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El camino del Bodhisattva

Desde el inicio de este libro hemos estado estudiando algo llamado bodhicitta. Se dice que Buda estaba sentado bajo el árbol Bodhi cuando alcanzó la iluminación. La palabra bodhi se traduce de muchas maneras, pero básicamente significa «estar despierto». En ocasiones se traduce como «iluminado». Significa un corazón y una mente abiertos por completo, un corazón que nunca se cierra, ni siquiera en las situaciones más difíciles y terribles. Bodhicitta transmite la idea de una mente que nunca se limita a sí misma con prejuicios, parcialidades o visiones dogmáticas que están polarizados en contra de las opiniones de otra persona. No hay límite para el bodhi, para su apertura fluida y que todo lo abarca.

La palabra citta significa «corazón y mente» –ambas cosas a la vez– «corazón-mente», como un todo. De modo que podrías decir que el bodhicitta es un corazón-mente despierto, un corazón-mente iluminado o un corazón-mente completamente abierto. Chogyam Trungpa Rinpoche solía utilizar la expresión «punto tierno» como sinónimo de bodhicitta. Decía que todos poseemos este «punto tierno; todos los seres vivos tienen su ternura». Sin embargo, en cierto modo, nacemos con la sensación de que hemos de protegerlo de los demás. Vivimos en un mundo donde pensamos que necesitamos encogernos y enmascarar esa parte nuestra que es tierna y suave.

La meditación nos enseña a nutrir el punto tierno, a volver a abrir nuestro corazón-mente, a permitir que el amor entre y salga con libertad.

Eliminar las barreras del punto tierno, disolver la armadura que hay a su alrededor, alrededor del corazón del bodhicitta (la cual, en realidad, nunca se cierra), no supone descubrir una respuesta final, una solución final en la vida. Después de todo, la apertura significa que necesitamos estar siempre dispuestos a ser flexibles y completarla a lo largo del camino. Siempre hay espacio para abrir más. Otra definición de bodhicitta puede ser «convertirse en una persona completamente cariñosa». Y personalmente si alguien pregunta: «¿Cuál es el objetivo de la práctica espiritual?», yo creo que al fin y al cabo practicamos, escuchamos todas esas enseñanzas, intentamos llevarlas a cada momento de nuestra vida para poder ser individuos completamente cariñosos. Y eso es lo que necesita el mundo.

Una de las cualidades del bodhicitta es la habilidad creciente de relajarse en la verdadera naturaleza de la realidad, que es incierta e impredecible. La vida es fundamentalmente, desde el punto de vista de una persona normal, insegura. Pero desde el punto de vista de aquel que está cada vez más despierto, ya no lo es tanto. Siempre es incierta, siempre es impredecible, pero decir que es insegura ya no vale porque empezamos a sentirnos asentados y cómodos con la incertidumbre. La meditación nos permite adentrarnos cada vez más en la inseguridad hasta que la convertimos en nuestro terreno. Es tan incierta e impredecible como siempre, pero empiezan a gustarnos las sorpresas. La resistencia al cambio y a la novedad comienza a disolverse. La naturaleza de la realidad es completamente paradójica. No es de esta manera o de aquella, pero sin duda pensamos en visiones opuestas. Concretamos con nuestra mente, porque de ahí viene la seguridad: tomando terreno bajo nuestros pies y diciendo «es así». Cuando se lleva al extremo, se convierte en fundamentalismo. Fundamentalismo significa que te apegas a una visión y que serías capaz de luchar por ella. Es así, y de ninguna otra manera.

A medida que te relajas más en la incertidumbre y en la ausencia de base, descubres que tu corazón se va abriendo en la medida en que puedas adentrarte en las situaciones difíciles. Aunque parezca extraño, siento decírtelo, cada vez ves más el sufrimiento. Si acaso piensas que este es un camino que nos lleva a sentirnos como si estuviéramos en un lugar en el que todos parecemos querubines y tenemos alas y ya no hay dolor alguno, estás equivocado. Por el contrario, empiezas a comprobar que hay sufrimiento en el mundo, y cada vez lo ves más.

A medida que te iluminas, ves cada vez más cómo nuestras opciones perpetúan el sufrimiento. El iluminado desea que toda persona tenga más capacidad de ver qué es lo que intensifica el sufrimiento y qué es lo que lo atenúa. De modo que este trabajo de adentrarse o relajarse cada vez más en la ausencia de base, se convierte en algo que deseas para todo el mundo. Comienzas a oír ese mensaje.

La meditación es un proceso de transformación y no de estar cada vez más establecido en tu camino. Y como ya sabes, a medida que envejecemos, es muy normal que estemos cada vez más establecidos en nuestros caminos. Pero entonces te encuentras con personas que, por alguna razón, se están volviendo cada vez más flexibles y abiertas. ¿Qué tipo de persona quieres ser?

Con frecuencia el momento más poderoso del viaje espiritual es aquel en que el dolor se está haciendo muy intenso, en que sentimos que hemos llegado a nuestro límite y no podemos soportarlo más. Con frecuencia pensamos que la práctica espiritual se trata de liberarse de ese momento, pero en realidad de él surgen todos los patrones de concretar, de agarrar, de enredarse en todos esos hábitos para tratar de tener terreno bajo nuestros pies. De modo que en ese preciso momento podemos hacer algo diferente. Y al hacerlo podemos liberarnos. Hacer algo diferente significa permanecer con ese momento, hablar sobre él en términos de meditación, dejar que los pensamientos y las palabras se vayan y sentirlo, cambiar completamente nuestro punto de vista sobre el dolor y la dificultad y darnos cuenta de que son una ocasión excelente para la práctica espiritual. «¿A eso llamas una ocasión excelente?», dirás tú. Y te aseguro que lo es, porque la idea, hablando en términos sencillos, es que en ese momento o bien te endureces y te reafirmas en el antiguo patrón o bien te relajas y haces algo diferente. Y, con frecuencia, ese algo diferente, tal como he dicho, consiste simplemente en permanecer.

Por tanto, se dice que un gran sufrimiento te trae una gran compasión. Y siempre me ha llamado la atención esta frase porque lo habitual es que un gran sufrimiento traiga mucha amargura, mucha ira, un gran deseo de venganza y un gran endurecimiento. Tú puedes atrapar y valorar un momento de dolor y, en lugar de crear un gran sufrimiento, puede crear una gran compasión. En lugar de endurecerte en la venganza, lloras y comienzas a dirigirte al amor y la amabilidad, hacia ti mismo y hacia los demás. De modo que encontramos el amor en nosotros mismos, ese es el punto. No está ahí fuera. No se encuentra en una relación, ni en tener la relación «perfecta»; tampoco en nuestra carrera, ni en nuestro trabajo, ni en nuestra familia, ni en nuestro camino espiritual. Por otra parte, si empiezas a conectar con el hecho de que tienes ese buen corazón y eres capaz de nutrirlo y despertarlo, todo eso –tu carrera, tu familia, tu camino espiritual, tu relación...– se convierte en el medio para despertar el bodhicitta. Tu vida es eso. No hay otro lugar para practicar.

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Título original: How To Meditate

Traducido del inglés por Rocío Moriones Alonso

Diseño de portada: Editorial Sirio S.A.

Composición ePub por Editorial Sirio S.A.

INTRODUCCIÓN

Vivir plenamente

El principio del ahora es muy importante en el momento de realizar cualquier esfuerzo para establecer una sociedad iluminada. Puede que te preguntes cuál es la mejor manera de ayudar a la sociedad y cómo puedes saber que lo que estás haciendo es auténtico y positivo. La única respuesta es el ahora. La forma de relajarse o de relajar la mente en el ahora es mediante la práctica de la meditación. En la meditación empleas un enfoque imparcial. Dejas que las cosas sean tal como son, sin juzgarlas, y de ese modo tú mismo aprendes a ser.

CHOGYAM TRUNGPA RINPOCHE