar para ellos mismos y aceptar que su mujer lo pueda hacer con más facilidad.

Mi diario de yoga

 

La meditación caminando

Se puede practicar la meditación caminando siempre que tengas que andar, aunque solo sea del coche al trabajo o de la cocina al salón. Siempre que andes hacia algún sitio, deja un tiempo suficiente para practicar; si tardas tres minutos, date ocho o diez.

Puedes practicar esta meditación mientras caminas hacia algún lugar, o puedes dedicar unos 15-30 minutos a caminar por un parque, o en la montaña, en la playa o en tu salón, respirando conscientemente, concentrando tu atención en cada paso lento y estable. No dejes espacio para ningún otro pensamiento que no sea el de estar atento al presente. Esta actividad meditativa requiere calma. Te recomiendo evitar los lugares con mucha animación o ruido, y tampoco se debería practicar si requiere mucho esfuerzo físico. La meditación no es objetivo de máximos sino de humildad absoluta. Es una experiencia que necesita ser abordada sin prejuicios ni exigencias, pero con dedicación, apertura de mente y mucha paciencia.

Consejo: Pruébalo descalza en el césped o sobre la arena; las sensaciones en las plantas de los pies te ayudarán a mantener la mente presente.

Hay algunas diferencias entre la meditación caminando y la meditación sentada. En esta meditación activa se mantienen los ojos abiertos para caminar y tienes que ser consciente de las cosas externas (sol, viento, objetos, sonidos). No estamos retirando nuestra atención del mundo exterior en la misma medida en que lo hacemos cuando estamos llevando la atención plena a la respiración o realizando la práctica de metta bhavana (amor incondicional, explicada en la Semana 4). La gran diferencia es que la meditación caminando es más fácil que una postura sentada, más intensa para el cuerpo. Por otra parte, cuando estamos sentados quietos, las sensaciones del cuerpo son mucho más sutiles y la mente corre un mayor riesgo de divagar, mientras que meditar caminando puede ser una experiencia de los sentidos y del cuerpo, y el movimiento nos trae de vuelta al presente.

 

Y es que, como muestra a diario Xuan-Lan en las redes sociales y en sus clases, la práctica del yoga es posible en múltiples espacios porque el fin, además de posturas que parecen inverosímiles para aficionados e inexpertos, es estar bien con uno mismo, encontrar la calma interior y proyectar energía positiva.